Prefacio.

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Cuando (Nombre) observó las noticias se quedó pasmada de la impresión, solo observaba el sitio evidentemente afectado por el enfrentamiento entre los héroes contra Shie Hassaikai, la confrontación finalizó en cuanto el líder —que de por sí ya poseía un poderoso kosei— había sido derrotado y por consiguiente, noqueado para ser remitido al Tártaro. Aunque lo que menos esperaba la joven egresada de medicina era que le llamaran para atenderlo unos minutos después, rodeada de policías y profesionales que se ofrecieron a respaldar a los grandes que estaban siendo sanados al otro lado de la ciudad, pero no fue eso lo que sorprendió a la fémina, sino vislumbrar la carencia de sus manos; la piel enrojecida, sangre manchando su vestuario, los nervios a la intemperie y la expresión horrorizada del hombre que parecía estar a punto de entrar en un colapso nervioso por la angustia.

La azabache apartó a los uniformados que estorbaban en el proceso, corriendo junto a la camilla y gritando indicaciones para que las enfermeras le ayudaran a controlar la situación. No le importaba que fuera un villano, ella le ayudaría y no titubearía el hecho de pasar por encima de quien sea que se lo impidiese, después de todo, era un ser humano al fin y al cabo, además de que su juramento la comprometía con ese deber.

—No se preocupe, señor Chisaki. Está bajo la atención de los más expertos —tranquilizó la de soñadores orbes negros, sonriendo en el proceso y le colocó la mascarilla al castaño para empezar a suministrar la anestecia.

Y eso había sido una promesa.

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Paredes blancas fueron lo primero que captó los irises ámbar de Kai al despertar de su letargo, los párpados le pesaban por efecto de los medicamentes y aunque su docilidad no era característica, aún mantenía su personalidad fría y analítica manifestándose al estudiar el entorno que le rodeaba. Sus fosas nasales distinguían el aroma a limpio; cloro, yodo, desinfectante y antibacterial, para su fortuna. Sin embargo, lo único que le sorprendió y alivió —de grata manera— fue ver sus manos como nuevas, como si nada de aquella experiencia tan traumática hubiese sucedido previamente. El líder suspiró, agradecido, seguro de que lograría escapar y lo primero que haría al estar libre con sus secuaces sería hacerle pagar cada una de las cosas a ese enfermo hijo de puta.

—Nos hiciste pasar un buen susto, eh, por un breve instante creí que mi particularidad no sería suficiente para restaurar tus extremidades ni siquiera en cirugía de emergencia —dijo la de tez trigueña, su semblante irradiaba esa paz y bondad a la que Chisaki era ajeno.

Él ni se inmutó, estuvo alerta cuando ella se levantó del banco y revisó si la vía se encontraba colocada bien, checando la presión arterial, entre otros detalles que no podían escaparse por ser la mejor médico de esa clínica—. ¿Cómo lo hiciste?

—Mi kosei me lo permitió —respondió, las manos eran tan suaves en contacto con su piel y desprendían un aroma a gel de cereza que le gustó al varón, quien curioso la observó—, tengo esa pequeña habilidad de poder regenerar cualquier tipo de tejido que pertenezca a los seres vivos, es decir, personas, animales y plantas. También desarrollé la capacidad de sanar cuerpos, por más deteriorados o enfermos que estén.

Con esa confesión voluntaria e interesante, Overhaul se sintió atraído a la muchacha que parecía una ingenua criatura atrapada en un mar de maldad y realidad, cosa que le encantó. Al parecer, había encontrado su boleto de salida si jugaba bien sus cartas. Aunque podría invitarle a formar parte de su causa, aceptando además ocupar el lugar de su reina... porque cuando el jefe quería algo, lo tomaba.


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Dedicado a mi escritora favorita, KiraFrost3 💕

Flores Curativas ❀ Chisaki KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora