A pesar de que es consciente de sus propias habilidades físicas —y no se abstiene de presumir con los otros niños del reino, de hecho—, jamás se percata de que podía correr de manera tan salvaje en una situación así. A través del bosque, recorre el mismo camino que conoce, sosteniendo al dragón tan cerca de su pecho que quizás se accede en algún punto, porque oye vagamente un chillido adolorido. No piensa en más que alejarse como una acción automática, aún si cree que las guardianas de su madre podrían neutralizar incluso al rey en unos segundos. Poco después, se percata de que una figura lo sigue desde cerca, no debe voltear para saber exactamente de quién se trata y solo atina maldecir un par de veces antes de acelerar su paso. Sin embargo, aquella persona era rápida, podía alcanzarlo fácilmente y resulta frustrante. Quería huir ágilmente pero siente que una mano se aferra a su brazo, jalando aunque trata de zafarse.
Después, una flecha se clava en un árbol cercano, en donde fácilmente podría haber estado su cabeza sin la intervención del príncipe.
Desvía sus ojos hacia el rostro del niño bicolor, que se mantenía inmutable a pesar de las circunstancias, solo podía vislumbrar algunas líneas tensas en su rostro blanco como el jade, manchado por la cicatriz rojiza. Se pregunta entonces a qué estará jugando, definitivamente no debería confiar en él a este punto, sabiendo que su reino había plantado espías e incluso a su tropa dentro del bosque, bajo sus propias narices. Nunca ha pasado antes, pero tenía la sensación de que traer a los representantes de países exteriores solo traería malas consecuencias, esperaba que sus padres entiendan mejor que él, el hecho de que han estado lo suficientemente bien aislados de la envidia y las represalias de los demás. Sin embargo, no parece ser el caso.
—¡Aléjate de mí! —exclama, apartándose del príncipe tan pronto tiene la oportunidad. No logra dejarlo atrás por mucho tiempo y hace que se pregunte por qué estaba tratando de alcanzarlo con tanto fervor, solo puede pensar que desea conseguir a su dragón.
Conoce el bosque como la palma de su mano, o al menos los sitios que ha recorrido cientos de veces antes. Esquiva los obstáculos e inmediatamente se dirige a la zona que considera más segura, mientras las flechas no dejan de llegar, clavándose en la tierra o en los troncos de los árboles cuando trata de evadirlas. Persistentemente, el príncipe Shouto continúa detrás y, por supuesto, los ataques no están siendo dirigidos a él. En realidad, es una pequeña ventaja, si estaba lo suficientemente cerca, no se atreverían a herir a una persona tan importante. Sin embargo, ellos continúan corriendo, sus energías de agotan, comienza a rozar lugares que no ha visto antes, con la vegetación tan espesa que es difícil no tropezar con arbustos o ramas. Cuando el miedo —sí, miedo, estaba cargando a un bebé dragón— se vuelve alarmante, ve a la loba blanca llegar en sus forma más celestial.
Se veía tan poderosa e imponente como la última vez, podía sentir su determinación corriendo por sus propias venas y de alguna manera su presencia fue exactamente lo que necesitaba para tranquilizarse.
La forma de la diosa es especialmente enorme, nunca fue una sorpresa. El pelo albino nunca lucía completamente pulcro, manchado con barro en ciertas partes e incluso con sangre en algunas ocasiones. Cuando gruñía, hasta el más valeroso sentiría terror por sus dientes afilados revelándose. Inmediatamente, las flechas continuaron llegando, rebotaron en el cuerpo de la bestia inmutable, protegiendo a los niños con su piel increíblemente gruesa. Entiende el mensaje al ver la manera en que se inclina, otorgando el permiso de que se resguarden sobre su lomo y, por supuesto, no pierde tiempo en lo absoluto. Aún se aferra al dragón, montados sobre la espalda de la loba, cuando nota que Shouto tenía las intenciones de acompañarlos también.
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta Katsuki bruscamente, sosteniendo a Eijirou cerca como si el príncipe pudiera arrebatarlo de él en instantes—. ¡Vuelve con su gente si no quieres que te mate aquí mismo!
ESTÁS LEYENDO
Vastag | Bakushima.
FanficLa familia Bakugou son los monarcas de un pueblo antigüo que vive rodeado de un espeso bosque, aceptando aquello que la naturaleza desee otorgarles y siendo resguardados por los dioses que tomaron formas de animales para cuidar del ecosistema. Katsu...