El nuevo sol: Trasformación.

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Corrí lo más rápido que pude, quería evitar que mi señora fuese asesinada, entonces al ver la proximidad que el tipo de la pistola tenía con la condesa, no tuve más opción que abrazar a la condesa y recibir la bala por ella. Sentí como la bala atravesaba y se alojaba en mi cuerpo, casi caí al suelo pero la condesa detuvo cuerpo, ella me observó con una cara de preocupación por lo que me había sucedido.

El ruido del disparo hizo que la orquesta, dejase de tocar su instrumental y los presentes que conversaba alegremente, se callase y observasen una triste escena, una joven yacía en los brazo de una preocupada y triste condesa. El verdadero objetivo era la condesa pero la joven Imara, se había adelantado y recibido el disparo por su señora, la condesa no lo podía creer su amada había sido dañada.

El asesino tiro su pistola y cayó de rodilla, su intención no era matar a una joven humana, su objetivo era la condesa. Erzsébet furiosa por lo que le habían echo a Imara, ordenó a los guardias que arrestar a al ejecutor del disparo, los  guardias se acercaron al tipo y arrastraron al ejecutor hacia la prisión.

—Llamen a mi doctor—El dueño del palacio ordenó a sus sirvientes, y luego le digo a su hermana—Tengo un cuarto que pueden utilizar.

—Gracias—La condesa agradeció la preocupación mostrada por su hermano, y levantó a la joven Imara, apretó la herida para que no sangrar a más y fue hacia la habitación.

El doctor llegó a pieza en donde había acostado a la joven Imara, primero reviso a la joven, luego sustrajo con cuidado la bala del cuerpo, para luego volver a coser la herida y le puso unas vendas, este procedimiento duró unas cuantas horas. Al terminar la operación el doctor le dijo a la condesa, que Imara podía vivir pero por la pérdida de sangre, no duraría mucho tiempo y moriría eventualmente.

—Lo siento, no puedo hacer mucho más por ella—El doctor terminó de hablar con la condesa y le volvió a decir—Solo podemos dejarlo en la manos del señor.

El doctor se fue de la habitación, dejando a una preocupada condesa observando a su amante, y en su pensamiento surgieron varias escena de ella y de Imara, además siguieron memorias de su ex esposo. Al recordar los momento en que ella disfrutaba con su amante, y también los momentos que vivió con su esposo, una lagrima pasó por su mejillas.

«No quiero perderte, no quiero perder de nuevo a una persona amada», pensó la condesa y observó a Imara, la cual estaba inconsciente, pero respirando con cierta dificultad.

El barón Tibor que estaba al lado de la condesa, le palmo el hombro a la mujer como apoyo emocional, ya que podía ver que la condesa estaba sufriendo por aquella.mucjacja recién aparecida en la nobleza.

—Voy a darle el abrazo—La condesa le comentó al barón, mientras apretaba sus puchos y caían lágrimas por sus ojos.
—Espere condesa, no puede convertir a nadie, sin el permiso del señor—Tibor le comento a la condesa.

—¿Qué harías tu, si un ser amado estuviese muriendo ante tus ojos y tu eres su única salvación?—Pregunto enfada la joven al barón.

El barón quedó callado, y miró a la condesa, entendió la pregunta de la condesa, y le permitió proseguir con su plan.

—Condesa, recuerde después de dar un informe al señor y al Consejo—el barón le comento a la mujer.

—Gracias por comprender—la condesa le agradeció al barón la comprensión, mientras que se acercaba al cuello de la joven, abrió su boca y mordió a su joven amante en el cuello y empezó a succionar su sangre.

Después de succionar la sangre de Imara, la mujer se mordió su brazo, y lo estiró arriba de la boca de su amada, la sangre que brotaba de las mordeduras auto infringida de la condesa, cayó sobre la boca de la chica, y después de vertí unas cuantas gotas de sangre la condesa alejo su brazo y espero lo mejor.

Lealtad de sangre: Sangre Vieja/ Sangre Nueva. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora