Di mi nombre. Ah cierto, no lo sabes? Bueno, me presentaré, soy Edén, así nada mas. Sin segundo nombre, ni apellido.
No sé como empezar, no me gusta hablar de mi, ni de mi familia, ni de mi historia. No los voy a ilusionar, no me maltrataron, o me golpearon, ni me abusaron, o gritado. No he sido tomada en cuenta durante toda mi vida, que prefiero por lo menos haber vivido una vida de mierda e intensa para sentirme llena de vida.
Nací del hielo y del fuego, opuestos perfectos, junto a un desgraciado, básicamente. Crecí como una princesa normal, con varios juguetes, con educación exclusiva, con grandes castillos y jardines. Bueno literalmente no soy una princesa, solamente mi familia tiene mucha plata, contactos y bienes, que soy considerada como un miembro de la realeza para algunos. A parte, tuve pocas amigas, al igual que amigos, no me gusta el contacto con desconocidos y con la gente en general, entonces no era apreciada por nadie externo a mi circulo, y es lo que quiero: no ser admirada por nadie fuera de mi núcleo, y te estarás preguntando el porque.
Mi núcleo, ese es el porqué. Ser apreciada, ser querida, ser amada por ellos es mi única motivación. No entiendo mi ausencia en ellos, por qué no me quieren?
Sonará atrevido y muy controversista, pero yo no los quiero a ellos. Cómo crees que voy a querer a alguien que no me ha tomado en cuenta, por años, que me ha dejado sola en todo mi puto crecimiento, la parte mas importante en la vida de una mujer señorita delicada callada como yo? Puras estupideces. Quiero que me quieran para que me sienta importante, para que me sienta viva por una vez, que no puedo. Pero ese amor no será reciproco. No lo merecen, ellos ya están vivos.
Me da rabia relatar todo esto. Ya les dije, desde el principio, que odio contar mi vida por que esta llena de nudos, de laberintos y de controversias.
Así que pasaremos al plano del presente, el de la realidad actual.
Empezamos con el pie izquierdo, me llamo Edén y estoy muerta.
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Rien
Non-FictionNo es empezar con un "había una vez" o terminar con un "felices para siempre". Enfrentamos la realidad, a pesar que duela. La enfrentamos como si no hubiera un mañana, como si no tuviéramos nada que perder. En efecto, ese es el punto, no tenemos na...