Capítulo 28

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Holaaaa! Ya se que va con una semana de retraso, LO SIENTOO. De verdad, perdon perdón y más perdón. Esta semana me ha pasado de todo, estoy como en un bucle infinito en el que solo tengo examenes y más examenes y cuando no es así me pongo mala. 

El mundo me odia.

Pero bueno, aquí teneis el capitulo, más larguito de lo normal Y POR LAS VACACIONES INTENTARÉ SUBIR UN CAPITULO SEMANAL O HACER ALGÚN MARATÓN ;)

Espero que disfruteis, voteis y comenteis ;)♥

PHOEBE P.O.V

El taxi nos deja frente a mi casa y respiro, sintiéndome segura, al saber que papá no está en casa.

Divinas madres confabuladoras y vendedoras de información.

-Vamos.- Le digo sonriente a Alex, sin soltar por un segundo su mano.

El trayecto ha sido incomodo. ¿Pero cómo no iba a serlo si lo único en lo que podía pensar era en sus dedos enredados con los míos?

Exacto, el único momento de conversación que hubo durante el viaje fue un "Hace buen día, ¿No les parece?" por parte del conductor que nunca llego a ser contestado.

-Umm. ¿Tus padres..?-Pregunta él con cuidado.

Las cámaras de seguridad se giran hacía nosotros, vigilantes, y me sorprende que aunque Alex se dé cuenta no se separe de mi como solía hacer frente a la Gran autoridad Suprema de mi padre.

-No están.- Sonrío intentando relajar la situación.

Inútil.

Los dos sabemos que mi padre verá esa grabación en cuanto llegue a casa.

También sabemos que no le hará ninguna gracia vernos tan juntitos. Pero si él no me quiere soltar, no seré yo quien le convenza.

-Bien. ¿Garaje?-

Alzo una ceja frente a su gran pregunta.

-No, piscina.

-Ja, ja.- Dice irónico mientras que, tirando de mi mano derecha, hace que mi espalda se coloque frente a su pecho y que su brazo me impida moverme.

Un segundo después su mano izquierda se coloca en mi costillas.

-Ni se te ocurra.- Chillo. No me da tiempo a más, las cosquillas llegan haciéndome enloquecer.

-Estás graciosilla hoy. ¿Quieres reírte? Yo te ayudo.

No era consciente de la cantidad de insultos que conocía hasta ese momento.

-Te odio.- Miento.

Sus ojos brillan con esa chispa tan especial que me encanta y, mientras tanto, yo me enamoro un poquito más.

-No te lo crees ni tú.- Cuanta razón en seis palabras. Con esa sonrisa que me está mostrando, ¿Quien podría odiarle?

-Cállate.- Digo. Se supone que debería simular enfado, pero creo que el que sea dicho medio en risas y con una sonrisa en mi cara anula ese efecto.

Su manera de actuar a vuelto a mejorar el ambiente.

-Sí, mi capitana.- Bromea.

Es adorable la manera en la que se lleva la mano al frente simulando estar a mis órdenes.

Es una pena que esa mano sea la que hace unos segundos cubría la mía.

Con un suspiro resignado y una sonrisa complaciente lo guio hasta el garaje.

Más que la hija de Grey ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora