Thousand Worlds | Klance

5 • Aguas profundas

Au: Mermaid.

El mar estaba agitado. El viento se movía de un lado a otro indeciso pero fuerte. Las nubes tapaban cualquier rastro del día y lo reemplazaban con lluvia y truenos.

Un pequeño azabache corría entre las rocas con su única luz a pocos minutos de apagarse, pero no le importaba, le interesaba más ver que es lo que tanto salpicaba en el agua.

Cuando finalmente llego a ese lugar sus ojos se abrieron sorprendidos. Un cuerpo moreno y pequeño como el suyo sacudía su aleta azulada con fuerza intentando quitarse una red de encima. Dio unos pasos apretando el agarre de su cuchilla, alzando más su farola para ver mejor a la sirena, o más bien, tritón.

El tritón al notar la luz y al portador de esta lo miro con sus afilados ojos azules siseando mostrando sus pequeños dientes, más el azabache no se asusto y siguió avanzando lentamente al ser atrapado. Dejo la farola a cierta distancia y sacó su daga haciendo que el pequeño tritón se moviera bruscamente en un intento de alejarse.

— ¡Tranquilo! —. Le dijo el niño azabache alcanzando la red con su otra mano, ganándose un arañazo por parte del tritón pero no soltó la red. — No te haré daño. Solo, no te muevas.

El pequeño tritón hizo oídos sordos y siguió moviéndose con violencia. El de ojos violetas entendió su desconfianza y se alejo del tritón, se quito las botas con la mirada atenta del morenito y empezó a sumergirse en el agua hasta que el agua llegara a su vientre. Tomó su daga con su dedo índice y pulgar, sosteniéndola a su costado con la mirada confusa del tritón, y la soltó, dejando se salpicará un poco de agua y se sumergiera hasta el fondo.

Volvió a caminar al más calmado tritón y tono la red, tironeando de esta con su poca fuerza, sumergiendo más y más al pequeño que parecía alegré de tener más agua salada a su alrededor. El de ojos azules volvió a moverse intentando salir, el azabache escogió una filuda piedra de las que lo rodeaban y empezó a cortar las cuerdas de la red con toda su inocente fuerza.

Las cuerdas finalmente se rasguean y se rompen, y el tritón al notar que la red se aflojaba se sacudió y el de ojos morados se alejo lentamente, viendo como la mística criatura se libraba de la sucia red de un gran saltó y se volvía a sumergir en la violentas aguas.

Corrió como pudo a las rocas dejando atrás a su amada daga, pero algo lo hizo tropezar haciéndolo caer de cara contra la arena, cuando logró quitársela y se volteó, se asombro. El niño tritón lo había detenido atrapando su pie en el último segundo, pero no parecía querer hacerle daño, más bien se veía tímido.

La mirada insistente del tritón hizo al niño humano sentarse cerca de él, el moreno le extendió ambas manos y él azabache hizo lo mismo, recibiendo la daga que había dejado caer al agua salda, junto con un collar con dos perlas blancas colgando y una concha azul colgando entre estas. El collar estaba enrollado al mango de la daga.

El pequeño tritón tomo la herida mano pálida del chico azabache, este se sorprendió pero no se alejó. El moreno beso las heridas que le había hecho, y estas sanaron rápidamente, aún manteniendo el agarre le dijo.

— Lance... —. El azabache dejo de ver su mano y alzo la mirada viendo la del tritón moreno. — Soy Lance.

— Keith... —. Respondió al entender que estaban presentándose.

El tritón entrelazó su dedos con los del humano, con un desapercibido sonrojo en sus mejillas y dio un rápido abrazo al humano.

— Gracias Keith —. Después de eso volvió a sumergirse al agua mientras la lluvia cesaba y la mirada confusa de Keith mirando el mar.