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Sebastián se la ha pasado toda la mañana pensando si es buena idea ocultarle a Daniel sobre lo del chófer y lo que descubrieron las mellizas. Era un tema delicado y sin mencionar que estaba entre secirle la verdad a su amigo y posiblemente ganarse el odio de las niñas o ocultarle laverdad a Daniel y qué también lo odié para toda la vida; si, ningún lado le beneficiada de manera positiva.

—¡Dios! ¿Qué hago? ¿Debería traicinar a alguno?— Se preguntaba a él mismo con desesperacion.

Estaba perdiendo la cabeza y la paz mental. Necesitaba decirle a alguien y que le dieran un consejo, y urgente.

—¿Qué te ocurre ahora?— Se escuchó una segunda voz, proveniente desde la entrada de su cuarto, era su hermano.

—¡No me vuelvas asustar asi! Casi me matas de un susto— Reclamó el menor mirando mal a su hermano mayor, pero rápidamente su expresión cambió. —¡Claro! ¡Tú vas a ayudarme!—

—¿Pot qué presiento que estás es un serio lio?— El mayor miró seriamente a su hermano menor.

—Tengo un lio en la cabeza, y necesitó un consejo—

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—¿Has descubierto algo?—

—Nop, eso lleva tiempo, lo estoy haciendo lo más rápido posible—

—De acuerdo, entonces te dejó continuar con lo tuyo—

—Adiós baboso—

La videollamada fue colgada por el ojimiel.

—Ahora....¿No dejé mi mochila?— Se pregunto a si mismo mientras buscaba por todos lados.

Si, tal vez Daniel debería tener más cuidado de donde deja sus cosas. No vaya ser que un día de estos pierda la cabeza por distraído.

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En Oaxaca, dos niñas de cabellos castaños, uno rizado y el otro lacio; se encontraban jugando en la sala de juegos de la disquera a la su padre pertenece.

—A que te ganó a la cuerda— Reto la chica de cabellos lacio a su hermana melliza.

—Sueñas Isabella, tú nunca me has ganado en la cuerda y no lo harás— Río la rizada, más fuerte su risa al ver el rostro ofendido de su hermana. —Pero si quieres apostar, pues bien—

—La ganadora será la que pide el postre hoy—

—Bien, es un trato—

Y así empezó una tarde de revancha por parte de Isabells, ya quería ser la gaandora.

—Niñas, hora irnos a casa— Ari llegó al cuartobde juegos  donde estaban sus dos hijas. —¿Qué hacen?—

—Nada importante papi— Contestó Isabella con un leve puchero.

—Dejen las cosas en su lugar y vámonos—

Las dos pequeñas obedecieron a la orden, luego volvieron con su padre.

—¿Cómo te fue, papi?— Preguntó Laura, ella más apegada a papá Ari.

—Bien, les contaré todo en casa, pero ahora necesito que me digan que quieren para el postre de hoy— El rizado miró a ambas niñas.

—Sabes papi, que Isabella escoja el postre de hoy—

La antes mencionada miró sorprendida a su hermana, ambas se regalaron una sonrisa. Al menos se tenían a ellas.

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La noche había llegado para la Ciudad de México y padre e chijos se encontraban cenando y hablando sobre su día de hoy.

—¿Y como te fue en el colegio?—

—Bien, ¿Puedes creer que las clases de deporte lo hacen en un salón? En mi antigua escuela lo hacen en la cancha de fútbol— Contaba con la admiración que tendría un niño de 5 años. —Y la sala de sistemas es enorme, incluso más grande que mi cuarto—

—Veo que te está gustando el colegio, eso me alegra—

—Si tal vez un poco, pero le jace falta algo para ser igual de cool que mi antigua escuela....— Esa alegría fue reemplazada por una tristeza en su mirar.

—¿Y qué tal si vamos de visita este fin de semana?—

—¿¡Enserio!? ¿Pero no sería muy rápido? No hace mucho llegamos a la ciudad—

—Te dije que iríamos de visita en cuanto pudieramos—

—Neta, gracias pa'—

La comida siguió con tranquilidad, hasta que Daniel rompió ese silencio.

—Oye pa', ¿Puedo preguntarle slgo?—

—Si claro—

—Ehm....se que es un tema delicado pero.....¿Por qué tú y papá se divorciaron?—

La expresión de su padre le dio a entender que era algo que no quería recordar.

Ese momento un poco incómodo fue interrumpido por el celular del menor.

—Una videollamada de Sebastián, le contestaré en la sala—

Se retiró del comedor, dirigiéndose a la sala.

—Ehm...hola Daniel—

—Hola, que nueno que llamas, tengo que decirte algo—

—¿Enserio? Yo igual, empieza tú—

—Bueno....¡Iré de visita este fin semana!—

—Oh...ehm....que padre, aquí te espero, adiós—

Oye, pero....—

La videollamada fue colgada sin poder dejar a Daniel terminar de hablar.

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—¿Enserio Sebastián?—

—¿Qué? Entre en pánico, no pude, no pude decirle—

—Ahora que viene de visita debes decirle, y no solo hablo sobre el tema del chófer y las mellizas—

El menor miró a su hermano mayor, bajo la mirada con tristeza al saber de que hablaba. Pero hablar sobre eso no le gustaba al más pequeño.

Operación Aristemo [Reescribiendo] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora