13. Las hermanas Punks

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Boomer

- Yo... lo lamento, lamento no haberte respondido antes. También me gustas, Boomer.- murmuró y mi corazón volvió a latir, ahora con más intensidad que antes.

- ¿Qué?¿hablas en serio?- no pude creerlo.

- Sí, es en serio.- soltó una risita.

No podía estar más feliz. No me había rechazado, al contrario, la chica más linda que había conocido y de la que me había enamorado, me había aceptado.

- Entonces... ¿quieres ser mi novia?- pregunté tímidamente.

- Por supuesto.- sonrió emocionada y me abrazó.

Reí de la felicidad y la miré. Nuestras miradas se chocaron, nos sonrojamos sin borrar nuestra sonrisa y cerré el espacio entre nosotros planteándole un dulce beso; en sus labios tan necesarios para mí en ese momento.

Al faltarnos el aire nos separamos. Me quedé inoptizado con el celeste de sus ojos, tan preciosos.

- Creo... que ya deberíamos entrar.- entré en razón.- Ya está refrescando un poco...- sonrió nerviosa y la solté.

- Claro.- asentí avergonzado y entramos a la casa.
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Bellota

- ¿Por qué ese tal Max molestaba al chico?- fui curiosa.

- ¿Te importa?- me encogí de hombros.- Ese chico se llama Austin, y por ser algo "débil" se burlan de él.- hizo comillas con sus dedos y cruzó sus brazos en su nuca.

- Ese Max debe ser todo un idiota.- rodé los ojos.

- Lo es.- asintió- Ya estaba cansado de él.- gruñó.

- ¿Por eso defendiste a Austin?- ladee la cabeza.

- Por eso y... porque me llevo bien con Austin.- se encojió de hombros y abrió la puerta de la enfermería.

Entramos y nos sentamos en unas sillas a esperar. La enfermera estaba ocupada con una chica que se sentía mal y lidiando con el preocupado de su novio, así que busqué alcohol y vendas para ayudarlo yo misma. Le saqué las vendas manchadas con sangre despacio para no hacerle doler y las tiré.

- Bien. Dime si te llega a arder.- le pedí mojando un algodón con el alcohol.

El asintió y procedí a limpiar las heridas anteriores en sus nudillos. Las heridas se habían abierto por volver a golpear, pero sus nudillos no estaban tan mal, por suerte había sido solo un golpe.

- Ahg.- soltó un quejido. Lo miré rápidamente.

- Lo siento.- me disculpé. Seguí limpiando hasta que volvió a soltar un quejido- Perdón.- me apene.

- Deja de disculparte.- me pidió harto.

Le hice caso y seguí hasta que le tuve que volver a poner unas vendas nuevas. Agarré su mano para rodearla con la venda cubriendo sus nudillos. Cuando terminé levanté la mirada a él, y para mi sorpresa, su mirada estaba fija en mí.

Se fue acercando a mí despacio, quizás para hacerse rogar. Me puse roja de la vergüenza y mi respiración se volvió agitada. Puse mis manos en sus mejillas acercandolo. Llegué a pensar en qué estábamos por hacer, pero ya era demasiado tarde, ya que él ya me estaba besando.

- ¡Him!- gritó el entrenador entrando a la enfermería.

Nos separamos de golpe y él se levantó.

- No quise interrumpir esto... pero tienes que estar en el campo.- se aclaró la garganta nervioso.- Ahora.- le ordenó dándose la vuelta para salir.

【𝙰 𝚗𝚎𝚠 𝚋𝚎𝚐𝚒𝚗𝚗𝚒𝚗𝚐】+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora