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Tener un hijo no es algo que podría decidirse de la no he a la mañana, Kei lo sabía muy bien y a pesar de todo parecía estar tomando las medidas necesarias para que el pequeño o pequeña tuviera perfecta salud, por lo menos ahora llevaba una alimentación más balanceada con la ayuda de Enji y Fuyumi, que últimamente pasaba más por la casa de su padre para ver el estado de Hawks.
La noticia de un nuevo miembro de la familia no solo llamó la atención de la mayor de los Todoroki, si no, el hijo menor también parecía curioso sobre lo qué sería su futuro hermanito. Ahora que Shōto empezaba sus pasantías, este debía pasar toda la semana en casa de su padre y Hawks, los fines de semana regresaba al dormitorio para entregar sus reportes y arreglar algunas cosas, pero más importante, el bicolor parecía el más emocionado con la idea de finalmente subir un escalón y ser un “hermano mayor”.

El vientre del alado no había crecido tanto, pero podía apreciarse un cambio a simple vista, hoy, el rubio ojeaba una revista con diferentes productos para bebé, Enji le había indicado que eligiera lo necesario para su futuro hijo, el compraría lo que el chico marcase.

— … No sé, aún no sabemos lo que será.

Pensó en voz alta mientras pasaba las hojas, estaba en la sección de cunas, habían mi has diferentes, los tamaños, colores incluso el material de que estaban hechas, se sorprendía cómo lograban haber tantos muebles para bebé ¿Sí quiera era posible usarlos todos? No creían que necesitarán tanto, es decir, el nunca tuvo todas estas cosas cuando era pequeño, pero al recordar de dónde provenía entendía el porqué de ello. Soltó un suspiro, tachó una pequeña cuna de madera, traía varios cajones donde podrían colocar la ropita del bebé así como palabras y mantas, no solo ello, también tenía su propia cortina.

— ¿Te puedo ayudar a elegir?

Mencionó el menor de los Todoroki, Hawks había olvidado que estaba en la sala a su lado, había estado tan callado que por un momento lo paso de alto, movió su rostro de arriba abajo y de acomodó de mejor manera para que ambos pudieran divisar el contenido de dicha revista.

— ¿Quieres elegir algo en especial? Apenas me pude decidir por una cuna.
— Necesitará una bañera.

— ¿Bañera? ¿No puedo simplemente tomar una ducha con él y ya?

Shōto tan solo le dirigió una mirada de inconformidad, bueno, parecía que el niño a pesar de los malos tratos que recibió con Endeavor, tuvo una vida de ricos en cuanto a los muebles, accesorios y juguetes que recibió en su infancia, en minutos era Shōto quién le decía que productos tachar, le aconsejaba que era mejor buscar los que tenían más de runa función, como esas carriolas que eran convertibles a mesas y traían su asiento para bebés.

— Creo que es demasiado.

— Para nada, el viejo debe pagar.

— Ahora siento que esto es parte de tu venganza hacía Enji.

— Solo compramos lo necesario.

— No sé, no creo que los sales de baño y la espuma para baño de bebes sea algo necesario.

— Pensé que te gustaba que el viejo te compre cosas.

— A mí, no a un bebé.

Refunfuñó el halcón quien finalmente cerró la revista para dejarla en la mesa, un lugar visible para cuando Enji deseé saber qué comprar.

— ¿Qué te gustaría que fuera?

— No lo sé, nunca había pensado en esto.  ¿A ti que te gustaría tener? Serás el hermano mayor después de todo.

— Hm… No importa que sea, hermanito o hermanita, con ambos puedo enseñarles a ser una buena persona.

— Ya veo. Pensé que no estarías de acuerdo con esto.

— No estoy de acuerdo con el hecho de que el viejo se olvide de todo lo que pasamos porque va a esperar otro hijo, no creo que merezca otra familia. Pero tampoco soy alguien para impedirle ser feliz, de ser así sería como él, además me agradas.

— ¡Woah! Shōto eres tan dulce.

— No entiendo.

— Ven, ven.

El menor obedeció, acto seguido sintió la mano ajena acariciar sus cabellos con cariño, sus mejillas apenas tomaron un tenue rubor por la manera en que el alado le trataba, no se llevaban muchos años, pero podía notar que Hawks era más maduro y que aunque lo negase era un hombre bastante maternal.

Tal vez, esta familia tenía una oportunidad.

La plática se alargó, pronto el tema del bebé paso de lado, ahora ambos hablaban de su día a día, de la condición en que Hawks se encontraba y los síntomas que sentía, la fatiga que se hacía más regular, aunque ahora las náuseas habían cesado y podía permitirse ingerir ciertos platillos que adoraba de vez en cuando y a cierta medida.

El teléfono celular de Hawks sonó, ambos mantuvieron silencio mientras el rubio leía sus notificaciones, Shōto no pudo evitar notar como Hawks suspiraba y fruncía el ceño y dejaba el móvil de nueva manera, no era su intención preguntar, meterse en la vida de el rubio era una línea que no podía pasar, por lo que volvió a la plática, sacando un nuevo tema, era de esas limitadas veces en las cuales Shōto lograba mostrarse interesado en la plática; seguiría así de no ser porque una vez más el sonido del celular del rubio se escuchó y las mismas acciones se repitieron una vez más, ante el asunto no pudo soportar el preguntar.

— ¿Sucede algo?

— ¿Eh? No… No es nada. ¡Ya sabes, cosas de la agencia! Ahora que no estaré en un par de meses las cosas se vuelven locas.

Shōto no sabía mucho sobre el funcionamiento de la agencia de Hawks, a decir verdad, tampoco tenía conocimiento de cómo funciona la de su padre, pero por lo poco que le había comentado el viejo, éste se estaba haciendo cargo de los pendientes de ambas agencias, no podía creer en las palabras del rubio, no porque no deseaba, si no porque notaba como algo estaba afectandole, algo que no deseaba decir.


Una nueva pregunta de iba a hacer presente hasta que el sonido de la puerta principal se escuchó, Enji había regresado, por lo que Hawks rápidamente de levantó de su lugar para saludar al pelirrojo con un pequeño beso en los labios. Ya no tenían que esconder nada, es por eso que se permitían pequeños actos cariñosos, aún cuando habían otros presentes.


— Shōto, recuerda que mañana debes ir a la agencia.

— Lo sé.

— Bien. ¿Cómo te encuentras Kei?

— ¡Muy bien! ¿Me trajiste comida? Recuerda que pedí un postre para compartir con Shōto.

— ¿Esos pastelitos de chocolate? Por supuesto.

— ¡Wah! Qué bien.

— ¿Ya tomaste un baño?

— No.

— Entonces no te los puedo dar.

— ¡No soy un niño! Puedo tomar una ducha cuando desee.

— Sí no te lo digo, lo harás hasta altas horas de la noche y te enfermarás.

— … Bien. ¡Shōto! Vigila que no se guarde los Gansitos.

— A la orden.

— ¿Porqué le haces más caso a él que a mí?

— Porqué tú eres el viejo.

— …

Hawks comenzó a reír y aleteó un par de veces antes de dar media vuelta y comenzar a caminar hacia el cuarto de baño en su habitación, ambos Todoroki quedaron solos en la sala de estar. Enji planeaba iniciar la charla cuando el sonido ya conocido del celular de Hawks sonó, este lo había olvidado en el sofá junto al bicolor.
Shōto mantuvo silencio, su mirada estaba fija en el aparato, lo más sensato era entregarlo a su dueño, pero había algo que no estaba bien, su padre ahora estaba en casa, probablemente tendría idea de lo que ocurría con el rubio o si era cierto el problema en su agencia.

— ¿La agencia de Hawks tiene problemas?

— ¿A qué te refieres?

— Él no ha estado yendo.

— La agencia de Hawks está bien, he podido ocuparme de las soliciy y pendientes de ambas, los empleados son bastante independientes, al parecer Hawks ya les había enseñado a mantener el lugar sin su ayuda.

— Ya veo.

— ¿Qué sucede?

— No es algo en lo que deba meterme o me interese, pero creo que algo está pasando con él.

Habló el menor quién se levantó de su lugar para entregarle el teléfono celular a su padre, acto seguido tomó su propio camino a su habitación, no había más que hablar con él, por lo menos no que le interese.

El pelirrojo soltó un largo suspiro ante la actitud de su hijo, realmente no lo entendía y sabía muy bien que estaba muy lejos de ser perdonado, por lo menos ahora eran capaces de intercambia más de dos palabras sin llegar a una discusión sin sentido. Bajo su mirada al celular del rubio, dejó la bolsa de compras sobre la mesa y tomó asiento en el sofá para revisarlo de mejor manera. Sabía que estaba mal, aún siendo pareja revisar las cosas de Hawks sin su permiso era algo inapropiado para él, dudaba si deslizar su dedo para desbloquear la pantalla, el chico ni siquiera tenía un patrón de bloqueo algún medio de seguridad, tragó saliva y lo pensó mejor, no, no haría algo como ello, planeó dejar de nuevo el móvil sobre el asiento cuando esté sonó; una nueva notificación. Enji logró leer lo que decía, ahora sí que tenía su atención, pero de una muy mala manera.

“No merecen ser felices”

“Deberías dejarlo”

“Aborta mientras estás a tiempo”

“Él daña a todos, hará lo mismo contigo”

“Vete”

Varios mensajes de esa índole llenaban todo el chat, el número era uno desconocido, puesto que Hawks no lo tenía registrado y parecía que no era el único número que le mandaba dichos mensajes pues podría notarse que habían varios bloqueados , tal vez de la misma persona que le estaba molestando.

Frunció el ceño, no podía creer que Kei no le había hablado sobre ello, que alguien le esté molestando de esa manera era imperdonable, sobretodo porque ahora mismo el estado de ánimo del menor era capaz de cambiar de manera repentina y repercutir en su embarazo, si se deprimía y volvía a dejar de comer por ello sería algo fatal, Hawks era muy sensible y frágil aunque no lo parezca, el solo deseaba estar tranquilo y feliz.

Gruñó, claramente esto le molestaba más de la cuenta, se levantó de su lugar y dejó el móvil en la mesa, camino hacia la habitación encontrándose con el alado quién batallaba por secar su cabello y sus plumas.

— ¿Ese es un nuevo baile?

— ¿Eh? ¡Enji! No lo es, no llego a todas mis plumas.

— Para eso sirve la secadora, ven, siéntate en la cama.

— Gracias, Enji.

Dicho hecho el menor tomó asiento, dejó ambas toallas a un lado, el pelirrojo busco la secadora de cabello en uno de los cajones, la conecto y tomó su lugar justo detrás del menor, el aire caliente comenzó recorriendo las hebras rubias poco a poco hasta dejarlas secas, el alado mantenía sus ojos cerrados ante las acciones de su pareja.

— Ángel.

— ¿Sí?

— ¿Todo está bien?

— ¿A qué te refieres?

— Es una pregunta en general.

— Hmm. Pues, estoy bien. ¿Sabes? A veces siento la necesidad en tener muchas almohadas y cosas afelpadas.

— ¿Quieres hacer un nido para el bebé?

— ¿Es eso? Entonces sí.

— Ya veo, te traeré más cojines en ese caso. ¿Algo más?

— ¡Más comida!

— Además de eso, Ángel.

— Pues… no, creo que no. ¿Puedo usar tu ropa también?

— Sabes que sí. El doctor dijo que no debe faltar mucho, siendo sincero no sé cómo funciona con las personas que tienen un Quirk como el tuyo, compartir similitudes con un ave.

— Mi alumno nació de un huevo, aunque bueno, yo no sé.

— Precisamente, por eso es la pregunta.

— ¡Sí voy a poner un huevo lo sabré! Creo.

— Crees.

— Ah y otra cosa.

— ¿Qué es?

Hawks mantuvo el silencio, meditaba sobre lo que diría a continuación, el aire caliente ahora se concentraba en sus alas, la mirada del menor se posó en sus propias manos, intentaba buscar las palabras correctas. Hawks era alguien que gustaba de resolver sus problemas solo, buscar ayuda no era algo en él, si podía cargar con ello lo haría sin quejarse, pero ahora sentía que las cosas le ganaban, que el peso era doble y que su voluntad se rompía poco a poco y esos pequeños pedazos eran lo que lo ayudaban a seguir día con día.

Se estaba volviendo muy dependiente de su alfa y lo sabía, pero también estaba consiente de que Enji le ayudaría en todo lo que pudiera, el hombre hacía todo lo posible por mantenerlo feliz a toda costa.

— Creo que alguien me está molestando.

Finalmente el tema salió y Enji se alegraba que el menor tuviera la confianza suficiente como para contarle acerca de ello, la unión que ambos tenían era tan fuerte y ahora podía visualizarlo por su cuenta.

— ¿Crees?

Respondió fingiendo el no saber nada del tema, debía mantenerse ignorante ante lo visto hace unos minutos en el móvil del chico. Paso la secadora a la segunda ala, moviendo las plumas con cuidado y cepillandolas  con ayuda de sus dedos para evitar que terminen hechas un desastre y sobretodo para secar la humedad en las partes más profundas.

— Bueno, tengo un posible sospechoso, pero no puedo decirlo hasta asegurarme del todo. Esa persona no quiere que sea feliz contigo, me dice que bebé no debería nacer y menciona muchas cosas malas sobre ti y tu familia.

— Sí sabes quién es podríamos detenerlo, aunque necesitaríamos pruebas. De todas formas yo no voy a tolerar que te molesten, menos ahora.

— Lo sé, es solo no sé cómo conseguir una prueba, después de todo no estoy seguro si es la persona que pienso, nunca he entablado charla con él o intercambiado números.

— ¿Él?

— ¡Es una suposición!

— Entiendo.

— Finalmente logré convencerme de tener bebé y hacer más feliz a Enji, pero ahora tengo miedo de que esa persona haga algo para impedir el nacimiento del bebé o que le haga daño cuando nazca, no quiero que lo alejen de mi o de ti.

— ¿En quién piensas Kei?

— … No lo diré.

— ¿Entonces como te ayudaré?

— Puedo cambiar mi número. Tal vez, esté equivocado y solo deba hacer eso.

— Te compraré un nuevo chip si es necesario, pero si esto sigue promete que me dirás.

— Lo prometo.

— Buen chico, tus plumas están listas, descansa un poco mientras viene Fuyumi a hacer la cena, dijo que pasaría hoy a dejarte algo.

— ¿En verdad? Me gustaría aprender a cocinar como ella.

— Ya le dirás qué te ayude después de que tengas a bebé.

— ¡Les cocinaré cositas ricas!

— Confío en que así será.

El tema anterior pronto pasó al olvido, Hawks logró acomodarse para tomar una de las pequeñas siestas a las que ya estaba acostumbrado, sin embargo Enji se mantenía dudoso ante al reciente problema, no muchos sabían sobre el embarazo del héroe número dos, no muchos sabían de su relación y sobretodo, no cualquiera sabía sobre los secretos del pasado de la familia Todoroki, las pruebas de la violencia y los malos tratos estaban bien escondidas por el mismo gobierno.

Hawks dijo que tenía un sospechoso, Enji comenzaba a tener una hipótesis sobre quién podría ser, comenzar a investigar a sus cercanos era algo que debía hacer, no gustaba dudar de ellos, pero era algo necesario.


Caramel MacchiatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora