Y es que antes todo era ligero y suave.
Suave tu mirada, la mirada que me lleva al profundísimo mar.
Me ahogo con el azul del mar y el dulce de tu sonrisa.
Dulce el sol que nos enceguecía cada tarde y el frío que nos arrullaba muchas noches, justo como esa noche que te ame. Justo como esa noche que te seguí amando. Justo cómo esta madrugada que impaciente espero a que tu mirada me indique el camino.