fifth

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—Y-yo... ¿Félix? ¿TE DIJO QUE SE LLAMABA FÉLIX?

Me di cuenta de que me había excedido en el volumen cuando un chico, de mala gana, se había despertado y me había gritado de vuelta.

—¡Estoy durmiendo! ¿Tenía que ser el jodido Pripet aquí nuevamente? —Minho se quejó con irritabilidad, colocándose un almohadón encima.

Bajé la cabeza con el dolor de haber recibido una reprimenda, que además iba en voz alta e iba a molestar al resto de niños dentro de la habitación del Proen.

A juzgar por la cara de desconcierto que demostraba Hyeri, supe que Eunbi no había nombrado ningún Félix. Tuve que retractarme inmediatamente de mis palabras.

—Perdón... lo que pasa es que yo también tengo ese sueño de vez en cuando —susurré lo más bajo posible, y aún así recibí un siseo por parte de Minho para que me volviese a callar.

''Tiene un genio horrible'' —se quejó Hyeri tan solo moviendo sus labios.

Sonreí ampliamente y asentí en gesto de estar de acuerdo con lo que decía.

Estaba un tanto más aliviado gracias a que Minho había conseguido distraer su atención, abandonando el tema del que hablábamos. Aunque algo me decía que ella lo evadía al percibir mi incomodidad.

Así era ella, siempre esperaba que el resto se sintiese cómodo. Y se lo agradecía, pero no me gustaba estarle mintiendo.

Quería decirle que quizás, yo era un ángel. Y que sospechaba, por lo bajo, que su mejor amiga lo era también.

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Así comencé a analizar a los miembros del internado. Especialmente a Eunbi, la cual no parecía para nada perturbada al hablar con un Dropet.

¡Si fuese un ángel caído! ¿No sería obvio estar aterrorizada al ver esos cuernos de demonio surgirles del cráneo?

Tenía que ponderar el hecho de que ella había crecido en este lugar. Por tanto, no tendría razones para temer de los demonios si los veía ser inofensivos días tras días.

Me molestaba que fueran tan hipócritas al cuidar de los niños.

—Christopher... ¿necesitas ayuda con eso?

Me sobresalté pues reconocí la voz de Seokjin-papá. Yo estaba fregando el piso de los pasillos de la casa, como me había tocado entre mis tantas tareas domésticas, pero me había distraído analizando a cada uno de los niños de la casa.

Aquel olor espacioso a podrido que desprendían sus cuernos... Era imposible acostumbrarse a ello.

—Estoy bien, Seokjin-papá —sonreí volviendo a estrujar la fregona.

Me miraba con cierta curiosidad, que de vez en cuando conseguía ponerme nervioso. Siempre creía que los Dropet sospechaban de mí, especialmente por esa personalidad esqiova que demostraba y que no podía evitar. 

Félix había sido claro, no había salida si alguno de ellos me descubría.

—Buen chico —sonrió Seokjin antes de colocarse de pie y posar su manos sobre mi cabeza para desordenar mis rizos.

Me quedé abrazado a esa fregona unos segundos.

Volví mi mirada hacia Seokjin-papá una vez más. Analicé su prominente altura y una buena figura corporal. Presioné contra la madera del utensilio hasta demostrar la blancura de mis nudillos, sin presentir que estaba forzando mis dientes también.

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⏰ Última actualización: Mar 10, 2020 ⏰

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