Capitulo 4

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7:00 am

Sonó mi alarma la cuál hizo que mi sueño se interrumpiera el la mejor parte. Genial, todo era hermoso, todo era de colores pero gracias al estúpida despertador regrese a mi realidad aunque tampoco era tan mala como para decirlo de tal forma.
Me levanté todo moribundo, incluso con baba escurriendo. Parecía un bebé que había soñado con algo rico o  había dormido muy a gusto.
Comence a preparar mi ropa para a ducharme y despertar al máximo para la escuela. Al entrar como toda persona que al bañarse, mete su celular o su bocina para escuchar musica y bailar al ritmo de ella.

Al terminar mire el reloj y llevaba aún buen tiempo, tenía que salir de casa a las ocho y media; al estar listo, baje con mi mochila y material para luego de cepillar mis dientes y irme directo a la escuela; desayuné un delicioso licuado de manzana con plátano con un pan tostado con mermelada de fresa. Amaba a mi madre pues siempre dormía algo tarde para dejar preparado mi desayuno para la mañana.
Al acabar me dirigí al baño para cepillarme los dientes y mirarme por última vez al espejo.

Me despedí de mi madre y salí un poco a prisa dirigiendome a la parada de autobuses. Al estar ahí, saque mi celular junto con audífonos, comenzando a buscar mi canción favorita "Nothing On you- Bruno Mars". Al subir y tomar asiento me percate que estaba Lily sentada leyendo mientras escuchaba música.
Amaba hacerle maldades a mis amigos, así que me pare de mi asiento y fui cuidadosamente a ella para asustarla pero fue imposible...

- No me espantaras esta vez Allen- Digo mientras seguía consentida en su lectura.

-¡Que!¿Como es que pudiste percatar que era yo?- Dije quedándome quiero tomándome de él tubo que había arriba.

- Tu aroma, la colonia que usas es demasiado fuerte y era más obvio que eras tú, no conozco alguien que tenga el mismo perfume que usas.- Sonrió cerrando lentamente su libro para así mirarme a los ojos.- Es verdad toma asiento.- Río y se movió al asiento de alado para así poder sentarme yo.

- Vaya, si que me conoces muy bien y conoces a la perfección mis colonias.- dije soltando una pequeña risa, asiendo que ella igual riera.

Íbamos platicando tranquilamente en el transcurso del camino, pensando en  que podríamos encontrarnos con alguno de nuestros dos amigos pero no vimos a ninguno de ellos.
Al casi llegar note que Lily se puso algo "rara" era demasiado extraño que ella actuará así de un momento a otro, solo se ponían cuando algo iba mal en su casa o en algún otro problema, a veces no la entendía pero Flavio y yo haciamos el esfuerzo por entender a Olivia y a ella.

-¿Y ya te sientes mejor?- Dijo asiendo sacarme de mis pensamientos.

-¿A que te refieres?- Dije mientras acomodaba mi mochila y mis demás pertenecías para bajar.

-¿A que eres tonto verdad?- Tomo su mochila metiendo su libro. Al parecer estaba molesta pero...¿Que dije para que se pusiera hací?- Pues aún te duele algo del golpe que te dio ese imbecil.

¿Que?¿Acaso ella está actuando así por eso?¿Esta preocupada por mi?

- ¡Oh! Eso.. pues si, ya estoy bien, a comparación de otros días si, ya estoy mucho mejor.- le dedique una sonrisa la cual ella me miró sin decir ninguna palabra.

Sin decir ninguna palabra más bajamos del autobús encontrándonos en la entrada a Olivia y Flavio, quienes estaba hablando. Al percatarse que estábamos ahí, nos sonrieron y saludaron levantando su mano. Al acercarnos, hicimos nuestro saludo de amistad, todo estaba tranquilo pero Olivia y Flavio percataron que Lily tenía algo, que algo no andaba bien con ella. Ambos se miraron y luego me miraron a mi, asiendo me sentir que yo tuve algo que ver con eso.
Los mira y luego mire a Lily quien estaba algo desanimada, no dije nada y solo la abrace por la espalda. La cual ella la asustó un poco pues la había sacado de sus pensamientos. Ella no dijo nada y solo sonrió poniendo sus manos en las mías.
Al parecer ese abrazo le había levantado un poco el ánimo.

Nos despedimos de Olivia y Lily pues a Flavio y a mi nos tocaba juntos en clase de Filosofía.

-¿Que le ha pasado a Lily?¿Porque venía con esa cara de tristeza?- Dijo Flavio mientras caminábamos por la multitud de alumnos.

- No lo se, pero está molesta. Creo que se molestó porque no la entendí en lo que me decía, pero creo que está preocupada por mi, por lo que me hizo tu primo.- dije entre risas y un toque de desánimo.

- ¡Tonto! Sabes que ella siempre se preocupa por nosotros.- Me da un pequeño golpe en en hombro.

- Si eso lo se pero...jamás había actuado de está manera, y menos como hoy lo hizo.- Me desanime aún más pues sabía que había sido mi culpa de que ella estuviera así. Siempre me siento inútil cuando mis amigos están tristes y no logro hacerlos reír ni un poco. Pero me siento pésimo cuando están así por mi. A veces siento que soy una carga para ellos y que solo causo preocupación.

- Alégrate Al, con ese abrazo de oso le hiciste sacar una sonrisa y mostró una cara de alivio.- me dio una pequeña palmada en la espalda haciendo sacarme de mis pensamientos.- Veraz que ya está mejor y entre tú, Olivia y yo la haremos sentir bien.- sonrió haciendo sentirme mejor. No dije nada, simplemente sonriendo como respuesta.

Al entrar a clase, nos dirigimos a nuestro pupitre. Al sentarme saque un pequeño libro de mi mochila, comenzando a leer antes de que el profesor llegará.

-¡Hola!- Escuché la voz de un hombre que me hablaba de el lado izquierdo. Genial, estaba a punto de distraerme un poco pero creo que hoy no sea así. Cerré el libro y gire un poco alzando la vista para poder observar a la persona que me hablaba.
Que en shock al ver qué la persona que me hablaba era David. ¿Acaso no le bastó con golpearme ese vez?

-¡Oye simplemente venía a pedir disculpas por aquel insistente en la hora del almuerzo, no quería que tú salieras dañado.- ¿Que?¿David pidiendo disculpas? Vaya, al parecer no era tan idiota como yo lo imaginaba.

- Esta bien, no hay problema. Agradezco que te hayas disculpado.- Sonreí y no dije más.

- Está bien, agradezco que me hayas perdonado aunque sigo arrepentido por mis actos.- se rasco la cabeza, sin decir una palabra más se fue.

Vaya, era increíble que el chico más odiado y más temido se haya disculpado. Al menos sabe pedir perdón cuando sabe que fue su culpa. Pero vaya, que impresión me ha dado.
Empecé a reírme y sin pensarlo, vi a Flavio la cuál está muriendo de risa, haciéndome señar graciosas y dando a entender que iba a ver amor entre nosotros.

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