El sonido del claxon empezaba a agobiarlo, era irritante a más no poder. No sabía si Tee lo hacía por molestar o porque de verdad era un impaciente de... ¡no! No diría groserías aunque tuviera muchas ganas. Tomó dos cajas de golpe y bajó las escaleras con sumo cuidado, para no acabar rompiéndose la cabeza como cuando tenía diez años. Ese día creyó que ya no viviría para contarlo. Claro, no debió apostar con su hermana que sería capaz de volar a cambio de una mísera barra de chocolate.
Abajo se encontró con que sus padres ya habían llegado, y estaban esperando una explicación de su parte. Pero no se las daría, porque si hubiesen prestado suficiente atención, encontrarían que él ya les había contado sobre su mudanza, y que como de costumbre no lo tomaron en serio. Pues ahora les iba a demostrar qué tan serio podía ser en la vida, da igual que se estuviera yendo solo porque no le dejaron continuar escribiendo sus historias de ciencia ficción.
Ignoró a sus padres y subió las cajas al auto. A un lado del vehículo, Zen lo miraba con seriedad. Sabía lo que pasaba por su mente.
–No me veas así. – Reclamó pero Zen no le contestó, en cambio, fue a despedirse de los padres del más bajo. Zon puso una mueca de desagrado y se subió de inmediato al auto, al rato lo siguió Zen. Natee arrancó y desde la ventana pudo ver como su hermana se despedía estando en la puerta. Se veía feliz, cómo no, siempre decía que era muy ruidoso y pesado, suponía entonces que ahora tendría paz.
Volteó a ver a su lado derecho, el rostro inexpresivo de su novio le preocupaba, no demasiado, pero lo hacía. Pero sabía que se le pasaría, siempre lo hacía, siempre ha sido ese tipo de persona, o podía ser también porque él era su debilidad. Si lo pensaba bien, aquel día que derramó su batido de fresa sobre la camisa de Zen cualquiera esperaría un buen golpe en la cara o unos gritos del demonio y Zen estuvo a punto de hacer lo segundo, hasta que su mirada se encontró con sus ojos, desde entonces cuidó de él.
Al principio creía que solo quería ser su amigo, claro, cómo podía saber que quería algo más que eso, cómo podía adivinar la razón que se ocultaba detrás de tanta amabilidad. Lo ayudaba con sus tareas, le prestaba apuntes, lo llevaba a casa, le compraba comida; en el fondo se sentía bien, nunca se sintió solo durante su primer semestre en la universidad. Gracias a que él también tenía más amigos, Natee, mejor amigo de Zen, quien a su vez le presentó a dos nongs: Junior y Thantai. Todos eran agradables sujetos, divertidos y torpes la mayor parte del tiempo, algo así como él pero a mayor escala.
No podía quejarse, sin embargo... el día que lo vio con un gran ramo de flores frente al edificio de la facultad, deseó por centésima en su vida que la Tierra se lo tragase entero u ocultar su cabeza en el suelo cual avestruz; como cuando su amigo le bajó los pantalones por "accidente" frente a la niña que le gustaba. La sensación no era buena.
La pregunta <<¿Quieres ser mi novio?>> no pudo dejar de rondarle todo el día en su cabeza. ¿Qué se supone que tenía que hacer? Él no lo veía de esa forma y tampoco estaba seguro de hacerlo en el futuro.
Su hermana, que había impulsado a Zen a declararse, también lo ayudó convenciendo a su hermano: – Vamos Zon, no pierdes nada por intentarlo, tal vez este sea el gran amor de tu vida y no lo sabes.
–Vendiste a tu hermano, ¿cómo puedes tan siquiera pensar que...
–Qué exagerado, no te vendí – rió nerviosa – yo no obtengo ningún beneficio de esto.
–Material para tus historias ¿te parece poco?
–Oye, tú también puedes tener material para tus historias si sales con Zen. Ya sabes, todo esto es un experimento, si no te enamoras te queda la experiencia de una relación – sonrío con plena confianza.
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Lovely Reality [Mii2/SaifahZon]
RomanceSaifah es un poco impulsivo, apasionado y siempre va tras lo quiere, en muchos de los casos termina por obtenerlo. No le gusta complicarse la vida, no es de extrañar entonces que, cuando se sintió atraído por primera vez por un chico, fuera tras él...