Promesa

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Ah, había desperdiciado un día, estaba bastante consiente de ello y más que seguro del regaño que recibiría por parte del pelirrojo. ¿Su excusa? Probablemente se inventaría alguna historia sobre mucho trabajo en la agencia y pocas horas de sueño.
Caminó por los pasillos hasta llegar a la sala de estar donde se encontraba el otro héroe revisando algunos documentos y tecleando varias cosas en la laptop. Tragó saliva dispuesto a ser quien hablará primero, para su desgracia el mayor ya se había adelantado.

— Eres un Omega.

— ¿Eh?

Eso no era precisamente lo que se esperaba a primera hora del día, se mantuvo en silencio intentando recapitular cada una de sus acciones, buscaba qué era lo que le había delatado, el error que había cometido, a decir verdad ¿Desde cuando el otro sabía de ello? ¿Su aroma era bastante obvio? No, él sabía que su disfraz era lo suficientemente creíble, tanto que había tenido que usar diferentes perfumes para ocultar su propio aroma.

Seguía en su posición, por primera vez no sabía que responder.

Hawks estaba seguro de algo, Enji odiaba a los de su tipo, Endeavor era bastante conocido por ello, ningún Omega se acercaba a él y tampoco él era alguien que los buscase, la gente se daba cuenta de todo, incluso que su aparente esposa, aún siendo un Omega de clase alta, no compartía un vínculo con éste, nunca fue marcada y solo fue usada para dar un hijo perfecto para los fines egoístas del hombre.

Probablemente Endeavor ya no deseaba trabajar con él y eso era una gran punzada a su corazón y a sus esfuerzos por ser un gran compañero para él.

El sonido de la laptop cerrándose lo sacó de sus pensamientos, ambas miradas chocaron por unos segundos antes de que el mayor buscase entre los bolsillos de sus prendas, la pequeña caja que antes contenían los supresores del rubio ahora estaba sobre la mesita de madera.

— ¿Dónde los conseguiste?

— Eso es clasificado.

— Hawks.

— No he hecho algo ilegal si es lo que piensas.

— ¿El gobierno te los ha dado?
Sin respuesta.

Un nuevo suspiro por parte del pelirrojo quién, ahora se levantaba de su lugar y dirigía hacía la entrada del lugar, sin aviso alguno optó por salir.

El alado bajó su mirada, sabía que Endeavor estaba molesto, probablemente incluso lo odiaba en este momento, su misión sería un fracaso y todo por su incompetencia, no, por confiar en que su celo tardaría en llegar. ¡Claro que se saldría de control si estaba junto a un alfa como Endeavor! Gruñó, caminó hacia donde la pequeña caja y la arrojó en un arranque. Dejó caer su cuerpo sobre el sofá y su vista se mantuvo el la laptop que aún seguía sobre la mesa, cerró sus ojos, aún tenía secuelas por la medicina y su cuerpo aún estaba adormilado.

Una vez más se quedó dormido.
El aroma a comida fue lo que le despertó, un sutil aroma a curry y pollo, definitivamente eso era, su estómago rugió en respuesta y poco a poco se levantó del sofá. Estiro sus alas, dormir en ese lugar no había sido tan cómodo como pensó.

La laptop había desaparecido, en la mesa ahora se encontraba un plato de curry con pollo, algo de arroz y  jugo de naranja. Observó a todos lados en espera de su compañero, sin señales de este tomó el tazón de arroz, los palillos, agradeció por el alimento y finalmente comenzó a comer; no había ingerido nada desde ayer.

El sonido de la puerta abrirse le hizo dirigir su atención al pelirrojo, quién ahora llegaba con un mapa en manos, mapa que extendió junto a los platos del rubio para que esté notará los diversos círculos dibujados por este, eran aproximadamente cinco lugares con círculos y tres tachados.

— Los aldeanos me han mencionado que viven de sus cultivos, ellos exportan varias frutas y verduras a la ciudad, sin embargo estos edificios no combinan para nada con el pueblo. Tenemos una fábrica abandonada, al principio se quería usar para la creación de textiles o eso era lo que le dijeron a los habitantes, ellos dicen que en su momento veían salir vapor de ese lugar, también tenemos dos casas abandonadas, los dueños decidieron mudarse a la ciudad y dos edificios más, un hospital que no logró juntar los recursos necesarios para la finalización del proyecto y una estación del tren abandonada, planeaba ser una opción viable y rápida hacia la ciudad.

Estaba escuchando la explicación, se sorprendió más por el hecho de que Endeavor esté hablando con él con esa normalidad, también por el esfuerzo que había hecho en encontrar tal información en tan poco tiempo, bien, por primera vez odiaba sentirse un poco inútil. Tragó, su mirada observaba los lugares, todos estaban a las afueras del pueblo y solo las casas abandonadas se encontraban en la parte central cerca de un río.

— El hospital suena muy sospechoso.

Finalmente habló.

— Lo mismo pensé, tan solo lo investigue por fuera, una obra a medio terminar sin nada sospechoso, no hay marcas de ser habitada durante estos últimos meses. Tal vez tú encuentres algo que yo no haya podido ver.

— … Endeavor’san.

— ¿Qué sucede?

— ¿Aún quieres trabajar conmigo?

— ¿A qué viene eso? Nos dieron una misión y como héroes debemos cumplir.

— Es cierto.

Tras decir ello el rubio tomó los platos y se levantó para dejarlos sobre el fregadero de la cocina, lavó lo usado y volvió a donde su compañero.

Infló su pecho y con una sonrisa en el rostro habló una vez más.

— ¡El héroe alado Hawks entra en escena una vez más! Investigaré los lugares en un dos por tres.

— No irás solo.

— ¿¡Eh!? ¿Por qué? Tengo energías.

— ¿Y que hay con tu celo?

— ¡No importa tengo mis… ah! ¿Por qué está vacía?

— Me deshice de ellos.

— ¿¡Estás loco!?

— ¡Oye!

— Es decir…con todo respeto. ¿¡Perdiste la cabeza!? ¿Qué voy a hacer?

— Comprar unos cominos y corrientes.

— ¡Estamos en el medio de la nada! Y estoy seguro que aquí no llega el servicio de mensajería porque ni siquiera tengo línea telefónica. ¡Oh Dios mío estoy perdido!

— Estás exagerando.

— ¿Por qué estás tan calmado?

— ¿Por qué estás sobre exagerando las cosas?

— No lo hago.

La discusión no parecía ir a ningún lado, Enji estaba perdiendo la paciencia con los gritos del menos y Hawks ya quería salir volando por la ventana y volver a la comodidad de su casa y sobretodo a la civilización.

Caramel MacchiatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora