"Elige, Draco"

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Tómenlo con humor xd

Ese era el día. Draco tenía un mal presentimiento; Harry no sabía disimular y seguramente entraría en algún tipo de crisis. Dependiendo de lo que hiciese, existía una alta probabilidad de que fuese Draco quien entrase en crisis después.

Harry había pasado los últimos seis meses de su vida intentando invitarlo a salir. Claro que lo sabía. Bien, no se dio cuenta de inmediato, pero el punto es que lo hizo. Draco había sucumbido al pánico cuando lo notó. Tenían algo agradable y lindo, ¿para qué arruinarlo? En su caso, salir con alguien siempre era sinónimo de arruinarlo.

Tampoco le resultaba muy agradable la perspectiva de que lo invitase en aquella situación. Estaba claro que Potter no tenía idea de cómo llevar a cabo las cosas en su momento.

—…bien —Se recargó en el escritorio y bebió lo que le ofrecía. Harry seguía sus movimientos con una mirada un tanto nerviosa que lo inquietaba a él también. Evitó observarlo demasiado—. Creo que podríamos decir que terminamos por…

Esa puerta no estaba ahí hace un segundo. Draco arrugó el entrecejo, se fijó en la pared del pasillo, varios metros detrás de Harry. Repasó sus memorias recientes, y efectivamente, esa puerta no se encontraba allí. La habría notado.

La apuntó. Harry se dio la vuelta y ahogó un largo quejido.

—¿Ahora también se aparecen? ¿Esto es normal? ¿Es algo que pasa en casas de todas las familias sangrepura? —Se giró de nuevo hacia él. Draco se encogió de hombros. Tal vez en una casa de familia sangrepura corriente los cuartos no se aparecerían, pero todo podía ocurrir en una casa de los Black.

Draco soltó un suspiro, desapareció el vaso, y caminó hacia allí. No lucía como una puerta excepcionalmente adornada, tampoco tenía placas, y la magia que irradiaba era débil. Se abrió para ellos cuando Harry se paró a su lado.

No tenía ganas de limpiar otra habitación. Ya era bastante con perder días enteros allí. Eso demostraba que la cercanía con Potter los últimos meses le afectó el cerebro, como Pansy siempre estaba feliz de recordarle.

Cuando estaba a punto de decirle que lo dejasen para más tarde, percibió un movimiento en el interior. Observó a Harry, que no había notado nada, y decidió dar un paso dentro. Una estatua al fondo, de una enorme serpiente, siseó como si estuviese viva.

—Deberíamos…

Irnos. Debieron irse. Pero Harry lo había seguido dentro y pronto escucharon otro sonido.

—Draco, se cerró la puerta.

—Sí, la mayoría de las puertas aquí se cierran por sí solas…

En definitiva, tenían mala suerte. Por si aún le quedaban dudas, la serpiente que los atrapó allí se lo demostraría.

0—

Draco se masajeó la sien por quinta vez desde que estaba sentado allí. Llegados a ese punto, podía admitir para sus adentros que le gustaba Harry. No estaba seguro de que su capacidad para tolerarlo, debido a esos sentimientos que lo involucraban, lograsen extenderse para cinco Harry Potter.

Mucho menos si permanecían ahí, mirándolo con aprehensión, después de que les dijo que si se volvían a pelear, iba a abandonar la habitación para que se convirtiesen en piedra. Mentira, por supuesto, pero los silenció y ese era el punto.

Sus antepasados tenían un pésimo sentido del humor. Y uno peor para la construcción mágica.

—Déjame ver si estoy entendiendo todo —Gesticuló hacia la serpiente a su lado, para que le prestase atención—. Básicamente, me dices que la magia de los Black tiene conflictos porque Grimmauld Place es de Harry, pero la herencia tendría que ser mía —La serpiente asintió—. Así que esto es una absurda prueba que tenemos que realizar sin ningún motivo sólido ni justificable, más que la locura de mi familia materna.

Elige, Harry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora