Lovely Reality [Mii2/SaifahZon]

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La luz que ingresaba por las ventanas era casi nula, no podía esperar más ya que eran casi las siete de la noche y aparte estaba lloviendo ahí afuera. Pocos estudiantes de la tarde estaban por ahí, la mayoría estaría en clase o a punto de terminarlas y lo último que harían sería ir hasta aquel aburrido lugar. Aunque su misión era encontrar un libro que lo ayudara con su proyecto, su mente no podía dejar ir un tema en particular.

Había pasado una semana desde que aquella chica le había, extrañamente, dirigido la palabra. Sin embargo, eso no acababa ahí; un día después del cumpleaños de Sai, Zon los vio a ambos hablando. Lástima que llegara justo cuando ya habían terminado y no pudo escuchar nada. No tuvo miedo de acercarse, de hecho lo hizo como si no estuviera pasando nada fuera de lo común, la chica se despidió inmediatamente y se fue, no sin antes dar un aire de superioridad que molestó mucho al pequeño. Lo peor de todo era que Saifah ni siquiera se había dado cuenta de ello y su rostro le daba a entender que estaba aliviado, no sabía de qué, pero lo estaba.

No sirvió de nada preguntar por la chica, Saifah siempre respondería que no era nadie importante y que no tenía por qué prestarle atención. Quería gritarle que esa chica lo había intimidado, pero mejor optó por no hacerlo, seguirle la corriente y creer que de verdad, nada de eso poseía relevancia alguna.

Caminó todo el pasillo en el que supuestamente estaban los libros sobre periodismo por largo tiempo y seguía sin encontrar el que necesitaba. Iba a rendirse, iba a tomar cualquier otro libro y haría ese proyecto como se le diera la gana. Pero entonces recordó que se había dicho a sí mismo que era capaz de obtener buenas notas ese semestre aun con su vida de escritor de ficción. Aunque hubiera regresado a casa con sus padres, ese compromiso dentro de él seguía vivo y esa determinación para lograrlo también. Es solo que tener un novio popular le complicaba un poco la vida al igual que la endulzaba... tal y como esa chica dijo. Hacer caso a sus palabras era lo peor que podía hacer y por eso se maldijo, por no poder pensar claramente.

—¿Necesitas ayuda? — Oyó tras de sí y saltó debido al susto.

Vio sorprendido al chico alto, pero con suma tranquilidad respondió con un "sí". Tampoco debía extrañarlo tanto ver a Zen allí, era un pasatiempo suyo pasársela en la biblioteca en su tiempo libre, más del que cualquiera lo haría. Puesto que era un año mayor que él, seguro que podría ayudarlo, así que le enseñó la pantalla de su teléfono donde aparecía el nombre de aquel libro. Zen sonrió.

—Aunque parezca estar relacionado con el periodismo, en su mayoría trata aspectos económicos con relación a la rama. Ven. — Dijo y Zon lo siguió. Si lo hubiera sabido no habría estado buscando en el pasillo incorrecto, se dijo.

Zen tomó el libro desde lo más alto de la estantería y se lo entregó.

—Gracias.

—No hay de qué. — Miró como el más bajo colocaba un visto al lado del nombre del libro en las notas de su teléfono con una gran sonrisa. — Por cierto, ¿cómo es que estás aquí tan tarde? — Se animó a preguntar para también dejar de lado la posible incomodidad que sentía Zon. — No te gusta estar en este tipo de lugares tan tarde.

—S–sí, tienes razón. — La biblioteca estaba casi desierta y un poco lúgubre debido al clima. De hecho habría estado temblando, y no solo por el frío, de no ser porque su cabeza andaba concentrada en otra cosa. — Planeaba venir antes de entrar a trabajar, pero me entretuve demasiado hablando con los amigos de Saifah. — Dijo con un tono un poco más bajo, como si quisiera retractarse de lo que había dicho pero a consciencia de que ya era tarde.

—Qué bien que hayas encajado con ellos. Me alegro por ti. — Revolvió su cabello. Parecía decirlo enserio.

—Zen...