PRIMERA CARTA

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Querido León:

Volviste, por alguna extraña e incomprensible razón volviste.
Siempre apareces en mis momentos más vulnerables, parece que mi corazón te llama sin siquiera yo saberlo. No sé cómo ni porque, pero entraste a mi vida, de nuevo vuelves a ser parte de ella.
No has cambiado nada y pese a que no recordaba el sonido de tu voz, si recordaba el color tus ojos, esos que al alba eran tan claros que podía ver tu interior a través de ellos. Recordé porque me quitaban el sueño.

No voy a mentir a estas alturas, menos ahora que sabes lo que sentía, menos ahora que has leído parte de todo aquello que ocultaba mi alma. Creí que necesitabas saberlo y al mismo tiempo yo quería que lo supieras, lo merecías ya que, después de todo, eras tú la razón de cada una de esas cartas.
Te extrañe, me doliste durante mucho tiempo, creí que lo había superado, logre vivir con ello y rescate lo bueno, porque, aunque no lo creas, ame todo lo que paso entre nosotros, mucho o poco, para mí fue especial y, diablos, volverte a ver fue una de las mejores cosas que pudieron pasarme, y aunque debo admitir que pensé que no significaría nada, en realidad significo todo.

Volviste para hacerme caer en la cuenta de que efectivamente aun no soy dueña de mis sentimientos. Cuando creí que todo estaba bien, me mostraste que no es así. Una mirada basto.

A noche me preguntaste "¿Qué te gustaría que pasara ahora?" en mi mente la respuesta era: "TODO" pero no podía permitirlo, no podía dar el primer paso aunque por dentro moría de ganas. No podía permitir que supieras que aun te quiero, no quería que te sintieras importante.
Temía por las consecuencias, pero no por lo externo, si no por las consecuencias que eso traería para los dos, porque se de antemano que hubiera pasado lo mismo que hace años: Te habrías ido, dejándome con un enorme vacío en el corazón,

¿Recuerdas que líneas atrás te dije que no has cambiado nada? Es cierto, y no solo por lo que ya sabes, sino porque sé que aún no aprendes a amarte a ti mismo y así no puedes amar a nadie mas, aun no.

Tengo miedo de que me mires como lo haces, de que me abraces, de que me hables, tengo miedo de volver a sentir algo por ti, eres aquello que no quiero perder, pero tampoco quiero tener cerca, porque soy humano y siento, me enamoro, lloro.
No sé qué esperar, no sé si debo esperar algo de ti, sé que soy especial para ti pero ¿Qué tanto? ¿Algún día llegare a ser tan importante para ti como tú lo fuiste para mí? Demonios, León ¿Por qué volviste?

Firma Amelia 

LAS 12 CARTAS QUE NUNCA RECIBISTE (PARTE II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora