La Casa Del Barón.

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La condesa y la nueva vampira, Imara, ya se habían subido en el carro junto con algunas sirvientes, el cochero un tipo de vestimenta negra y piel grisácea, agitó las riendas de los caballos, para comenzar el viaje, los caballos, comenzaron su galopar inicial de forma normal, y a cada minuto aumentaba su velocidad. Adentro de la carroza, la condesa le estaba explicando a su joven amante, las etiquetas que debía aplicar en la orden.

—Hay tantas etiquetas, que me siento mareada—Imara le comento ala condesa, mientras trataba de retener lo que le había explicado la atractiva vampira.

—Tranquila, aún tenemos suficiente camino para aprender—Le contesto la condesa a Imara, y agrego con una sonrisa—Ahora enséñame como hay que saludar, cuando te encuentres con el conde.

—Me presento ante usted, Vlad III Tapes, heredero del dragón, vencedor de los otomanos, gran conde y antiguo príncipe de Valaquia, antiguo señor de Transilvania—La joven hizo una reverencia con una cara solemne, y volvió a hablar—Me presento ante usted, mi nombre es Imara.

La condesa sonrió a su querida amante, y le felicito por lo bien que le salió la reverencia, y su presentación, después le acuario la cabeza, le abrazo y le dio un beso en la boca.

—Mi señora, usted da buenas recompensas—Dijo la joven Imara, con una sonrisa coqueta en su rostro, después de recibir el beso de su pareja.

—Doy buena recompensas, pero tus labios conserva su frescura y dulzura—La condesa le dijo a su joven amante, observándola con una mirada de amor.

—Mi condesa, tengo una pregunta—Imara miro a la condesa, y luego a la sirvientas—¿Ellas son como la chica ghoul, que se trasforma en cuervo?.

La condesa sonrió al escuchar la pregunta de su amante, y le contestó que las sirvientas que las acompañaba, no eran ghouls, era más bien cuerpos reanimados, que fueron creadas por experimentos de la condesa.

—Al igual que el cochero—completo la condesa, y agrego—Utilizó a esta sirvientas, cuando tengo que hacer viajes nocturnos o en las noches, cuando la mayorías de los siervos humanos, están durmiendo.

—Veo que usted es muy inteligente—Imara observó maravillada a su pareja, y agrego—Se nota que usted tiene mucho conocimiento.

—Gracias por tus halagos, mi kis vámpír—la condesa le comento a su joven pareja, con una sonrisa en su rostro—Eres realmente tierna.

Las dos se sonrieron y la condesa, le comenzó hablar sobre los miembros de la orden, su historia, y como llegaron ser vampiros, también le explico sobre sus mañas, la joven vampiro, escucho con mucho detenimiento la explicación de su pareja, y después de una larga conversación que duró hasta que llegaron a una gran casa con un hermoso jardín. El plan era descansar, para evitar viajar con el sol, y viajar durante la siguiente noche.

Cuando descendieron del carruaje, el cochero, se encargo de ayudar a las mujeres a bajar, tomando sus manos, como dictaba las reglas del conductor de la carroza, las sirvientes tomaron el equipaje de las chicas, que estaba guardado en un cofre.

—¿Este sitio pertenece a un conocido? —Pregunto Imara a la condesa, mientras observaba la gran casa que tenía frente suyo.

—Si, es de un miembro de la orden, el aún es humano así que no se le permite entrar al edificio o a nuestra reuniones—La condesa le explico a la chica y agrego—Además el tenía un juramento de vasallaje con mi padre, eso lo convierte en mi vasallo, es un barón y se llama Tibor.

Las mujeres subieron por una larga escalera, la cual estaba adornada por jlos lados con jarros hecho con cerámica, que contenía una variedad de flores y plantas, y al fina de aquella elegante estructura, le esperaba uno de los sirviente del barón, el cual estaba bien vestido.

—El señor Tibor, me ha informado sobre la llegada de ustedes—El hombre le dijo a las mujeres y agrego—Damas, por aquí.

—Gracias por su amabilidad—La condesa le comento al sirviente, mientras seguía al hombre y le pregunto—¿Dónde se encuentra el barón?

—El está en su estudio—Le contesto el siervo a la condesa.

Imara miró el hogar del barón, era grande, y tenía una gran anchura, estaba pintada de un color azul, además tenía varios balcones con jarrones que contenían diversas y variadas flores, además el camino desde la escaleras hasta la puerta d ella casa, había un total de treces columnas, siete en el lado izquierdo y ocho en el derecho. Imara se fijo que las columnas aparte de estar adornadas por enredaderas floridas, en la cima tenía tallada las figuras de los signos zodiacales.

«Este tipo le debe gustar, mucho la astrología», pensó la joven Imara asombrada al ver aquellas columnas, y volvió a pensar, «Trece signos zodiacales, parece ser muy importante para el barón, espera, ¿son doce los grandes dominantes en los signos zodiacales, ¿por qué, hay trece»

Después de seguir el camino, llegaron a la puerta exterior de la casa y entraron, Imara, observó el sitio, el lugar estaba completamente alfombrado con un tapiz azul, había una variedad de cuadro que representaban a los anteriores dueño de la mansión, además la casa contaba con una escalera ancha que tenía forma de caracol, también colgaba del techo treces candelabro, solo uno estaba aprendido, la joven visualizo que el candelabro aprendido, tenía un cristal en forma de león colgando.

«Ya entiendo, estamos a cinco de agosto, en la astrología significa que estamos en el dominio del león», pensó Imara y volvió a pensar, «Por eso el único candelabro aprendido, es el del león, pero aún tengo esa duda del treceavo zodiaco»

La joven Imara decidió no dar más vuelta a esa duda, y preguntarle a la condesa sobre el tema de los zodiacos, cuando estuviesen solas. Al llegar a la habitación que le correspondía a las chicas, el sirviente se despidió de ellas, y se alejo, dejando a las mujeres, las cuales entraron a su pieza y la observaron, para la condesa el cuarto era normal, pero para la joven recién convertida, era un sitio lujoso, incluso salto a la cama y probó lo suave del colchón.

—Que bien, esta cama está muy cómoda—Imara, comentó mientras movía sus pies con felicidad.

—Me encanta cuando estas feliz—La Condesa se sentó al lado de la chica, y con una sonrisa le acarició su cabeza—Tu cara de ve tan hermosa, así.

—Rayos, ya estoy muy avergonzada por sus palabra—La joven Imara bajó su cabeza, y luego observó a la condesa—Condesa, tengo una duda, me di cuenta que el barón de la casa, le gusta los signos zodiacales, por las columnas y por los candelabro, pero tiene trece, realmente ¿cuántos signos son?

La condesa emitió una carcajada al escuchar la pregunta de su amante, y luego le contestó que él barón, no era muy creyente de los signos zodiacales, y lo que realmente sucedía, es que los ascendiente del dueño de ese hogar, era los obsesionados con el zodiaco, y que el barón, solo mantenía esto por tradición, también le comento que eso del tercer signo, era por un debate antiguo de ellos astrólogos, había veces que se incluía este signo a otras veces que lo sacaba.

—La razón del tercer signo, es que las veces que se agregaba el oculto al zodiaco, en este lugar es tomado en cuenta, pero cuando se quita, no es utilizado—Le terminó de explicar la condesa

—Es algo confuso—Imara le comento a la condesa.

—Si, es confuso—Le sonrió la condesa a la chica y agrego—Pero, no tomes importancia al tema, por ahora solo prepárate para descansar, mañana tenemos un largo viaje.

Imara afirmó con su cabeza y sacó del baúl, su camisón para dormir, se lo puso y se acostó en la cama.

—Buenas noche—Se despidió la joven Imara, antes de cerrar sus y quedarse profundamente dormida.

La condesa que ya estaba acostada, observó a su amor con una sonrisa, y luego se quedó despierta un rato, pensando en el atentado que había sufrido durante la fiesta, y como este había afectado la vida de su querida y jovial amante. La condesa en realidad ni quería convertir a Imara en vampira, ya que consideraba que era quitarle la libertad de elección a la chica, pero tuvo que hacerlo, ella estaba desesperada y no quería perder a su amada, por su culpa.

«El barón me comentó sobre personas que estaban en mi contra, pero eran miembros de la orden la mayoría son vampiros, y el tipo que disparo, era un humano», pensó la condesa, y luego se pregunto, «Entonces, ¿qué relación tiene ese humano con los miembros de la orden?»

La condesa trató de encontrar alguna explicación, pero por más que lo pensaba ella no podía encontrar la respuesta.

«Tal vez hay alguien que lo utilizó para acabar conmigo» Teorizo la condesa, y luego de suspira profundo decidió no darle más vuelta al asunto, y se quedó dormida.


Lealtad de sangre: Sangre Vieja/ Sangre Nueva. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora