El nuevo sol: Atentado

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El cura del pueblo siempre nos decía que la tierra era el centro, el sol y la luna eran los que daban vuelta alrededor de esta, este diseño era el que el señor había creado, pero no hace unos meses atrás había leído la investigación de un tipo llamado Copérnico, el cual había descubierto una verdad, la tierra no era el centro de todo, el sol era el que brillaba en el centro, la tierra daba vuelta alrededor de este y la luna alrededor nuestro. Bueno ahora no me importa eso, ya que he descubierto un nuevo sol que me ilumina con su inmensa y cálida luz, y a pesar de que mi vida se ve envuelta en la penumbra de la noche, mi nuevo sol me ilumina, mi transición comenzó en aquella colorida fiesta.

Estaba sorprendida ya que me encontraba en un palacio tan hermoso como ese, en un evento que nunca estaría presente o no de la forma en que me encontraba, llevando puesto un hermoso y fino vestido que combinaba con aquel majestuoso lugar. El sitio en que me encontraba había sido acondicionado para evento como el que se estaba realizando en aquel momento, el piso en que caminaba era de cerámica rojiza, y parecía que nunca llegaba a un final, las paredes eran grandes y largas y había sido pintadas con el color verde, unos grandes pilares que sostenía un segundo piso y una escalera ancha que estaba alfombrada y que al final se dividía en dos camino, uno a la izquierda y otra la derecha, el lugar, estaba iluminada con grandes candelabros que tenían velas, varias mesas en donde estaban sentados distinguidos señores del país que comían con gran apetito su cena, mientras que en el centro de la gran habitación, se encontraban parejas de invitados bailando al son de una música dirigida por una orquestas contratada para aquella fiesta.

Mientras que la orquesta tocaba una alegre música, y los invitados de la fiesta empezaban a bailar al ritmo que trasmitía el sonido de las flautas, violines e instrumentales que utilizaban los músicos para alegrar el ambiente. La condesa conversaba con uno de sus familiares.

—Muy pocas veces, te veo en estos lugares—El familiar le digo a la condesa y agrego—Además estas acompañada.

—Solo vengo por el cumpleaños de mi querida sobrina—Le respondió la condesa a familiar y presento a su dama de compañía—Ella es Imara es hija de uno de mis cortesano, no creo que sea malo traer a una de mis cortesana preferida a una fiesta, como esta ¿cierto?, un acontecimiento para toda la nobleza, un cumpleaños de una de las más hermosa de las jóvenes de nuestra familia.

—Eso es cierto—Sonrió el familia y agrego—Por cierto, fue un gusto entablar palabras contigo, damas si me disculpan.

El familiar de la condesa se encamino para hablar con otros invitado, mientras que la condesa se sentaba en una de las sillas, la joven Imara preocupada por la condesa le ofreció una copa de vino para que ella se puede relajar, la noble acepto la copa, y tomo unos sorbos del alcohol. Imara se sentó en una silla que estaba al lado de la condesa.

— ¿Cómo se encuentra mi señora?—le pregunto a la condesa y agrego—Parece que no se siente muy bien.

—Gracias por tu preocupación querida, pero el problema no es mi saludo, son los familiares con miradas de serpiente—La condesa agradeció la preocupación mostrada por su amante y agrego—Te doy un consejo, desconfía de las miradas de serpiente, esta te traerán varias desgracias.

"En aquel momento no lo sabía pero la sangre de las engañadoras serpientes, se había colado en varios familiares de mi señora y ella en aquel momento lo había sentido, era por eso que su cuerpo lucia cansado"

—Tía—Las presentes escucharon una voz de chica, y observaron a la dueña de aquella voz, era una joven vestida con un hermoso y elegante vestido.

—Querida sobrina, que grande estas—La condesa se paró de su asiento y se acercó a la muchacha—Vaya, te has convertido en una hermosa mujer.

—Tía, me alagas—La joven agradeció el alago de la condesa, que la abrazo y agrego—Y usted sigue manteniendo su hermosura y juventud.

Lealtad de sangre: Sangre Vieja/ Sangre Nueva. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora