CAPÍTULO 25

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NATHAN

Hoy por la mañana cuando Hadassah despertó en mis brazos supe que quiero que así siempre sean nuestras mañanas, se que en algunas ocasiones hemos despertado en la misma cama pero anoche todo fue distinto, anoche finalmente Hadassah logró llegar a mi por completo y ahora se que la amo,  lo más gracioso es que quiero que forme parte de mi familia, si ella se diera cuenta de mis pensamientos seguramente saldría corriendo.
Me río al escuchar las locuras de mi hija mientras no pierdo de vista la carretera, Hadassah ríe al igual que yo pero me encanta saber que sus risas son sinceras y no forzadas.

Finalmente llegamos a la playa pero no encuentro estacionamiento por lo que le digo a Hadassah que se bajen de la camioneta para que busquen un lugar cerca del mar, después de tanto buscar encuentro un lugar, la verdad es muy raro que haya tanto auto en esta playa. Me bajo de la camioneta y camino hacia donde las dejé para después bajar a la playa y buscarlas, finalmente las encuentro viendo lo que parece ser alguna clase de filmación o algo por el estilo así que me acerco a ellas silenciosamente pero todo se detiene cuando la veo, esto tiene que ser una jodida broma pero lo que más me hace enfurecer es su cinismo, ¿Cómo puede siquiera acercarse a dónde esta mi hija? Porque si de algo estoy seguro es de que ella perdió todo derecho sobre mi niña en el mismo momento en que nos abandonó.

Todo parece ir muy rápido, le pido a Hadassah que se lleve a mi hija de aquí pero algo en su mirada me llama la atención pero estoy demasiado preocupado por Ada como para preguntarle qué le sucede, ella toma en brazos a Ada y se marcha lo mas rápido que puede y la verdad se lo agradezco.

—Es raro ver a Farah aquí —no sé de qué me habla ya que estoy mas concentrado en que su presencia no me afecte aunque ya no es como antes más bien estoy tratando de controlar toda la rabia que siento dentro— pero lo más raro es verla aquí contigo, aunque no la puedo culpar —ella intenta tocarme pero yo alejo su mano— creo que me lo merezco.

—No te mereces ni que pierda mi tiempo contigo —ella parece afectada por mis palabras e incluso su rostro parece palidecer.

—Siento mucho haberlos dejado pero yo quiero que entiendas que...

No puedo seguir escuchando sus estupideces así que la interrumpo —quieres que entienda que fuiste lo suficiente egoísta para abandonar a tú hija recién nacida todo porque querías ser modelo —una risa amarga y carente de gracia brota de mi garganta— te dije que te apoyaría, te dije que te ayudaría y a ti no te importó dejarnos.

Ella comienza a llorar y lejos de conmoverme me molesta aún más —es que el contrato ya estaba hecho y si ellos se enteraban que había tenido una hija me quitarían el contrato y jamás volvería a tener otra oportunidad —ella intenta acercarse a mi pero yo retrocedo— por eso hice las cosas de esa manera, pero ahora puedo recuperarlos —en su mirada parece haber una súplica pero es más mi rencor hacia ella lo que me hace desconfiar de sus palabras.

—No somos un perrito que puedes abandonar en un refugio y esperar que siga ahí después de años.

—Pero ella es mi hija Nathan.

Niego con la cabeza —¿Dónde estabas cuando ella lloraba porque quería a su madre?, ¿Dónde estabas cuando ella enfermo por primera vez?, ¿Cuándo comenzó a caminar o hablar?, ¡¿Dónde?!

Ella sorbe su nariz y me mira suplicante —por favor déjame intentar recuperarlos.

Niego con la cabeza y comienzo a caminar —¡Vete al demonio!

Me alejo de ese lugar lo más rápido que puedo para ir en busca de mi hija, al llegar a la camioneta me alegra encontrarlas ahí, Hadassah parece nerviosa y lamento que esto sucediera un día después de su cumpleaños, eso me hace enfadar aún más, enciendo la camioneta y un sujeto toca en la ventanilla de mi puerta así que bajo el vidrio y me entrega una tarjetita.

Tierna ligereza (Saga #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora