Por más que lo intentaba como nuevo héroe número uno cada día salía más tarde de su propia agencia, muchas veces solo los vigilantes y él eran los únicos en el edificio. El sonido de las teclas del computador eran lo único que se escuchaban en su oficina, su vista estaba en el documento y de vez en cuando se posiciona en la esquina inferior derecha de su pantalla, ahí donde marcaba la hora: 3:23 AM.
Hoy Shōto no estaba en casa, por lo que era necesario su regreso o su querido rubio terminaría preocupándose por él, aunque probablemente éste ya esté durmiendo en la habitación. Se llevó sus dedos al puente de su nariz a la vez que se separó de la pantalla, el ardor en sus ojos por el largo lapso de tiempo cerca del ordenador ya le estaba pasando factura, era momento de volver y descansar o perdería la vista. Guardó los documentos y finalmente apagó el aparato, tomó unos minutos dejando descansar su espalda sobre el respaldo de su asiento, un pequeño descanso mientras se decidía a levantarse, cerró sus ojos, no habían pasado ni cinco segundos cuando su móvil comenzó a sonar, dudoso por la hora en la que recibía el llamado contestó no sin antes asegurarse de quién se trataba, la preocupación se notó cuando leyó el nombre del rubio.
— Keigo, voy camino a casa. ¿Qué sucede?
Preguntó, probablemente esté estaba asustado al no verle en casa o tal vez tuvo otra de esas constantes pesadillas que tanto le atormentaban, desde que comenzó a vivir con Hawks, había notado que este solía tener varias pesadillas en la noche, mayormente relacionadas a los malos tratos recibidos en su infancia; Hawks temía quedarse solo de nuevo.
El silencio en la bocina de su teléfono le hizo dudar, Hawks no parecía responder, pero lograba escuchar sollozos al otro lado de la cocina y los quejidos del menor, muy leves pero sabía que se trataba de él, definitivamente era una pesadilla y de las grandes, pensó. Estaba a punto de pronunciar palabra ya que el otro no parecía poder hacerlo, tan solo le diría lo de siempre para intentar calmarle, abrió sus labios y en ese momento la voz entrecortada de Keigo volvió.
— L-Lo lamento.
— ¿Qué cosa?
— Hice un desastre, lo lamento, pero dolía mucho.
— ¿Qué cosa, Kei? No puedo entenderte.
— Enji, vuelve.
Nuevamente los sollozos del menor se hicieron presentes, podía escuchar como éste se alejó de la bocina una vez más antes de colgar. Bien, eso fue raro, aún si se trataba de alguna de sus pesadillas de siempre Hawks no era quién le colgaba, usualmente era él quien lo hacía porque el chico volvía a quedarse dormido después de un rato de plática.
Sin pensarlo dos veces se puso en marcha, con llaves y saco a la mano salió de su oficina, se despidió de los guardias de seguridad y caminó hasta su auto, conducir a esas horas no era problema, a pesar de estar en una ciudad con constante movimiento vehicular, las autopistas eran más tranquilas a esas horas, por lo que solo le tomo minutos llegar a casa.
La casa estaba a oscuras, en la entrada tan solo la luz de una pequeña lámpara de mesa que siempre Keigo dejaba para el mayor iluminaba el camino, se dirigió a la habitación donde el menor aguardaba y el mismo resultado; una habitación a oscuras, las cortinas yacían cerradas impidiendo el paso de la luz de la luna. Lo primero que hizo fue asegurarse de tener algo de visibilidad así que, no tuvo de otra más que abrir las cortinas, en su cama habían varias almohadas y mantas, recordaba que Hawks deseaba hacer un nido, ahora estaba seguro que había cumplido con sus palabras, puesto que todo era un desastre lleno de cojines y mantas; entendía porqué se disculpaba.
— Keigo.
Le llamó, pudo ver como el montículo en su cama se removía, tal vez estaba durmiendo de nuevo y le acababa de despertar, cuidadoso se acercó a la orilla y tomó asiento, su diestra se posó sobre el montículo dando a entender sobre su presencia. Las mantas comenzaron a moverse y poco a poco la cabecita del rubio se asomó entre tanta tela, al momento de tomar asiento, está cayó hasta sus hombros.
— Enji.
— ¿Tuviste otra pesadilla?
Preguntó, ahora llevando uno de sus dígitos hacía una de las mejillas del rubio, aún estaba húmeda y sus ojos estaban hinchados. Para su sorpresa Hawks negó, incluso pudo percibir como sus mejillas tomaron un ligero color carmín al momento de recibir las caricias. La mirada del chico bajó y volvió al pelirrojo, intentaba decirle algo pero no sabía cómo explicar lo que sucedió.
El chico extendió una de sus manos, esperando a que el mayor la tomase, éste entendió el mensaje e hizo caso, acto seguido el rubio guío la mano del héroe al interior de las mantas, lo primero que sintió fueron las alas de Hawks, pero estas se movieron ligeramente para darle paso, ahora el tacto le tenía atónito, era algo duro, liso y duro pero bastante cálido. Por primera vez en su larga carrera como héroe, Enji Todoroki entendió lo que sucedía y cayó en pánico.
— ¡K-Kei esto es!
— ¡Shh! No hagas ruido.
— ¿¡Cómo no voy a hacer ruido!? Keigo acabas de poner un huevo.
— De alguna manera soy un ave.
— ¡Pero es un huevo!
Enji ya había retirado su mano y se había levantado para caminar por toda la habitación buscando la maldita lámpara de noche para poder visualizar mejor lo que tenía delante. Hawks se cubrió con las mantas de nueva manera ante la molestia de la luz, nuevamente el mayor volvió a su puesto anterior, tomó aire y apartó con cuidado las telas que cubrían al menor, finalmente pudo visualizar de mejor manera lo que tenía en brazos; era un huevo sí, lo bastante grande para entrar exactamente en los brazos del rubio, su mano volvió a posarse sobre la dura cáscara, podía sentir la calidez que este emitía ¿Realmente su hijo/a estaría ahí dentro? No tenía ni idea de cuánto siquiera tardaría en encubarse, Dios, todo era tan confuso.
Apartó su mano dejando que Hawks volviera a abrazar el huevo, lo envolvía con sus alas para brindarle calor y seguridad, el menor se acomodó en la cama de manera que podrían caber ambos, ahora ya no acaparaba todo el colchón.
— ¿Planeas dormir así?
— Estoy cansado y aún me duele mucho.
— ¿Duele? Espera… ¿¡Lo tuviste en la cama!?
— Tranquilo, cambié las sábanas y todo. Incluso tuve que darme un baño.
Esa era una imagen mental que no era necesaria, por primera vez agradecía no estar presente, pero estaba seguro que era menos impactante que ver una labor de parto natural. Soltó un suspiro y se recostó justo a lado de su pareja, el menor estaba bastante agotado porque con solo tocar la almohada cerró sus ojos y se quedó dormido, por otro lado el pelirrojo tenía muchos problemas para ello.
Temía que durante el tiempo que estaban dormidos aplastarse sin querer el huevo o que Hawks se moviera y lo dejara caer, no, el solo pensarlo le hizo levantarse y acomodar los cojines en el suelo alrededor de la cama, solo por si acaso. Volvió a apagar la lamparita dejando solo la iluminación de la luna; una larga noche le esperaba.
La luz del día le dio de lleno a su rostro, no había notado en qué momento el cansancio le derrotó, intentaba recordar, pero la imagen del huevo vino a su mente por lo que rápida mente se reincorporó, busco a Hawks con la mirada, el chico yacía aún dormido a su lado, levantó las cobijas para asegurarse de que tenía el huevo aún en brazos, al notar éste suspiro aliviado, había sobrevivido a la primera noche.
Se levantó para cerrar las cortinas, necesitaba dormir un poco más o su mal humor sería evidente, camino hasta el baño para lavarse la cara, más que nada recapitular lo sucedido durante los últimos meses: Esa misión en conjunto, el celo de Hawks y cómo descubrió que era un Omega, él cómo terminó cuidándole y ahora ese chico que tanto protegía ahora tenía lo que sería su futuro hijo/a entre sus brazos, una historia loca para ser verdad.
Al regresar a la habitación observó una escena que enterneció su corazón, Hawks estaba sentado en la cama con el huevo cerca de él, su mejilla se frotaba sobre la dura coraza de manera que intentaba darle una pequeña muestra de afecto a lo que sea que estuviera ahí dentro, los soniditos que el alado emitía eran una especie de ronroneo y cántico entrecortado. El chico no había notado su presencia, no hasta que tomó la cercanía suficiente para lograr acariciar sus rubios cabellos.
Los Omegas podrían ser muy maternales por naturaleza, ahora era testigo de ello.
— Pareces muy feliz de tenerlo.
— ¿Eh? ¡Es porque es muy cálido me gustan las cosas calentitas.
— ¿Es eso? ¿Entonces porque le abrazas así?
— Porque es mi… porque se enfriará, te digo, me gustan las cosas calentitas, no quiero que se enfríe. ¡No tiene nada que ver con lo que hay ahí dentro! Es más, quiero volver al trabajo aún.
— ¿Es eso una fase de negación?
— ¡Hmp!
— Entonces me lo llevo para que lo examinen.
— ¡NO TE LLEVES MI HUEVO! Ah… hmp.
Enji no pudo esconder una sonrisa cuando vio a su Omega inflar sus mejillas y abrazar al huevo de manera posesiva, los suaves gruñidos que este emitía demostraban lo sobreprotector que podía ser Hawks. Dicen que los halcones son bastante violentos al proteger a sus pichones y nido, su futuro hijo no podría estar en mejores manos de las que ya.
— Tengo que volver al trabajo.
— ¿Tan rápido? Aún no hemos desayunado.
— Volveré temprano, terminé mis pendientes a tiempo solo debo entregarlos.
— Ya veo.
— Keigo.
— ¿Qué?
— Te amo, no pienses nada raro ¿Sí?
— No, aquí te espero.
— Por cierto, Kei.
— Hmmm…
— Compré otro chip a tu móvil, ya he registrado tu nuevo número, espero eso te ayude con tu problema.
— Ah, lo había olvidado.
— No olvides de avisarle a tus contactos.
— Hecho.
Un último beso fue depositado en los labios del joven, el pelirrojo ya había tomado sus cosas para retirarse, llaves y portafolio en mano, se despidió una vez más para dejar a Hawks solo.
El chico observó al huevo que traía en brazos, apoyó su mejilla contra éste, cerró sus ojos por unos minutos.
— Tengo miedo de que nazcas, no creo poder cuidarte como se debe, pero también quiero saber quién está ahí dentro. ¿Sabes? Siempre quise darle una familia a Enji, pensé que él me abandonaría a estas alturas, llegar hasta aquí es un sueño. Miruko se moriría de risa al saber que estoy hablando contigo, dudo que puedas escucharme.
Soltó un largo suspiro antes de levantarse, era hora de comenzar su día.
Los planes cambiaron cuando Enji recibió una misión de urgencia, aparentemente tenían algunos rehenes en un banco y amenazaban con matarlos de ser necesario si no cumplían con sus pedidos.
El pelirrojo se puso manos a la obra, necesitaba terminar rápido con el asunto, podría intentar sacarlos a la fuerza, pero no era tan rápido como para asegurar la vida de los rehenes, necesitaba saber cuántos habían.
— ¿Saben cuántos enemigos hay?
— Pues…
— En total hay ocho personas adentro, cinco son enemigos, están divididos uno cerca la entrada, dos se encargan de vigilar los rehenes y los otros dos parece que aún discuten sobre cómo abrir la bóveda.
La voz familiar causó una gran reacción en el hombre, sí, ahí estaba el rubio quién se quitaba las gafas de sol para cubrir su identidad, llevaba una bolsa deportiva, supuso que ahí se encontraban sus plumas puesto que no tenía sus grandes alas.
El pelirrojo rápidamente se alejó de los oficiales y fue directo hacia donde Hawks, lo tomó de los hombros y el rostro de molestia se podía notar a kilómetros.
— ¿Qué haces aquí?
— Estaba de paso.
— ¿Y el huevo?
— En la bolsa, mis plumas lo calientan.
— ¿Porqué estás fuera?
— Dijiste que volverías temprano, así que fui de compras, ya sabes, quería hacer algo rico, pero vi mucha gente y aquí estoy.
— Sabes que no puedes estar aquí ¿Verdad?
— Pero pareces necesitar ayuda.
— Kei… Hawks.
— No voy a meterme, aún tengo que ir de compras. Uhm puedo ayudarte desde fuera.
— Hawks no.
— Tienes problemas con esto ¿No? No necesito estar cerca para eso. Mis plumas te pueden ayudar. Te prestaré algunas.
— …
— Puedo lograr que algunas logren colarse y salven a los rehenes, después de todo se sus posiciones, tu solo tienes que hacer ¡kabom!
— ¿Eso es?
— Una entrada grande y ruidosa.
— Hm, eso es fácil.
— ¿Ves?
— ¡Pero al terminar de ayudar te vas directo a casa!
— ¿Y mis compras?
— Dame la lista y yo iré.
— … Pero quería ir de compras con bebé.
— ¿Y si se rompe?
— ¡Todo esta bien! Mis plumas lo tienen bien protegido, ya te dije.
— Disculpe, Endeavor’san, tal vez deberíamos llamar otro hero…
La voz de uno de los oficiales les hizo pausar su plática, el hombre notó rápidamente la presencia de Hawks por lo que una sonrisa de alivio se formó en su rostro.
— Lo lamento, no sabía que el número dos también estaba aquí.
— ¿Eh? Ah, sí voy a ayudarles.
— No, no va a ayudar
— He detectado la posición de los enemigos necesito ayuda con eso.
— A la orden.
— ¡Hawks!
— Mira que ya estoy en servicio, número uno.
Cómo era de esperarse Hawks hizo caso omiso a las órdenes, Enji no tuvo de otra más que admitir que el plan del rubio era bueno y de alguna manera lograba ayudar desde fuera. El primer paso era hacer la entrada a la fuerza, cosa que logro gracias a su Jet Burn, con ello logró hacerse con el idiota que esperaba en la entrada, entre el caos y el humo, las plumas de Hawks volaron a escena, salvando a los rehenes, los oficiales aprovecharon a entrar gracias a las instrucciones del rubio.
Los otros cuatro villanos fueron encontrados y apresados, uno intento escapar, pero fue imposible al tener el edificio completamente rodeado. Y para cuándo Enji volvía del edificio para hablar con Hawks, este ya había partido.
El pelirrojo tuvo que quedarse hasta que la policía de llevará a los delincuentes, dio una rápida entrevista y finalmente se puso en marcha a casa, tenía asuntos que tratar con cierto alado.
Al llegar el olor a la cena se podía sentir desde la puerta, al parecer Hawks había logrado hacer sus compras a tiempo, camino hacía la cocina donde le encontró probando un sorbo de la sopa que preparaba.
— Hawks.
— Aquí puedes llamarme Keigo, Enji.
— ¿Eso te importa ahora?
— ¿Uhm? Ah, debería decir, bienvenido a casa.
— Miruko me enseñó la receta de su sopa de verduras.
— Sabes que no estoy aquí por la sopa.
— ¿No tienes hambre? Bueno, tú te lo pierdes.
— Hawks.
— Oh, vamos, al final todo resultó bien ¿No?
— No es el caso, Kei.
— Ya te dije que estaba de paso, solo pensaba ir a comprar. ¡Además bebé está bien! Mira.
Señaló, en la mesa había un pequeño cojín, sobre éste estaba el huevo descansando con unas cuantas plumas a su alrededor, el pelirrojo frunció en ceño, sabía que esto no sería algo de solo una vez, el menor estaba cansando de estar en casa encerrado y debía hacer algo para evitar que corriera peligro.
— Keigo, si vas a volver al trabajo promete que no tomarás ninguna misión peligrosa.
— ¿Eh? ¿¡Me vas a dejar volver!? ¿En serio?
— Sí, pero debo saber sobre las misiones que tomes y para antes del anochecer ya te quiero en casa.
— ¡No hay problema!
— Debes prometerlo.
— ¡Lo prometo! Oh, Enji, soy tan feliz, gracias.
— Pero no debes apartar la vista de bebé ¿Sí?
— ¡Claro! Es mío no voy a dejar que nada le suceda.
— Recuerda que no es un accesorio que puedes cargar a todos lados.
— ¡No lo es! Pero si me muevo debo estar con él para mantenerle caliente.
— Bien, bueno, vamos a comer lo que sea que tenías preparado.
— ¡Es algo digno de reyes! Hasta hice Kuzumochi.
La cena transcurrió con tranquilidad, Hawks estaba muy emocionado de volver a su agencia por lo que ya estaba mandando mensajes a sus ayudantes y sobretodo a Miruko, quien finalmente tenía noticias sobre el estado del rubio.
— Él dijo que no podía cuidarte, pero mira, mi oficina es el lugar más seguro que conozco, casi. Solo fue atacada una vez, pero no es para alarmarse bebé.
Habló el rubio quién dejaba descansar al huevo sobre un gran cojín con temática de Endeavor, era igual que el pequeño peluche que llevaba, le coloco varias mantas para mantenerle caliente, algunas plumas y su peluchito favorito a un lado.
— Debo limpiar el lugar así que solo duerme, o lo que sea que estés haciendo ahí dentro.
Mencionó al momento que comenzaba a guardar varios papeles en cajas, sus ayudantes le habían recibido con los brazos abiertos, incluso se emocionaron al saber de la existencia del huevo, uno de ellos le afirmó que hablarle al huevo era bueno, algunos estudios aseguraban que los bebés podían escuchar la voz de sus madres desde el vientre, eso no significaba que con los huevos sea diferente.
— Jefe… El hijo de Endeavor está aquí.
— ¿Eh?
— Shōto, jefe.
— ¿Shōto?
El bicolor se acercó al escuchar su nombre, saludo a Hawks con una pequeña reverencia tan solo por educación.
— ¿Qué haces aquí? Tus prácticas son con tu padre. ¡No te estoy sacando! Pero me extraña.
— El viejo me mandó.
— ¿Seguro?
— Sí, dijo: “Si a alguien no le interesa la lección puede irse”, eso hice.
— …
— …
— No te mandó, te escapaste.
El muchacho desvío la mirada encontrándose con el extraño cojín con forma de su padre y ahí al objeto circular, sus ojos se iluminaron al verlo, Hawks sabía lo que el adolescente pensaba en ese momento, a veces ese chico era más transparente que un cristal.
— ¿Quieres cuidarle mientras termino de limpiar?
— ¿Puedo?
— Sí, solo… ten cuidado.
El chico asintió, tomó el huevo y tomó asiento en el mismo cojín donde yacía, sus mejillas se iluminaron de un tenue color carmín al tocarlo, definitivamente era cálido, tanto que tuvo cuidado, apegando éste a su lado de fuego.
— ¿Cómo se va a llamar?
— No lo sé, es decir, aún no sabemos lo que será hasta que nazca.
— Oh.
— ¡Ah! Debía entregar este reporte la semana pasada, lo olvidé. No he hecho nada. Hm… Cierto, debería decirle a Enji que estás aquí.
— No.
— ¿Por qué?
— Vendrá a buscarme.
— Claro, ese es el punto, deberías ir a tus prácticas.
— Puedo tomarlas aquí, aprender sobre otras agencias también es importante.
— … Tienes razón, pero siento que te lo acabas de inventar.
— Sí.
— Y lo admites.
— Solo un poco más, puedo seguir cuidando a mi… uhm hermanito mientras trabajas.
— Bueno… Tal vez un poco más no sea malo, pero avisaré a Enji que estás conmigo.
— Está bien.
Hawks estaba concentrado en sus tareas, sabía que podía contar con Shōto, aunque de vez en cuando le miraba de reojo, el chico parecía distraído con su celular, a pesar de todo mantenía firme el agarre en el huevo.
— Hawks.
— ¿Sí?
— Sobre lo de la última vez… ¿Logró solucionarse?
— ¿Qué cosa?
— Dijiste que tenías problemas con la agencia.
— Ah, esos problemas. Sí, tranquilo, no he recibido nada de nuevo.
— Ya veo.
— ¿Sucede algo?
— Uhm… No confío en el viejo, pero tú no eres malo.
— ¿Por qué debería ser malo?
— Pareces muy engreído en televisión.
— Eso duele.
— Pero eres una buena persona. Pronto serán las vacaciones de verano y debo volver a una casa.
— Ah. ¿Volverás con tu mamá?
— … No sé.
— ¿Eh?
— Amo a mi mamá, pero no sé cómo expresar muchas cosas, además Natsuo invita siempre a su novia ahí, no la odio, pero tanta gente en casa me hace sentir… incómodo.
— Bueno, nuestra casa sigue siendo tuya, Enji estaría feliz de tenerte ahí.
— Uhm…
— ¡Yo también! Ah, es decir, no hablamos mucho, pero me agradas.
— Hawks.
— ¿Sí?
— ¿Toda mi familia te agrada?
— Eh… pues, supongo.
— Supones.
— No los conozco a todos, tampoco los voy a obligar a que hablen conmigo, es decir, debe ser raro ver a su papá con alguien que no les lleva mucho la edad.
— Un poco.
— ¿Ves? Sí estamos en paz, todo bien.
— Ya veo. El viejo es un idiota.
— ¿A qué viene eso?
— Volveré a la agencia y reclamaré.
— No entiendo.
Shōto no mencionó nada más, tan solo se levantó y coloco el huevo de la misma manera en que le encontró por primera vez, se despidió del alado y finalmente se retiró del lugar, Hawks quiso insistir de que podía pedirle un taxi, pero el chico tan solo negó.
Hawks sintió que cada vez era más cercano al chico, algo le decía que éste confiaba en él.
— Bebé, creo que tendrás un gran hermano mayor.•••
Hola, aquí de nuevo, hice una encuesta en el perfil, era para preguntar si deseaban que escribiese el crecimiento del bebé o deje la historia hasta su nacimiento y fin.
¿Deseas que se agregue el crecimiento del niño/a?
Eso aumentaría los capitulos.
¿O deseas el final al momento de que nazca?
Eso será pronto.
Gracias por sus comentarios.
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Caramel Macchiato
FanfictionEl héroe número uno y el dos están en una misión importante. Enji descubre el secreto de Hawks. Hawks es terco y no desea obedecer a Enji. Siete días donde ambos deberán terminar la misión, evitar el celo de Hawks y lidiar con sus nuevos problemas...