"Si pudiera ser una persona diferente, te prometo, que lo seré. No por que yo quiera, sino por que ellos si."
Fui feliz una vez, mientras vivía en mi piscina embolsada ubicada en el útero de mi madre Johanna. Bajo acciones que fueron en contra de mi voluntad, nací, y al mismo tiempo perdí por primera vez, pero no por ultima. Aparecí cinco días después del Gran terremoto, los hospitales estaban a tope y con suerte pudieron atender a mi mamá que ya estaba dando parto en una alfombra en un suburbio de clase media de por ahí. Los servicios estaban completamente colapsados, los supermercados saqueados, las ciudades en toque de queda, y para colmo, una bebé que con suerte respiraba, llorando a las tres de la mañana por que no tenía una puñetera idea de que estaba sucediendo a su alrededor. Podría concluir, de una manera certera, que nací en un infierno, básicamente. Pero no nos vayamos del tema principal.
Quien se hubiera imaginado que me llamarían Ariana, osea no estamos en la era Antigua, en el periodo romano y esas cosas que no sé, pero a ver, explíquenme esta mierda. Osea no encuentro razonable que me llamaran por el nombre de la matrona que me cuidó cuando era recién nacida, y que esculpió la maternidad de mi progenitora. Francamente me esperaba un nombre con un significado mucho mas abstracto y profundo, como "Paz" o "Ángeles". Bueno, es lo que hay, pero como chucha me llamaron Ariana, ni que fuera Ariana Grande o una cantante pop. So, I am in confussion. Anyway, este no es el tema principal, pero igual Ariana es un nombre bonito desde mi perspectiva, pero aburrido. No sé que estoy diciendo, estoy siendo incoherente aiua.
Desde los 4 a 10 años me acuerdo que fueron los mejores años de mi vida, en el sentido en que no te estresabas por nada, no tenías preocupaciones, a parte de llegar a la hora a mi casa desde el colegio para alcanzar a ver Hi5. Esto nadie me lo puede negar, pero esos cinco tipos de la tele se mandaban unas performances que te cagas. Es más, mi primer colapso emocional esta relacionado con Hi5, cuando supe que eran de países ingleses, y no hispanos. Te juro que me monte una guerra mundial, un genocidio, una explosión de proporciones monumentales que no volví a ser la misma desde ese entonces. Puede sonar muy absurdo y forzado, pero me frustre fuerte, y consideraría ese momento como "Mi primer trauma de la infancia no tan traumático". Después de eso, la vida estaba en rosa, pero como todas las cosas felices, no duró para siempre.
Mi pre-adolescencia fue un dadaísmo. Con esa frase ya es suficiente, pero hay que ponerle contenido o vas a quedar intrigado, estimado lector. A ver, a ver. ¿Como te explico? Es que ya me da una ansiedad tremenda mencionar este periodo de mi vida, pero bueno, que más da. A los once ya tenía inseguridades, era más baja que el resto, era muchos mas flaca, no por que no comía, sino por que hacía demasiado deporte, baloncesto en especifico. Ok, tenía inseguridades, y sigo teniendo, emmm........La pubertad me llegó atrasada, que era el motivo de burla de todos por ser la menos desarrollada, justo cuando a los once eres literalmente una niña. No entendía esas burlas, las canalice bien, los ignoraba a todxs ellxs, no me ardía los comentarios superficiales. Hasta que ocurrió la catarsis.
Cumplí trece, estaba en el camarín, en el entre tiempo del campeonato de baloncesto más importante del año, y yo ya me estaba destacando. Según mi racha, estaba siendo la mejor del equipo, pero íbamos perdiendo. Empezó el entre tiempo, que fui al baño. Me senté en el retrete para hacer mis necesidades, cuando de pronto llegaron unas supuestas amigas mías buscándome de manera peculiar. Salí de la cabina, y me agarraron, me golpearon y me tiraron el pelo. Yo, imagínate, siendo una niña frágil masacrada por esas pelotudas. Sangré, me tiraron al piso, me obligaron a besarle a pesar de que estaba lleno de mugre, por qué eso era yo para ellas, un pedazo de 1,50 metros de mugre. Les supliqué que pararan, pero hicieron oídos sordos. Me obligaron a mirarme al espejo, llena de moretones y sangrando del labio, me veía horrible, machucada hasta los huesos. Lloré, les supliqué por amor a Dios, pero no pararon. Me deshumanizaron, me trataron como un pedazo de mierda sin sentimientos, solo por qué era diferente a ellas. Me obligaron a hacer cosas que yo no quería, me hicieron mierda. Me mataron.
El ultimo cuarto del partido había comenzado, me estaban llamando, pero no aparecí, huí. Estaba débil, frágil. Me sacaron la chucha, e igual seguí caminando como si nada, con un moretón en el pómulo, un raspón gigante en el labio, y un dolor en el torso que te mueres. La gente me miraba, me ofrecían ayuda, les negaba y seguía caminando hasta llegar a mi casa para tenderme y nunca despertar. Había perdido no solo el partido, sino también mi dignidad. Llegué, estaba mi padre, que ya al verme la cara y mi cuerpo fatigado, se desesperó. Me llevó al hospital, donde me di cuenta que no solo tenía un moretón feo en el pómulo y un raspón en el labio, sino que también tenía una costilla rota. Entonces me fui hospitalizada, a pesar de que no quería estar ahí, que solo deseaba irme a casa y acostarme a llorar, pero no me lo permitieron. Estaba con una crisis de pánico, no podía respirar, quería salir de esa sala a pesar de que me doliera todo el cuerpo. Grité, me puse nerviosa, sentía que me moría. Me ahogaba con mi respiración, escuchaba mi pulso a todo pudor. Todo se me venía encima. Y de repente, llega el doctor con una jeringa mas grande que mi meñique, me la inyecta y el mundo se calló.
Morfina, mi nueva mejor amiga. Sentía, que estaba a salvo, en mi propia mente. La crisis paró, y pude descansar al fin. Sentía algo y a la vez no sentía nada. Mi dolor cesó. No sentía mi cuerpo, estaba yo sola con mi mente en un plano completamente alternativo a la realidad, veía mis sueños haciéndose realidad. Todo pasó muy rápido, y valió la pena. En tiempo real pasaban horas, en tiempo astral pasaron un par minutos, los mejores de mi vida. Sentía que volvía a estar en mi piscina embolsada, alejada del resto, en una siesta interminable. sin embargo, como dije anteriormente, lo feliz no dura para siempre. Volví a la realidad desorientada, mareada, sin ninguna brújula que me apuntaba el norte.
Puede que les haya sonado trágico lo que les acabo de contar, pero sepan que es esencial. A partir de ese momento, me prometí que iba a volver a sentir esa sensación de nuevo. No obstante, aquel deseo desencadenó más tragedias, y mi vida dejó de ser una comedia.
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Rien
Non-FictionNo es empezar con un "había una vez" o terminar con un "felices para siempre". Enfrentamos la realidad, a pesar que duela. La enfrentamos como si no hubiera un mañana, como si no tuviéramos nada que perder. En efecto, ese es el punto, no tenemos na...