Capítulo 1

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El Diablo es Bondadoso

“Pequeño, presta atención a mi advertencia, el Diablo es bondadoso.”

Título inspirado en la canción ‘Devil is Fine’ (El Diablo es Amable) de Zeal & Ardor.

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Rick oyó el grito de una mujer, trayéndolo por reflejo de vuelta a su estado consciente. —¡Lori!

Quiso gritarlo, pero salió apenas como un susurro ahogado y quebrado de sus secos labios. De inmediato se encogió cuando el dolor lo asaltó, estallando en su cabeza y mareándolo. Su visión naufragó y en un momento se preocupó por volver a desmayarse, volviendo a caer sobre el delgado colchón sobre el que se había acostado. Su cabeza no era lo único que dolía, su pierna derecha parecía gritar en agonía, haciendo que se retorciera. Le quitó el aliento, y esa era la única razón por la que no gritaba de aquel dolor.

Llevó su mano hacia allí por reflejo, pero esta estaba atrapada por algo, haciendo que sintiera un leve dolor en su muñeca y logrando que su atención se centrara en ello, obligando a sus ojos a abrirse para ver que estaba esposado a un radiador contra una pared. Sus propias esposas, notó mientras el dolor quedaba detrás para darle lugar a la confusión, su cerebro dándose cuenta de lo que pasaba.

Estaba atrapado. Estaba atrapado y herido. E--

—Whoa, whoa, ¡hey!

Rick pegó un salto tan fuerte ante la profunda voz que su pierna ardió en dolor, como si la acabara de poner en medio de un intenso fuego. Las esposas chocaron ruidosamente contra el metal del radiador. De todos modos se sentó. Presionando su espalda contra el aparato mientras procesaba tardíamente que no estaba solo.

Había un hombre de pie con él, que luego se sentó de cuclillas en frente suyo para acercarse mucho más y estar al mismo nivel, sus manos alzadas en un gesto que aseguraba que no era una amenaza. —¡Tranquilo! Tómatelo con calma, Rick. Estás un poco hecho polvo, pero creo que estarás bien. —la profunda y masculina voz dijo, apenas filtrándose entre el pánico que Rick sentía.

Lentamente, Rick pudo procesar el rostro detrás de esas manos y palabras. El hombre de cuclillas frente a él era grande, incluso estando agachado, su contextura sólida. Probablemente le ganaba a Rick por unos quince kilos. Su cabello era oscuro, colocado pulcramente hacia atrás, aunque habían unos tonos salpimentados en su barba. Sus ojos eran oscuros y en ese momento se veían levemente preocupados al estar concentrado en él.

Además de él, Rick notó que la habitación era extraña también. Nada que pudiera asociar en toda su vida. Era plana y pequeña, paredes de un tono verde militar con nada entre ellas además del radiador y un fino colchón de una plaza debajo de él. No habían ventanas, sólo una puerta del otro lado.

—¿Recuerdas qué pasó? —Negan preguntó, humedeciendo sus labios como si estuviera nervioso por la respuesta, siempre manteniendo distancia.

Qué pasó… la cabeza de Rick latía con fuerza al intentar recordar.

Se veía borroso, pero podía recordar estar en el auto, y estaba asustado. Recordaba que estaba conduciendo hacia… ni siquiera sabía hacia dónde en aquel momento, sólo conducía con la esperanza de encontrar algún lugar seguro. Necesitaba llevar a su familia a algún lugar seguro. Las calles no eran seguras, todos estaban evacuando a zonas seguras, estaban--

Su familia. Estaban en el auto con él. Judith estaba gritando desde su asiento, y Rick sólo se había volteado un segundo para calmarla. Lori había gritado su nombre, y cuando él volvió su vista hacia delante sólo vió las luces de la camioneta llenar su visión. Entonces todo se volvió negro. —¡Lori! —Rick volvió gritar, sacudiéndose para ponerse de pie, pero fue antes de que las esposas y la pierna le recordaran que no podría ir a ningún lado. —¡Carl! ¡Judith! ¡Mi-mi familia!

El Diablo es BondadosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora