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Chile puede controlar los temblores de su cuerpo a voluntad por lo que a veces Rusia le dice que es como un vibrador.
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El ruso estaba acostado junto a su prometida viendo una película al azar, hace muy poco el bebé se había dormido por lo que esperaba que no despertará hasta dentro de unas horas.
La chilena por su parte se encontraba dándole pequeños mimos en su pecho cosa que al más alto le agradaba pero desde que estaba embarazada no habian tenido relaciones cosa que frustraba a la latinoamericana.
Lentamente comenzó a bajar su mano por su abdomen, acariciando cada uno de sus duros abdominales.
Delineó estos con la punta de su dedo en lo que besaba su cuello de forma juguetona, el soviético rápidamente miro a su pareja con curiosidad y de sentó en la cama observandola.
—¿Qué pasa?¿No quieres que nos demos cariñito? -Preguntó la chilena con un suave puchero en sus labios, el cual rápidamente fue besado por el ruso.
—No es eso cariño... Solo que... Llevamos tantos meses sin hacerlo que temo hacerte daño -Confeso el tricolor con algo de vergüenza.
Ante la respuesta del soviético soltó una suave risita, su pareja podía ser tan tierno en ocasiones.
—Cariño, ¿Enserio crees que podrías lastimarme? Me has metido "la madre Rusia" incontables veces y no siempre has sido suave, así que no tengas miedo en dañarme, ¿Sí? -Dijo acariciando sus mejillas con ternura en lo que dejaba un suave beso en su cuello seguido de una suave mordida.
Este ante la acción de su futura esposa soltó un gruñido, bajo su mano hasta el trasero de la contraria y amasó éste, poco a poco metiendo sus manos en el pijama de su pareja, dejando tocar la suave piel de esta y también acariciar la base de la cola de la chilena, quien no tardó en retorcerse y soltar suaves gemidos.
—Y-Yapo Rusky... Sabes que esa parte es sensible...-Murmuró la sudamericana entre suaves jadeos ya que el euroasiático en ningún momento dejo de tocar su cola, solo que ahora no solo tocaba aquella extremidad adicional, sino que había metido una de sus manos en sus bragas, acariciando sin pudor alguno su clitoris.
—Claro que lo sé, mi amor... Por eso lo hago...-Le contesto con voz ronca, o diablos, el ruso era como porno con patas, su complexión, su voz, sus gestos, todo él. Y vaya que el soviético sabía como excitar a la chilena solo con pocos gestos o acciones.
Poco a poco los movimientos de la mano del mayor fueron acelerando causando que la de cabellos castaños se arqueara y apretara las sabanas de la cama en lo que trataba de regular su respiración por el placer que estaba sintiendo en su parte baja con el entrar y salir de los dedos de su pareja.

Lentamente quito la mano deleitándose con los jugos dulces de su amada, está por su parte no hacía mas que verlo sonrojada y darle un pequeño golpe con su cola.
Este no hizo más que reírse y quitarse la playera dejando ver su bien trabajado torso además de las cicatrices que estaban presentes por su cuerpo, cosa que le hacía lucir más sexy, tomó los tobillos de la más baja y la jaló con suavidad debajo de él, quedando indefensa ante el ruso.
Poco a poco comenzó a dejar suaves besos por su cuello mordiendo este de paso, levantó la camisa de la chilena dejando a la vista sus pechos, los cuales no tardó en llenar de besos ni mucho menos chupar, jugando ocasionalmente con tus pezón.
—R-Rusia...A-Ah...-El nombre del soviético salió con gracia de sus rosados labios de su pequeña pareja causándole una sonrisa al contrario.

Luego de una intensa sesión de caricias de parte del ruso, ambos estaban desnudos sobre las blancas y suaves sabanas de la cama que ambos compartían.
Un pequeño gruñido brotó de los labios del más alto al sentir como la pequeña mano de su pareja acariciaba su miembro sin pudor alguno, causando que este solamente dejara que siguiera con sus acciones tan placenteras en lo que él se dedicaba a morder la suave piel de su novia, dejando marcas moradas.
Poco a poco la chilena fue "ganando terreno" hasta que estuvo sobre el ruso rozando su entrada húmeda contra su pene a propósito, viendo cómo su pareja soltaba jadeos y gruñidos meramente placenteros. Le gustaba mucho ver a su novio en tal faceta por lo que metió su miembro palpitante en su interior, provocando que ambos soltaran un gemido casi mudo.
Se quedaron un tiempo en aquella forma, soltando pequeñas risas de complicidad antes de darse un profundo beso, que iba aumentando cada vez más y más de intensidad, agregando una pequeña guerra entre sus lenguas, los jadeos y gemidos comenzaban a hacerse presentes en la habitación al igual que el casi insonoro sonido que producía el choque de sus pieles.

Las embestidas no tardaron en hacerse presentes y la chilena estaba más que complacida de volver a sentir nuevamente el pene de su pareja después de meses sin poder tener actividad sexual, todo ese placer acumulado hacían que la chilena comenzará a "temblar" provocando que el ruso jadeara al sentir como las paredes de la feminidad de la latina "vibraban", no sabía como es que la más baja aún pese a que ya llevaban casi 12 años conociéndose aún tenía cosas nuevas con lo cual sorprenderlo.
No tardó nada en dar vuelta la situación y ser él quien dominará la situación, una pequeña risa se escuchó pero no tardó en ser reemplazado por un gemido debido a la profunda estocada que dio el soviético.
Los movimientos del ruso eran rápidos, algo bruscos y profundos, casi haciendo que la chilena no pudiera hablar, la espalda del ruso estaba completamente arañada, de arriba abajo habían líneas en un tono rojizo (más rojizo que la piel de este men). Sin mucho esperar colocó las piernas de la chilena en sus hombros provocando que tocará el punto G de la chilena quien parecía que estuviera teniendo un terremoto de tanto que temblaba.

El moviendo errático de las caderas del soviético hizo que Chile se corriera, apretando el miembro de su pareja quien se corrió momentos después de ella.

—Vaya...-Fue lo único que logró el ruso antes de soltar una risa ahogada y abrazar a la chilena con cariño dejando un pequeño beso en su cien.
La chilena abrazó el cuerpo fornido de su pareja y dejo pequeños besos en cada una de las marcas que tenía el ruso en su cuello, clavículas y pectorales.
Aquel romántico momento fue interrumpido por el sonido de algo rompiéndose, y no era nada menos que los mástiles de la cama.
Aquel ruido tan fuerte y ensordecedor despertó al pequeño Nikolai, quien hasta esos momentos estaba dormido, tenía el sueño pesado de Chile sin duda.

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¿Qué les pareció? Este es el primer lemon de dos, o tal vez tres que tengo pensados en escribir.

Headcanon's Ruschi (+OneShots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora