IV.

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Todos la habían buscado sin descanso, pero comenzaron a creer que la tierra se abrió y se la tragó. Cuando pensaban que estaban cerca de encontrarla, se topaban con un callejón sin salida. (Nombre) desapareció. Su rastro fue borrado, su imagen distorsionada por una nube de humo. Ella no quería que la hallaran y esa orden había sido seguida al pie de la letra, su vieja amiga de la universidad se encargó de lograr dicho cometido. Por eso le divertía ver los reportajes de los héroes más populares, quienes aseguraban que encarcelarían a los prófugos de la ley y les harían pagar por sus atentados en contra de la sociedad... a pesar de que los burlaron totalmente, yacían ocultos entre las sombras, frente a sus ojos cegados por la soberbia y la avaricia. Shie Hassaikai se recuperaba de la caída abismal, a pasos lentos pero seguros, fruto del arduo trabajo de sus miembros, en especial de Overhaul y su mano derecha.

Conseguirían sublevarse, era cuestión de tiempo, esfuerzo y dinero. Por lo que no descansarían hasta que eso sucediera. La joven médico murió para el resto del mundo, los terribles rumores se esparcieron como pólvora y espantaron a los oyentes. Relatos de tortura era lo único que aparecía cuando colocabas su nombre en el buscador de la web. Mientras que ella comía un trozo de chocolate blanco, le subió el volumen al canal de música que pasaba un maratón de sus bandas favoritas y limpiaba con admirable paciencia las heridas frescas de Rappa, que ni se inmutaba ante el escozor.

Los preceptos habían cultivado un extraño cariño y respeto hacia la mujer, quizás por su dulzura disfrazada de frialdad a causa del deprimente entorno que los rodeaba o era su corazón tan noble y puro. Como sea que fuese, desconocían la razón, incluso el castaño tenía un debate mental en cuanto a la integrante femenina de la organización se refería. 

(Nombre) tarareó una canción, sus ágiles dedos moviendo la aguja y cerrando las horrendas brechas que surcaban la piel. A pesar de que recientemente habían tenido una pelea con un grupo delictivo, el cual les quería hacer la competencia, sus poderes funcionaban como si nada hubiese ocurrido. Solo se percibían unas ojeras violáceas y algunos moretones en su cuello, un maldito psicópata había querido estrangularla hasta la muerte, para su suerte, Kai lo fusionó con la pared de concreto. Sí, el varón continuaba en estado crítico, sus manos empezaban a recuperar la fluidez y las articulaciones también, aunque no podía abusar de ello, no se cohibió cuando la defendió.

—Listo, ya está. Con los analgésicos que te receté será suficiente para que el dolor se detenga —espetó, estirilizando los instrumentos que había usado.

El de robusta complexión le agradeció a su manera, diciéndole que luego le recompensaría comprándole su pizza favorita y se marchó de la habitación cuando se percató de la presencia del jefe. Chisaki mantenía una expresión impasible, misteriosa y en sus orbes dorados ardía una pequeña fogata; su sentido del olfato se vio invadido por un dulce aroma a lavandas y cerezas. Una combinación tan peculiar como la dueña, quien se quitó la bata blanca y aguardaba a que hablara.

—¿Sabes que no eres indispensable? En cuanto pueda utilizar mi quirk sin restricciones crearé y sanaré a mi antojo —soltó el líder de los preceptos, su semblante se percibía frío, los ojos amarillentos que le recordaban a una águila salvaje dispuesta a lanzarse sobre su presa.

Ella asintió, aquello no era una cuestión que ignorase. En todo momento lo tenía presente, con un chasquido de dedos que él ejecutara podían darle muerte si lo deseaba. No obstante, Kurono no permitiría que aquello sucediera, su deuda goteaba en sangre y le cuidaría. Además, luego de haber arriesgado su pellejo para la salvación de la organización no era para menos, solamente podría echarla sin atentar en contra de su integridad física o moral. (Nombre) hizo demasiado por ellos y la manera de regresar ese favor, era que la recibieran como una más. 

—Estoy al tanto de mi posición, Overhaul.

Él concentró su mirada en los numerosos frascos con sustancias diversas sobre el mesón, advirtiendo los instrumentos médicos apunto de ser desinfectados y la música que se detuvo cuando le observó de reojo—. Chisaki. 

—¿Perdón? —la confusión le provocó un revoltijo en el centro del tórax, sus labios fruncidos en una mueca que al varón le gustó. 

—Llámame Chisaki. Creo que has hecho lo suficiente como para ganarte mi confianza y de no ser por ti, no estaría aquí —reflexionó, su rostro sereno le provocó miles de sensaciones distintas y tragó grueso, el amor empezaba a burbujear en su ser.

Flores Curativas ❀ Chisaki KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora