Capítulo 8

12K 1.2K 149
                                    

Al día siguiente Lena pidió a Jess algo de descanso. Necesitaba no ir a la oficina durante mucho tiempo y quería aprovechar la noche de juegos con tranquilidad y sin preocupaciones de "tengo que ir mañana al trabajo". Después del intenso viaje de negocios se debía unas merecidas vacaciones, aunque solo fuesen tres días.

En pleno combate, Kara dejó a un lado sus pensamientos de esta noche y se concentró en el alienígena pesado que tenía delante. Por una vez en la vida pensaba que no iba a ver personas peores que Lex, pero el cambia-formas le estaba sacando de sus casillas. No paraba de irse de un lado a otro cambiándose con el rostro de otras personas, pero parecía principiante porque solo se cambiaba la cara; el cuerpo lo mantenía. Y cuando por fin lo atraparon, miró el cielo atardecer.

—Kara, aún no hemos terminado —le llamó la atención su hermana.

—Quiero irme ya, tengo que arreglar el apartamento... ¡Krypto siempre lo deja hecho un asco! —protestó.

—¿No le habías enseñado ya?

—Cuando estoy en casa, sí... Pero cuando me voy... Es peor que un niño, pero lo quiero con locura —suspiró resignada.

—Está bien, nos vemos luego —Alex rodó los ojos.

Cuando llegó a su apartamento, para su sorpresa, no estaba tan demacrado como creía. Solo un par de mantas en el suelo. Se agachó para felicitar a Krypto acompañado de unas chucherías y este las aceptó con gusto. Y luego, ladró. Y ladraba sin parar.

—¿Qué ocurre, Krypto? —le acarició la cabeza, pero no paraba—. Me estás asustando —y siguió ladrando—. Krypto, por favor —le revisó con los rayos x y no tenía nada—. Cariño, dime que pasa, ¿por qué ladras así? —su corazón empezó a latir deprisa—. Tengo que llamar a Lena.

Y paró de ladrar. Kara se volvió con la mirada daleada y con el ceño fruncido. Se agachó nuevamente y miró que Krypto estaba como si no hubiera hecho ningún ruido.

—¿Lena? —ladró—. Es por ella... —apretó los labios y se levantó—. No sé porque... —se dijo a sí misma.

El perro se levantó y cogió la pelota, y acto seguido se tumbó sin morderla ni nada, simplemente lo dejó en el suelo y se tumbó a su lado. Kara frunció más el ceño y pensó que a lo mejor quería que se lo tirara. Y cuando se agachó, el perro le gruñó.

—¿Krypto? —preguntó sorprendida—, ¿por qué me gruñes? —se tumbó—. No lo entiendo, necesito un traductor de perros.

El perro esta vez dejó espacio entre él y la pelota y Kara lo cogió tranquilamente sin entender el porque ahora sí le dejaba. Se lo lanzó y Krypto corrió hacia él para traérselo nuevamente, pero repitió otra vez el acto anterior.

—Rao, primero me dejas acercarme a ella y luego no, me dejas que te lo lance y ahora me gruñes, ¿estás enamorado de la pelota o qué? —casi regañó y el perro ladró poniéndose de pie y meneó la cola con entusiasmo—. ¿Lo estás? —preguntó confusa.

Krypto nuevamente se tumbó y Kara solo pudo rodar los ojos.

—Espero que Lena lo entienda —y volvió a ladrar—. Vale, si digo las cosas que tú quieres escuchar significa que me ladras, ¿no? —ladró y Kara se asustó—. ¿Eres de otro planeta? —ladeó la cabeza—. Tenía que intentarlo —musitó—. Está bien...

Kara cogió un vaso de agua y luego se sentó en el sofá con Krypto delante. Le parecía ridículo esta situación como si el perro le entendiera de verdad, pero también le hacía gracia la situación.

—Empecemos... Tiene que ser con lo que has ladrado antes... Sé que tiene que ver con Lena, así que... Ella y tu juguete, ¿quieres que ella te lo lance y por eso me gruñes? —el perro permaneció callado—. ¿Tienes miedo de que Lena te quite el juguete? —Krypto se tumbó—. ¿La pelota? —frunció el ceño y Krypto solo la miraba—. ¿Estás enamorado de Lena? —ladeó un poco la cabeza—. ¿Algo de Lena y de enamorado? —ladró—. ¡Bien! —gritó de alegría—. ¡Me voy acercando!

Una pareja de tres | Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora