18. Cita

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Atsushi miraba fijamente al azabache quien jugaba con Ry y Ono, ambos niños eran adorables. Atsu resolvía problemas de matemáticas que Kunikida había mandado, al albino le encantaba aprender. Sonrió de ver a su versión adulta sin quitar la mirada de los Akutagawa. – Atsushi, lo estás viendo fijo de nuevo – dijo el menor y el mayor se sonrojo

― Atsu, ¿crees que me gusta Ryunosuke?

― No lo creo, soy tú. Lo sé

― Pe-pero

― ¿Por qué no tienen esa cita? Prueba

― No estoy seguro de querer un mafioso a mi lado

― Las cosas pueden ser más que agencia y mafia

― ¿tú crees?

― Puedo cuidar de Ry y Ono

Atsushi se levantó, el dúo de menores Akutagawa corrieron hacia Atsushi y lo abrazaron - ¿Qué pasa?

― No-nosotros... - trago saliva – te-tengamos una cita

― ¿Por qué saldría contigo?

Los niños rápido se colgaron de Atsushi – NOSOTROS SI – gritaron los niños. Atsushi miro a otro lado, lo primero en su mente fue que había sido un juego. El azabache mayor tomo la cintura del menor

― ¿te sientes obligado?

― N-no...

― ¿un paseo estará bien?

― S-si...

― Bien, tengamos esa cita

Los pequeños Akutagawa saltaron alegres, Atsushi miro a otro lado sonrojado - ¿Qué tipo de cita quieres?

― So-solo caminar está bien ¿no?

― Claro... ¿quieres ir ahora?

― Nos portaremos bien – dijeron los tres niños

― Ah uumh...

― ¿Vamos?

― D-de acuerdo...

Akutagawa tomo la muñeca del albino, salieron de casa no sin antes el azabache mayor le guiñara a los niños. Una vez afuera. Atsushi cerró su libreta – bien par de mafiositos, esta es nuestra última misión antes de despedirnos, hemos hecho todo correcto, luchado y avanzado. ¿Quién hará de está la mejor noche de todas?

― ¡NOSOTROS!

Iban por el centro del pueblo, Atsushi caminaba detrás del azabache, Akutagawa lo volteo a ver, lo espero, Atsushi se emparejo y el mayor tomo su mano para que siguieran así, ninguno de los dos hablaba, para el albino aquello era incomodo, ¿Cómo todo había girado de esa forma? - ¿A dónde vamos?

― A los prados

― ¿Por qué?

― Me gusta el aire seco

― Bien...

Siguieron caminando hasta llegar a los prados, era un campo abierto, lleno de flores, muchos de los del pueblo iban allí por las tardes, los niños corrían y el mafioso solo llevo al albino a una de las bancas que había. Era como si fuese una plaza pero en un pueblo pequeño, donde habían puestos de comida y mucha diversión. Se quedaron sentados varios minutos, sin hablar. Solo miraban a los adultos comer, platicar, los niños jugar... Atsushi suspiro - ¿Qué deberíamos hacer?

― Realmente... He querido preguntarte cosas

― Adelante

― ¿Por qué pasaste en tu infancia?

Soñar es brillar || Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora