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—Es imposible que me sienta mal. — Dejó la guitarra apoyada en la pared, devolviéndola a donde la había encontrado.

—Lo entiendo, yo también me siento mal pero... me gustas mucho, se me hace un tanto difícil renunciar a este sentimiento. — Estaba seguro de haber escuchado un "me gustas" salir de la boca de Zen, de hecho, muchas veces en lo que iban de noviazgo, pero nunca aquellas palabras habían hecho latir su corazón como lo acababa de lograr Saifah ahora.

También era la primera vez que atravesaba por una situación como esta, y no sabía qué tanto estaba arriesgando: ¿solo una amistad? Todo dependería de cómo se lo tomase Zen. En su más chiflada alucinación, Zen diría: oh, está bien, estoy triste pero... quiero que seas feliz. Pensaba en que él sí diría algo como eso, pero claro, la diferencia esque Zen sí estaba enamorado.

—Por cierto... Zon, ¿a ti te gustaba Zen?

—No. — Respondió sin dudar. — Amigo... siempre lo vi como un amigo.

—Incluso si fuera yo, no porque una persona tenga sentimientos por ti tienes la obligación de corresponderle.

—Lo sé, lo sé — se tomó la cabeza con frustración — pero ahora no hay nada que pueda hacer. Fui en estúpido pero jamás, jamás en la vida volveré a hacerlo.

—De eso me aseguraré yo. — Saifah sonrió. — Creo que me quedaré a tu lado el resto de mi vida. — Se acercó a su rostro con una sola intención. Pero colocó toda su mano en la cara de Sai y lo empujó suavemente.

—Ay por favor, deja de ser tan cursi y mentiroso. — Rió con ganas; Saifah lo siguió.

—Ok, ok. Pero no miento cuando digo que jamás alguien me había atraído tanto y en cuestión de segundos, fue nada más verte. — Dijo mientras le dedicaba una bella, sincera y deslumbrante sonrisa.

Zon solo lo veía cautivado. No tuvo nada más que decir con respecto a eso.

El tiempo había pasado demasiado rápido, casi ni lo habían sentido pasar. Era hora de irse y nada más alejarse unos cuantos metros de la facultad de ingeniería, Saifah se apresuró a enganchar su mano con la de él. Se sorprendió mucho, sintió algo en el pecho, como si por un momento se le hubiese cortado la respiración. Recordó también que ya había hecho eso anteriormente en la convención, por lo que poco a poco se fue relajando. Sin embargo, debió haber un pequeño detalle que delatase su nerviosismo, de otra forma Saifah no lo hubiera intimidado como últimamente hacía; si la intimidación fuera un deporte, Saifah siempre se llevaría las medallas de oro.

—¿Avergonzado nong Zon? — Susurró juguetón.

Que aquella voz áspera y sensual le produjera cosquillas no le importaba, lo iba a dejar de lado. No iba a darle el gusto de dejarse ver como una presa indefensa.

—¿Avergonzado yo? — Detuvo sus pasos, se puso de puntillas y besó su mejilla izquierda. — Jamás. — Culminó. Oh sí, por fuera lucía con mucha confianza, pero por dentro hasta la última de sus células se encontraba alborotada.

Saifah rió, él rió, deseaba que en el futuro siempre fuera así. Aunque ya sabía que era demasiado surrealista imaginar una relación en donde no hubiera discusión alguna, incluso hubo ocasiones en las que Zen se enojaba con él y viceversa, pero no tardaban ni un día en volver a hablar normalmente. Algo sí tenía claro, de su parte nunca habrían gritos o palabras hirientes, era una promesa.

Siguieron caminando y todo fue color de rosa, hasta que sintió la mano de alguien apoyarse en su hombro, deteniéndolo por completo. Ambos se quedaron estáticos al ver de quienes se trataba.

—Zon... — Fue lo único que le escuchó pronunciar antes de que volteara a ver a Saifah. Se veía muy afligido, pero ello rápidamente se transformó en ira.

Lovely Reality [Mii2/SaifahZon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora