Y así va, todo comienza de nuevo, no puedo ganar tiempo, no puedo cambiar de opinión esta noche.
Me llamarás y me dirás: Todo esto fue un error
Lo intentarás. No estoy buscando un largo adiós
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El cuerpo de ella estaba tirado en el suelo inconsciente por el golpe que se dio en la cabeza cuando la empujó con rudeza.
La rubia irradiaba de sus pupilas azules odio, ira, frustración, impotencia, venganza; quería borrar de la faz de la tierra a la única persona capaz de robarle al hombre de sus deseos.
Con pesadez arrastra su pierna a cada paso que da, puñal en mano, saboreaba su victoria que creía poseer de manera anticipada. Ya nada importaba, si era necesario, ella misma le pondría fin a la vida de Candice White.
-¡Yo le salvé la vida! Por lo tanto me pertenece ¡Él es mío! ¡¡Nunca permitiré que me lo quites con tu sacrificio inútil!!
Se arrodilló cerca del cuerpo de la rubia y tiró de sus cabellos con rabia a la vez que deslizaba la hoja fría afilada por su mejía; debido al daño infringido Candy estrujó el rostro del dolor
-¡¡Maldita, nunca permitiré que me quites a Terry!!
Un alarido intenso se escapó de la garganta de Candy al sentir en su costado brotar el líquido cálido y rojo debido a la herida
-Aaaarr... ¡Suéltame! ¡Déjame, no me hagas daño!
Otra puñalada más y el cuerpo de Candy empezó a temblar. Unas manos fuertes tomaron por los hombros a la rubia lanzándole lejos de su amada, había llegado, no podía permitir que Susana matara a su Tarzán con Pecas
-¡Déjala en paz!... ¡Candy ¿Estás bien?!
-¡Te-Terry!...
Susurro suavemente
-Tranquila cariño, yo te sacaré de aquí
-¡¡Maldito!! ¿A dónde te crees que vas?
-Aaaahhh
Posesa de ira, Susana apuñala a Terry cuando intentaba llevarse en brazos a Candy, el ver cómo él se preocupó de su enemiga le enervó los ánimos, si no era de ella, Terry no sería de nadie.
-No permitiré que te la lleves, estás muy mal de la cabeza si crees que no haré nada para impedirlo
-¡Suéltame! ¡Susana, estás loca!
-Seeee... ¡Lo estoy! ¡Lo estoy desde que la preferiste a ella en vez de mí!... ahora los dos moriréis juntos
-Aaaaaahhh
El grito de dolor fue ensordecedor, retumba en las paredes de la estancia, una tras otra y otra vez, la rubia incrustaba el cuchillo en la espalda de Terry, quien intentaba proteger a Candy cubriéndola con su cuerpo.
Su pecho le ardía y su ser temblaba, sangre brotó de su boca, de un tirón Susana lo hizo a un lado, desde cual podía apreciar cómo se colocaba sobre Candy y la apuñalaba. Todo había llegado a su final.
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Dices que sientes que siempre estás solo. Sí, te encanta fingir pero nunca has sido uno, para dejar que otros entre a tu casa.
Todos tenemos nuestras razones pero no puedes sentir como si estuvieras mejor por tu cuenta.
Porque tú y yo sabemos. Hemos viajado por este camino.
Después de su presentación del Rey Lear en Chicago, Susana estaba feliz, como otra función más, todo había salido de maravilla. Actuar con Terry le encanta, que ese hombre le rodee con su brazo al salir del teatro la encandila, es imposible fingir que no babea de amor por él.
Cuando la abandonó en la fiesta después de encontrarse con unos jóvenes de la alta sociedad vestidos muy elegantes y preguntarles por una tal Candy, los celos se hicieron presente y no pudo estar tranquila lo que quedó de la velada, así que decidió irse al hotel, de seguro Terry ya estaría ahí.
Lo buscó en su habitación y no había nadie, cuando bajaba a recepción para preguntar sobre él, vio como una joven vestida de rosa, zapato en mano y moño desaliñado -la sorprendieron por sus pintas- pero cuando escuchó su nombre, su mente rápidamente maquino, ella era la persona por la cual Terry la había dejado en la fiesta, era por quien suspiraba en el tejado del teatro y el que susurraba de vez en cuando al creerse solo, "Candy"
Le mintió, como una bellaca, como buena actriz que es, como una desgraciada, le dijo que estaba descansado y que no podía recibir visitas de sus admiradoras, mintió y la muy sosa le creyó, se fue creyendo ciegamente en sus palabras.
Fue más que notorio el cambiazo que dió Terry después de saber que esa mujer estaba en esa ciudad. Susana estruja la servilleta de ver como él pasa de ella nuevamente. Cuando estaba en el tren vio como una persona vestida de blanco corría al lado del armatoste, estaba gritando algo, se levanta de su asiento y asoma su cabeza por la ventana para oír mejor...
-¡¡Terry!!... ¡¡Teeerryyy!!
-¡¡Candy!!
¡Se habían visto! Finalmente esos dos se vieron... esto no le auguraba nada bueno, en todo el trayecto pensó en preguntarle sobre esa mujer pero al verlo dormir tan plácidamente en su asiento frente de ella desistió de la idea y maquinó una estrategia para mantenerlo siempre a su lado.
Puede parecer desesperado, pero cuando llegó a la ciudad, decidió dar un paseo a solas, a lo mejor encontraba algo que pudiese utilizar a su favor, es entonces que se encuentra alguien, de dudosa procedencia, aspecto temible, manos arrugadas y vestido todo de blanco... no había espacio a la duda, era la persona exacta para pedirle ayuda.
Así lo hizo, Susana le pidió que le hiciera un favor... no uno normal, no uno cualquiera, uno especial. El hombre ante ella sonreía al verla hecha una manojo de nervios
-Quiero que sea solo mío... que me elija a mí
-¿Estás segura de lo que pides? ¿Es eso exactamente lo que quieres?
-Sí
-¿Estás dispuesta a pagar su precio por este trato?
-Si quiere dinero puedo darle una parte ahora y más adelante el resto, yo vivo en New York
-Sé muy bien en dónde vive Susana Marlow
A la rubia la sacudió un escalofrío cuando ese hombre la llamó por su nombre real, sin duda alguna, este no era una farsante.
-El dinero es lo de menos, el precio que debe pagar es muy alto y debe estar segura que está dispuesta a darlo
-¿Cu-cuál es el precio?
-Debe romper un corazón
En ese momento sintió como si el peso de una tonelada se colocara sobre sus hombros, las hierbas en sus manos le decían "Pruébame" pero su corazón le dice "Cuidado, es muy arriesgado". Tantas veces antes había deseado a Terry solo para ella y siempre termina donde empezaba, con el "Roto y desconsolado corazón"
Al verlo descender los escalones para ir hacia el teatro sonriendo como nunca antes, Susana se convenció que lo haría, así fue como preparo un té especial para su compañero el "Rey de Francia".
Continuaron con la gira, y muy poco se pudo ver que el brebaje hiciera cambio en Terry, ¿Será porque andan viajando que no se percata tanto del efecto? Por lo que decidió esperar hasta estar de nuevo en casa.
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"Hicimos un Trato" Minific Susana
أدب الهواةMuy difícilmente Susana puede disimular la atracción que siente por su compañero de tablas; el tiempo transcurrido en los ensayos, altas horas saliendo del teatro tras cada función y los diálogos que debían ensayar juntos; eran los momentos más esp...