Cuatro- Meredid

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Pensé en Mia todo el tiempo, en todas mis clases de arte, su sonrisa estuvo presente, incluso, decidí que para mí proyecto final de pintura al óleo, intentaría plasmar la hermosura de su mirada, no supe si podría representar de manera fidedigna todos los sentimientos que transmitía, pero haría mi mejor esfuerzo.
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Al final de la jornada, me encontré con Gissell en la galería. Era mi prima, nos llevábamos bien, de hecho, también hacia el papel de mejor amiga.
Gissell era increíble, me encantaba pasar tiempo con ella, además de que es muy bonita, de estatura promedio, delgada,  su cabello era interesante  ya que en la sombra se veía negro pero en el sol adquiría un color violeta oscuro. Por encima de todo eso estaban sus ojos  de un tono café dorado que casi parecían estar hechos de miel, y también hacían que muchos chicos se perdieran en ellos, convirtiéndola en una rompecorazones profesional.
- Meredid, te ves muy extraña, ¿Te pasa algo?, ¿Tienes problemas con Xylia?
- No, no pasa nada con Xylia es solo que,  no sé,  hoy conocí a alguien.

Una sonrisa pícara apareció en su rostro- Interesante, estaría de acuerdo en que conocieras a muchas personas, pero hay algo que no me cuadra, y es que tienes novia.
- No seas dramática solo conocí a una chica, que es interesante.
-¿Interesante? Supongo que es tan interesante que te hizo olvidar que hoy cumples ocho felices meses con tu increíble novia.
-¡Mierda!, Lo olvidé- La verdad es que toda la semana hubo mucho trabajo en el instituto, y me la pasé haciendo tareas y pinturas ni siquiera tuve tiempo para ver a Xylia.
- Meredid, Meredid, no entiendo porque sigues haciendo este tipo de cosas ella te quiere le encanta pasar tiempo contigo, además se enfrentó a muchos problemas en su familia por ti.
- No es mi culpa, escucha yo también tengo cosas que hacer tengo cosas que hacer, me enfrenté a muchos problemas en mi familia yo ¡también  tengo una vida!
- Y ella debe ser parte de esa vida, ¡Es tu novia!
- Ya sé pero no es como que tuviera ochenta años, apenas tengo Dieciséis.
- Está bien,  dejemos está conversación que no nos llevará a nada. Y dime, ¿Cómo es ese alguien que conociste?
Inmediatamente Mia se instaló en mis pensamientos y una gran sonrisa apareció en mi rostro- Ella es hermosa.- Muchos adjetivos
-¿Solo hermosa?, ¡Xylia también es hermosa!.
-No, Xyl... Ella es bonita por fuera, tiene un físico bonito, pero Mia es diferente ella aparte de ser bonita por fuera tiene una personalidad increíble, es tierna, inteligente, y eso la hace hermosa.
- No puedes decir eso solo por haberla visto como media hora.
- Claro que puedo soy artista me doy cuenta de muchas cosas, la observé y es especial.
- Está bien, si tú lo dices... Pues no tengo nada que opinar.
- Giss, no te pongas así.
- Está bien ya déjalo ahora céntrate en el regalo que le comprarás, tiene que ser algo lindo. Sobre todo algo que represente su hermosa relación.

Asentí, la verdad era que Xylia y yo nos peleábamos muy seguido. Era bonita y cuando estábamos juntas, me  sentía afortunada de tener a una chica tan atractiva a mi lado pero en estos últimos 2 meses ya no era igual, nuestra relación se convirtió en algo mecánico ya no había chispa ni nada que nos uniera, era deprimente.
Salimos del instituto y nos dirigimos a una plaza comercial estuvimos recorriendo el lugar por más de una hora hasta que entramos a una joyería, decidimos comprar un par de aretes de oro y un pendiente con la letra “M”, ya que así, (según Gissell) me recordaría siempre y me llevaría con ella.
Yo acepté todo sin reproches, la verdad me daba igual el regalo solo me importaba pasar tiempo de calidad con mi novia, o al menos intentarlo, ya saben seguir el protocolo establecido por la sociedad. En el que debo verla cada mes, para celebrar que llevamos otros 30 días de estar juntas algo que me parecía verdaderamente ridículo pero que debía cumplir o si no estaría fallando como pareja.
Giss se encargó de comprar todo yo no dije ni una sola palabra. El costo no importó, ya que mi madre me dio una tarjeta de crédito la cuál recargaba mensualmente con una suma de dinero considerablemente alta, resultado desde luego de su arduo trabajo como presidenta de una compañía informática muy importante.
Cuando por fin salimos de ahí nos despedimos y me dirigí a mi casa. Le llamé a Xylia y le dije que nos veríamos en el centro a las 7:00 PM. La espera fue agonizante, pero en el tiempo que tuve libre me puse a dibujar el boceto de mi proyecto de Artes. Lo intenté muchas veces, y aunque me quedaba bien no lograba transmitir lo que yo quería, me esforcé por plasmar todo lo que Mia provocaba, su tristeza, su esperanza, lo interesante que era, pero no pude,  simplemente quedaba como un dibujo más.
Perdí la noción del tiempo, solo existíamos el lápiz, el papel y yo, era como si nada en el mundo importara, me quedé así, mis pensamientos fluían de manera lenta y en mi mente no había espacio para nada que no fuera ella y esos hermosos ojos negros que me perseguían. Cuando me di cuenta, solo faltaban 20 minutos para la siete por lo que me arreglé lo más rápido que pude. Esta vez por tratarse de una “ocasión especial”, me puse pantalones negros blusa blanca y tenis del mismo color. Me maquillé la pestañas y me puse brillo de labios. Lo hice lo más rápido que pude y  salí de mi casa con el tiempo exacto.
De camino al centro, me puse los audífonos y busqué algunas canciones de LP,   me salieron muchos resultados, pero me decidí por una llamada “Muddy Waters”.
El día estaba extinguiéndose, dando pasó a la oscuridad nocturna el aire fresco me pegaba en la cara y las luces de la ciudad se encendían de manera lenta y constante. Me centré en la música y mi mente se trasladó a todos los momentos felices que he vivido al lado de Xylia. La letra era como una descripción exacta de lo que pasaba, mi relación era como un pozo sin fondo, en resumen Xylia y yo estábamos cayendo en “Aguas pantanosas”  tal y como lo decía la canción, solo que yo no tenía a nadie que me sacara, nadie en quien aferrarme para salir y eso era deprimente.
Estaba a unas cuantas cuadras de llegar, cuando de lejos vislumbré a  Mia. La observé por unos segundos para asegurarme de que era ella, y efectivamente, se trataba de la hermosa chica que conocí en el autobús. Se veía increíble, con su largo cabello recogido en una cola de caballo, un conjunto deportivo color vino, y una playera negra.
En ambas manos iba cargando diferentes mochilas, por lo que le costaba caminar, su imagen era demasiado linda como para no prestarle atención aunque supuse que se caería, ya que en el autobús me di cuenta de su falta de equilibrio. Por lo que no lo pensé dos veces y crucé la calle para hablarle.
Me acerqué en silencio pero antes de decir algo, ella se dio la vuelta y me miró. Sus ojos se clavaron en mí era una mezcla de sorpresa y alegría algo muy raro en ella.
- ¡Hola! Que coincidencia volver a encontrarnos- su voz era demasiado dulce,  como un tintineo que me daba paz y seguridad.
- Hola, me alegra volver a verte ¿A dónde vas?
- A la casa de una amiganqueda a unas cuantas cuadras, no es muy lejos.
- Bueno yo voy al centro, si quieres puedo ayudarte un poco.
- No te preocupes no está muy lejos, yo puedo sola, no hay problema.
- Vamos Mia, tienes mucha distancia que recorrer todavía,  además vas cargando muchas cosas, déjame ayudarte.
Lo pensó unos segundos, luego sonrió y sus mejillas adquirieron un tono rojizo- Está bien, vamos.
Tomé una de sus mochilas y comenzamos a caminar.
- Por cierto, escuché una canción de LP.
Sus ojos se iluminaron adquiriendo un brillo inigualable- ¿En serio?, ¿Cuál?
- Muddy Waters, es increíble.
- ¡Lo sé! Es una de mis favoritas, claro después de algunas otras, pero esa es genial.
- ¿Sabes? Sería interesante que me dieras una especie de lista, con las canciones que más te gusten, me agradaría escucharlas.
Me miró y volvió a sonreír- Desde luego que puedo hacerte una lista, ¿Tienes un lápiz y una hoja de papel?
Solté una risa divertida - ¿Hablas en serio?, ¿La escribirás ahora?
- ¿Y porqué no?
Sonreí, sinceramente no me gustaba que me respondieran una pregunta con otra, era algo que yo consideraba desesperante pero no podía sentir eso con ella. Mia era diferente en muchos sentidos hacía que yo reaccionara o sintiera emocioes que jamás pensé poder experimentar.
Luego de unos minutos me entregó una hoja de papel doblada en 4 partes, en ella escribió 10 de sus canciones favoritas, y me pidió que las escuchara en el orden en que las anotó.
Llegamos al centro, le entregué sus cosas y me despedí de ella, me animé a darle ub abrazo, y sentí como todo el mundo se hacía tan pequeño que cabía entre sus brazos. Guardé la hojita en mi bolsillo y me dirigí  a ver a Xylia. La encontré charlando con un chico y una punzada de celos me recorrió el cuerpo pero traté de desechar ese oscuro sentimiento de inmediato.
Tal y como había dicho Gissell, Xylia era bonita, alta, delgada, de cabello negro cortado a capas y algunos mechones rosas, se maquillaba mucho, sus labios iban pintados de color rojo, y tenía una perforación en la nariz.
Hoy, iba vestida con una falda negra, blusa roja, medias de rejilla y tenis del mismo color que su blusa. Se que su vestimenta se puede malinterpretar, pero no era nada de eso, de nuevo, no hay que seguir estereotipos o etiquetas, era una buena chica, admito que a veces salía de fiesta y de hecho yo la había recogido un par de ocasiones en lugares inseguros, pero supongo que por algo me había enamorado de ella.
- ¡Meredid!, Te extrañé tanto, y hoy te ves muy linda- se acercó a mi, y sin decir nada más, me plantó un beso en la boca. En la literatura y en las películas, cada vez que los protagonistas se besan, su mundo se paraliza, solo existen ellos dos, su amor se siente en el aire, pintan el acto de besar a alguien como lo más hermoso y emocionante que te puede pasar, pero no siempre era así, al menos no con ella.
Yo la amaba, o intentaba hacerlo, solo que cuando la besaba, era todo muy seco, no era emocionante no salían corazones y el mundo no se paralizaba, simplemente unía mis labios a los suyos, y los mantenía así hasta que ella lo decidía.
Se separó de mi, y me tomó de la mano.
- Bien, ¿Qué quieres hacer hoy, Xyl?
- No lo sé, estoy muy emocionada de verte, porque pues no estuve contigo en toda la semana y fue extraño.
- Cierto lo que pasa es que tuve muchas cosas que hacer en el instituto, fue agotador, pero ya estoy aquí, contigo.
- Tienes razón eso es más que suficiente para mí, hoy cumplimos 8 meses de estar juntas es algo insólito, jamás había durado tanto con alguien, pero tú, eres la mejor.
- Tú no te quedas atrás- extraje la pequeña caja de mi bolsillo y se la entregué- Toma, esto es para ti, estuve buscando algo muy especial y creo que esto es bonito.
Sonrió, abrió la cajita y sostuvo los aretes en el aire con cara de orgullo, en ese momento, una idea horrible apareció en mi mente. Pensé que la única razón por la que Xylia seguía conmigo, era por esto, regalos exuberantes, intereses, y aunque deseché esa idea de inmediato, una parte de mi, se negaba a descartarlo.
Nos decidimos por ir al cine, ella eligió una película de terror, y no me quedó otra opción más que aceptar. No le puse atención, me la pasé pensando en las canciones que Mía escribió en esa hoja. Me imaginé que escucharlas sería como una forma de conocerla más a fondo, esas canciones me darían una pista para saber más sobre ella, sería como una conexión con su interior, algo casi mágico.
Salimos del cine, dejé a Xylia en su casa, quien me despidió con otro de esos besos desabridos y secos, y me dirigí a mi casa. Una vez ahí, saqué la hoja de mi bolsillo y la desdoblé con sumo cuidado.
Me quedé impresionada, su letra era bonita, y me percaté de que cuando estaba escribiendo, usó ambas manos para completar la lista. Las canciones estaban distribuidas por toda la hoja, marcadas con asteriscos.
*“Tokio Sunrise”
*“Fighting with myself”
*“Someday”
*“Special”
*“Strange”
*“Recovery”
*“Good with you”
*“Other prople”
*“Dreamer”
*“Suburban Sprawl and Alcohol"
Leí tres veces los nombres, doblé y desdoblé la hoja recordando el momento en que escribió cada palabra. Me pasé algunos minutos así, hasta que me percaté de que al reverso de la hoja había otra cosa escrita. Lo leí más de una vez, incapaz de creer lo que estaba en mis manos.  Era su número de teléfono, ¡El número de teléfono de Mia! Un sentimiento de emoción incontenible se instaló en mi pecho, esto era genial, tenía una forma de hablar con ella, y bueno, lo de las canciones será una buena excusa. Registré su número en mi teléfono y me apresuré  a escucharlas.
Eran INCREÍBLES, amé la letra, otra vez esa combinación perfecta entre palabras y melodías. Estaba acostada en mi cama, mirando el techo. Al escucharlas, sentí como si hubiese oído una parte de ella, descubrí sus sentimientos, la forma en como percibe la vida, me sentí cerca, como si con tan solo 60 minutos musicalizados, me hubiera dado un pase directo a su corazón y a su alma.
Quedé fascinada con lo que pueden lograr un par de canciones, la que más me gustó  fue "Fighting with myself”  me identifiqué con la letra, era como si se describiera lo que estaba pasando en mi interior de manera exacta y hermosa, aunque en realidad fuera un caos.
Cuando terminé de escucharlas, tomé mi teléfono y traté de escribirle un mensaje, pero no pude, me quedé mirando la pantalla por varios segundos, hasta que logré formar una idea coherente...

Más allá de tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora