Capítulo IV

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Me desperté sin oír nada, ningún disparo, ninguna bomba, nada. Ya habían pasado unos pocos días desde la primera vez que estaban pegando tiros por la mañana. Bajé a la cocina y estaba mi madre preparando un pequeño desayuno para los tres.

-Buenos días mamá, se ve que las cosas se han calmado, ¿no? -dije dandole un beso en la mejilla

-Eso parece, espero que dure bastante -dijo terminando de preparar el desayuno -Zivit, llama a tu hermano, vamos a desayunar

-Vale mamá -dije yendo a las escaleras y subí a despertar a mi hermano para el desayuno.

La mañana fue bastante tranquila, me asomé varias veces por la ventana y se veían a los niños corretear y algunos ancianos sentados en los bancos hablando. Me puse a limpiar la casa junto a mi hermano mientras mi madre preparaba el almuerzo.

Cuando terminamos de comer empezaron los disparos de nuevo, recogimos corriendo los platos y fuimos hacia el sótano, pero antes de entrar escuche a alguien desde la puerta, estaba pidiendo ayuda y aporreaba la puerta, tardé unos segundos en reaccionar y en pensar si era una trampa, pero al ver que insistía no dude más y abrí. Era una chica rubia de ojos verdes.

-¡Entra corre! -le grité tirando de la manga del abrigo

La chica solo me seguía, le agarré la mano y la llevé al sótano con mi madre y mi hermano tras cerrar la puerta con seguro.

Al llegar abajo me abrazó y comenzó a llorar, yo le acariciaba el pelo para reconfortar la.

-Gracias, gracias de verdad -dijo ella aun llorando

-Hubieras hecho lo mismo, estoy segura -le dije para animarla un poco

Tras recuperarse del susto se separó y se presentó, dijo que se llamaba Chay, me presenté y también a mi madre y a mi hermano. 

Le pregunté que porqué estaba en el barrio, y me dijo que su madre la mandó a comprar unas cosas y que cuando iba a volver a casa empezaron a pegar tiros unos hombres enmascarados, y que mataron a algunos ancianos. Mi madre le dijo que se quedase hasta que no hubiese peligro y eso hizo. 

Ella no se separó de mí, y tampoco quería que lo hiciese, me sentía a gusto con ella a pesar de haberla conocido hace pocas horas.

En cuanto pararon los tiros salimos los cuatro del sótano y me despedí de ella, me abrazó y yo le correspondí, ella dijo que volvería para agradecerme todo lo que hice por ella, y a mi madre le pareció bien.

-Ten cuidado a la vuelta -le dije

-Vuelve cuando quieras -le dijo mi madre

Cuando se fue cerramos la puerta con seguro, era tarde y a saber que podría pasar.

-Pobre chica, has hecho bien en abrirle, la has salvado de esos hombres -dijo mi madre

-Menos mal que nos pusimos a recoger, si lo hubiésemos dejado todo manga por hombro no hubiese llegado a oír la puerta -le dije a mi madre

-Me alegro de que le haya salido todo bien a esa pobre chica -me dijo mi madre

-Pues sí -agaché la cabeza y susurré -Espero volver a verla

-¿Has dicho algo? -me preguntó mi madre

-No no, nada -le dije yo intentando parecer tranquila

-Bueno, voy a hacer algo de cena, el día ha sido algo movido -dijo mi madre yendo a la cocina

Yo subí a mi cuarto y no podía parar de pensar en esa chica, en Chay, no sé porque pero cada vez que pensaba en ella me daba un vuelco el corazón. Tengo que decir que es bastante guapa, era un poco más alta que yo, y tenía la piel muy clara con pecas.

-¿Pero por qué estoy pensando estas cosas? -me pregunté a mi misma -¿Y por qué me late tan rápido el corazón cuando pienso en ella? Nunca me había pasado nada parecido

Estuve parte de la tarde preguntándome estas cosas y pensando en ella, hasta que me quedé dormida y empecé a soñar. En el sueño estaba ella, estaba a unos pasos más delante de mí, en una calle en la que solo estábamos las dos, ella de vez en cuando de giraba y me sonreía y yo le respondía con otra.

-Venga vamos - me decía ella

-Voy lo más rápido que puedo, eres muy rápida -le dije yo intentando alcanzarla

-Corre corre -me sonreía mientras que corría despacio

-Ve más despacio -le insistía

-¡¡Zivit!! -Escuché a lo lejos -¡¡Zivit!! 

Me desperté de golpe, ¿Cuánto he dormido?

-¡Zivit baja ya! -gritó mi madre desde abajo

-¡Voy! -baje lo más rápido posible 

-Ven -me dijo desde el salón

-¿Qué pasa mamá? -le dije entrando al salón

-Mira -me dijo con lágrimas en los ojos, me dió un periódico en el que decía:

Hitler y su fiel compañero Paul von Hindenburg, nuevos candidatos a la alcaldía, votaciones pasado mañana.

-No puede ser -le dije -bueno cálmate mamá, dudo mucho que ganen, no saben lo que dicen, dudo que la mayoría los voten

-Eso espero hija, eso espero

Por algún motivo pensé en lo que podría decir Chay respecto a este tema, sé que ella no sería capaz de pensar como esa gente, si no porqué estaría por este barrio.

-Pero qué estoy pensando, ella no sería capaz de pensar así -dije en voz baja

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2020 ⏰

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