IV

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— Realmente odio el olor de los otros alfas, es asqueroso y este lugar despide feromonas y olor a sexo… eso con muy poca higiene. Ugh.

Mencionó el rubio quién caminaba por la sala de estar de la casa abandonada, habían descubierto una buena pista, el olor que está despedía hablaba por si sola, no necesitaban más pruebas de las que ya tenían para darse cuenta que el lugar era como una granja de alfas y omegas.

Al principio la sala y algunas habitaciones parecían de los más normales, pero cuando llegaron al sótano notaron las cadenas, jaulas pastillas en el suelo y unas cuantas jeringas con medicina para inducir el celo.


— Es vomitivo.

Ahora era el pelirrojo que comentaba su punto de vista, su nariz siempre fue sensible a los olores y siempre desagrado del hedor que los omegas despedían, tan asqueroso y dulce, odiaba lo azucarado que eran.

— Ya estoy acostumbrado a esta peste, es decir, siempre me mandan a este tipo de misiones. ¡El número dos debe hacer el trabajo sucio! Puedes salir si lo deseas.

— No.


— Sí te vomitas no te voy a ayudar.

Advirtió el alado, su recorrido seguía, se habían topado con más de cinco violaciones a las leyes de salubridad y a los derechos humanos. Aunque no había rehenes, después de varios minutos y un Hawks curioseando por todas las habitaciones, lograron encontrar un pequeño pasadizo que dirigía a la otra casa, amas estaban conectadas por túneles subterráneos.

— ¿Porqué tomarse la molestia de invitar a los Omegas y Alfas al celo? Pensé que solo necesitaban ingredientes para sus nomus.

— Fácil, si tienes varios ingredientes, lo mejor es fusionarlos para crear algo mejor.

— ¿¡Me estás diciendo que…!?


— Sí combinas dos quirks poderosos crearás un tercero aún más poderoso, tiene sentido inducirlos al celo; son como ganado.

— Eso es demasiado retorcido.

El mayor asintió, Hawks estaba tomando algunas fotografías, eso ayudaría mucho cuando se lo enviasen a los de la comisión, el lugar no tardaría mucho en llenarse de héroes y autoridades para inspeccionar todo el pueblo de ser necesario.

Enji contaba el tiempo, ya había pasado media hora desde que habían entrado al nuevo lugar, no d semana que la gente del pueblo sospechase más de lo que ya. Soltó un suspiro e hizo un ademán al menor para que se acercase, rápidamente éste acudió a su llamado.

— Vámonos, tenemos lo que queríamos, lo demás queda a manos de la comisión.

— Pero aún no hemos encontrado a los chicos malos.

— Sí nos descubren aquí estaremos en problemas y todo será en vano, debemos mandar el reporte, Hawks. Además…

— ¿Además?

— Sí me quedo más tiempo juro que vomitare encima de ti.

El alado movió con rapidez ambas alas, tomó varias fotos más y buscaron la salida del nuevo lugar, para cuando lograron forzar la puerta trasera, unas extrañas luces se veían a lo lejos. No tardaron mucho en ponerse en marcha para alejarse del lugar, si los criminales les veían todo se vendría abajo.
Lo último que lograron observar fue unos extraños camiones, parecían esos que se usaban para las mudanzas, era obvio lo que había dentro de ellos, Hawks apenas y logró hacerse con el número de placas de uno de los vehículos.

Al regresar a su “hogar temporal” el pelirrojo aprovechó las fotos tomadas por el alado para mandarlos a la sede por medio de un correo electrónico, agradecía que en ese momento el celular apenas tenía un par de barritas indicando la línea telefónica. Al lograrlo tomó asiento y repasó lo que habían visto en silencio, esto ya era serio.


— ¿Sabes? Podíamos hacer ¡Bom! Y mandarlos a volar como la última vez. Y luego tú llegar y decir ¡Prominence Burn! ¡Y swoosh!

— … A veces no entiendo tu idioma.


— Ah, los viejos no entienden nada.

Frunció el ceño tomando asiento, Endeavor le observó desde su posición y se inclinó lo suficiente para poder inhalar un poco del aroma que emanaba el menor, el olor de SU Omega era mejor que esa pocilga a donde habían ido.

— ¿Q-Que sucede?

El rubio se sorprendió por el extraño comportamiento del pelirrojo, éste gruñó ante la pregunta y le obligó a sentarse en sus piernas.

— Así está mejor.

Hawks Infló un poco sus mejillas pero le dejó hacer, podía notar lo malhumorado que se encontraba el otro sabía que no debía ser fácil para una persona tan sensible a los olores. Extendió su diestra y ofreció un par de caricias en los rojizos cabellos del mayor, éste tan solo cerró sus ojos para disfrutar del momento a la vez que devolvía el gesto con unas cuantas caricias a los costados del halcón.

— ¿Aún sientes náuseas?

Preguntó el rubio rompiendo la comodidad del silencio, Enji tan solo dejó escapar un pequeño sonido en modo de negación, era agradable estar de esa manera, nunca se había dado la oportunidad de tener un momento de paz como éste. Una vez más, Hawks sería quién hablaría, realmente deseaba saber qué era lo que Endeavor pensaba sobre todo esto, no podía evitarlo desde que fue marcado se había preguntado varias veces si el hombre lo aceptaría o llegaría a un punto donde lo rechazaría y después de esta misión ya no deseaba a saber nada.

Era una tortura.

— Uhm… ¿Endeavor…?

Cuando el más bajo giró su rostro escucho la lenta respiración del hombre, sus mejillas enrojecieron ante la imagen, incluso un hombre como Enji podía causar tanta ternura al frágil corazón del chico, por supuesto, siempre lo hacía, no por nada era su persona favorita en todo el mundo.

Se removió con cuidado, escapando de los brazos del otro, con cuidado lo recostó en el sofá y busco una manta de la habitación para colocarla sobre éste, una sonrisa se formó en sus labios.

— Endeavor’san, no sabes lo feliz que soy ahora.

Murmuró antes de depositar un pequeño beso en la frente del más alto, cuidando de no despertarle. Volvió a reincorporarse y esta vez tomó sus prendas de héroe, tal vez, si lograba atrapar a esos enemigos Endeavor estaría orgulloso de él. ¡Recibiría muchas caricias en la cabeza! Sus alas se movieron con fuerza con solo imaginarlo, la felicidad era evidente; rápido buscó lápiz y papel para dejar una pequeña nota en la mesa, si el pelirrojo despertaba ya sabía dónde buscar.

Hawks solía exponerse demasiado al peligro, pero también era muy cuidadoso, no por nada era el segundo del ranking, eran muy pocas las veces que lograba tener un error, sus planes salían bien y siempre conseguía lo que quería.

Al acudir al lugar, optó por entrar por la puerta trasera, recordaba que la habían forzado y si todo salía bien los sujetos no se habrían dado cuenta de tal detalle. Al girar la perilla sonrió, sería pan comido.

Por lo visto el lugar seguía inhabitado no había ningún alma más que las pequeñas arañas que se paseaban por el techo debido al poco uso del lugar. Un peculiar sonido en la planta alta hizo que se mantuviera en guardia, las escaleras de madera chillaban debido al peso del menor, cuidadoso, entro en la segunda habitación lugar donde creía haber escuchado el sonido, sus ojos se abrieron con sorpresa cuando encontraron a una chica atada y en uno de los rincones.

— Hey… ¿estás bien? ¿puedes escucharme?

Preguntó, la chica apenas podía mover su cabeza, justo en el piso cerca de ella había una de las jeringas que habían visto; la habían drogado.

— Ellos… son inductores de celo… héroe, debes salir de aquí... U-usted también es un omega.


— ¿Cómo lo supiste? Espera, no es momento de eso, saldré contigo antes que nada, déjame ayudarte.

Estaba tan concentrado en romper las cadenas de la menor cuando lo siguiente que sintió fue un gran dolor en su cabeza antes de que su visión se volviera oscura y cayera al suelo.

No recuerda cuánto tiempo pasó, cuando finalmente había abierto los ojos, dos sujetos extraños se habían sumado y la chica seguía aterrada en su lugar.

— ¡Tenemos suerte este héroe es uno de los buenos!

— Ganaremos mucho con él.

Los hombres intercambiaban algunas palabras y se reían frente a ellos, Hawks aún intentaba comprender sobre su estado, su cabeza dolía demasiado, había alguna que otra gotas de sangra debido al golpe, sus alas estaban amarradas así como sus manos. Su cuerpo se empezaba a sentir raro, tanto que realmente dudaba si lo que vivía era un sueño o algo real.

Seguía atento a la plática de los otros dos, finalmente uno mencionó algo sobre divertirse, sus alas fueron tiradas con fuerza, tan solo para ser nuevamente azotado contra el suelo.

— Héroe, hueles a Omega, estoy seguro que debes resistir mejor que esa mujer.

— No le hagan nada a ella…

— ¡Por supuesto! Te tenemos a ti para eso. Después de todo, debemos probar nuestra mercancía.

Hawks gruñó, quería hacer algo, realmente se sentía impotente en ese momento, su cuerpo cada vez empeoraba y las señales de su celo empezaban a ser más obvias. Los dos extraños sonrieron y tomaron al rubio, uno de ellos se encargó de abrir sus piernas y aprovechar para despojarlo de sus prendas inferiores mientras el otro le sujetaba desde atrás; se removía en un intento de deshacerse del agarre.

Podía escuchar el sonido de las hebillas al caer, el aroma del lugar se había vuelto nauseabundo y Hawks deseaba realmente vomitar frente a ambos; en ese momento descubrió que ellos eran alfas.

— ¡Se obediente y deja de moverte!

Fue el grito de quién estaba frente a él, el calor en sus mejillas fue instantáneo cuando recibió el primer golpe, mordió su labio inferior, intentaba pensar en algo, pero era en vano.

El contrario se acercaba más continuo removiendo y recibiendo los golpes tanto en sus costillas como en su rostro, parecía que estaba a punto de perder la conciencia cuando las llamas se hicieron presentes por toda la habitación causando gran pánico en los hombres; después de eso todo se volvió oscuro.

Tan negro y solitario.

Todo había sido tan rápido, Hawks no estaba consiente de la lucha a su alrededor y nunca lo estuvo, no hasta que volvió a abrir los ojos. La brillante luz del sol le lastimaba, este había buscado el lugar correcto en la ventana para dar directamente al rostro del chico. Observó a ambos lados confuso, lo último que recordaba era que estaba en el medio de dos idiotas que lo querían violar.

Se giró y notó que a su lado descansaba su amado peluche de Endeavor. Se removió entre las sábanas y tomó al muñeco acercando este a su pecho, como si intentase buscar tranquilidad con ayuda de éste y lo lograba, era su amuleto.

La puerta corrediza se escuchó y Hawks cayó en cuenta en que no se encontraban ya en ese pueblo, menos cuando el que aparecía era el mismo Endeavor, no llevaba su uniforme de héroe, si no algo más… casual. Ahora que lo pensaba él también traía algo diferente puesto; un par de pantalones cortos que solía usar como pijama y una playera algo holgada.

Quería decir algo, pero el mayor camino hacia él se inclinó y acarició con ayuda de un par de dedos la mejillas del rubio.

— Hola.

Fue lo primero que se le vino a la mente mientras dejaba que el hombre hiciera lo que deseaba, tenía muchas preguntas.

— ¿Cómo te sientes?

— Siento que me atropello un camión. ¿Sobreviviré?


— Por desgracia tus últimas neuronas sufrieron un grave accidente, estarás más loco que antes, pero si, sobrevivirás.

La risa de ambos se hizo presente, una pequeña broma que sirvió de algo más que alivianar el ambiente; Enji no parecía molesto por las acciones de Hawks y por su expresión, sabía que todo había salida bien en ese lugar, no hacía falta preguntar detalles, probablemente ese sería el siguiente tema a tratar, el primero: Necesitaba saber dónde estaba.

Se reincorporó, lo suficiente para estar sentado, su muñeco de felpa descansaba en sus manos, lo alzó y acercó éste al rostro del mayor.

— Conociste a Enji Jr.

El gesto de Hawks era adorable, para la vista del número uno, era difícil de pensar que el alado ya era un adulto si se comportaba como un niño, incluso sus expresiones eran infantiles y lindas. Intentó mantenerse lo más serio posible, asintió.

— Por supuesto, me dijo muchas cosas.

— ¿Qué te dijo?


— Qué no te gustará la medicina que debes tomar.

— ¿¡Debo tomar medicina!?


— Así es.

— Uhg.

— Hablando de ello, ya casi es hora de eso.

— Iugh. ¿Endeavor’san?


— ¿Qué sucede?

— ¿Dónde estamos?


Los zafiros del mayor se abrieron con sorpresa ante la interrogante, parecía que Hawks aún no había caído en cuenta de la situación, era normal que estuviese algo distraído, pero conociendo lo estaba seguro que este ya se hacía la idea del lugar donde se encontraban.

— ¿Dónde crees tú?

— Todo parece tan japonés, es una casa grande, el suelo es de madera y realmente parece un lugar bastante cuidado, antes pensaba que era un onsen, pero la habitación no concuerda. Hm.

— Es porque estás en mi casa, esta es mi habitación, Hawks.

— Ya veo… ¿¡EH!?




Caramel MacchiatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora