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Era pequeño pero bríoso, el hijo de Odin. De cabello rubio, ojos claros y una sonrisa encantadora, todos en Asgard le adoraban (todos aguardaban expectantes volverse sus lamebotas, esperando sus merecidas recompensas por ello) y festejaban sus travesuras.

Bueno, casi todos.

Su padre tenía un amigo y ese amigo portaba siempre un aura tenebrosa. Las personas corrían de su lado, se escabullían por entre los einherjar y Thor no entendía por qué.

De lejos lo observaba, Frigga no permitía que se acercara mucho más. Decía que el amigo de Odin no tenía paciencia con los niños y le gustaba jugar bromas crueles a cualquiera que se le atravesase en el camino, sin importar su jerarquía.

Siempre acompañaba a Odin a cazar y más de una vez sirvió como embajador de Asgard ante otros mundos. Era inteligente, con un máster en Asuntos Externos y podía oler un complot a miles de leguas. Era ciertamente un miembro respetable del Consejo de Odin.

Se llamaba Loki y era hijo de gigantes de hielo aunque él mismo no lo parecía.

Thor quería saber por qué pero nadie supo nunca responderle esa pregunta.

............

Una tarde mientras escapaba de sus clases de historia, encontró el caballo de Loki enganchado a una cerca alambrada con púas por una soga. El animal tiraba desesperado para liberarse pero lo único que lograba era lastimarse más.

Thor era muy pequeño en comparación a la bestia pero quiso intentarlo de todas formas, deshacer la cuerda que la mantenía prisionera.

El caballo relinchó furioso al verlo acercarse e intentó darle una coz en la cara. A él no parecía importarle de quien se trataba.

- ¡Espera! Quiero ayudarte, ¿por qué no te dejas?

Corrió de nuevo a palacio dando muchos saltos innecesarios y fue directo hasta su padre. Él sabía que, sin importar lo que estuviera haciendo, encontraría a Loki junto a él.

Tuvo que esforzarse mucho para llamar su atención, todos se hallaban discutiendo un asunto de economía y Loki sonreía, expectante. El pequeño tiró de su túnica y lo enfrentó.

- Tu caballo está atorado en un alambrado y le duele.

Loki lo miró con intriga, el Odinson apenas pasaba del metro de estatura pero tenía ahora la misma expresión fría y distante de Bohr.

El mocoso quería verse valiente. Él no le tenía miedo a ningún Loki gigante de hielo.

.......

- ¿Por qué tiene ocho patas? ¿Tiene nombre? ¿Se te escapó? ¿Lo dejaste a cargo de alguien? ¿Puede volar? ¿Entiende lo que le dices?

Thor observaba las maniobras de Loki para quitar a su corcel de la trampa, ahora estaba tranquilo al tacto de su amo, hasta se veía normal.

- Haces muchas preguntas, debe ser muy molesto para ti que nadie te las responda.

Por supuesto que lo era pero entonces Thor no quería admitirlo. Él no quería lucir como un niño odioso y malcriado. No frente a Loki.

...........

Después del incidente con Sleipnir, Thor siempre tuvo una excusa para acercarse a Loki y preguntar por él.

- ¿Cómo está hoy? ¿ya comió? ¿lo sacaste a pasear? ¿quieres que lo cuide por ti? ¿quieres que vaya a verlo al establo? ¿es verdad que es tu hijo?

No importaba cuanto le insistiera su madre para que no se acercara a él, Thor quería estar siempre cerca de Loki. Cada vez que lograba arrancarle una respuesta a sus preguntas, lo celebraba. A Loki no le gustaba conversar para hacer sociedad, su lengua viperina estaba entrenada para otras cosas.

El maestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora