V

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— ¿Puedo preguntar porqué estoy en tu casa?

— No.


— ¿Entonces sobre tu cama?


— No.

— Ya veo.


Maldijo mentalmente, el silencio ahora se estaba poniendo incómodo y Hawks estaba cada vez más nervioso, vamos, uno no simplemente es golpeado y despierta en la casa de su primer y único amor así como así. ¡Seguro que estaba en coma en el hospital y todo esto era un extraño sueño! Pero su cabeza dolía y mucho, los sueños no deberían de doler.

— ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo?

— ¿En el hospital o aquí?


— ¡Oh dios mío! ¿Qué año es?

— Solo dormiste cuatro días Hawks.


— Ah, bueno. ¡CUATRO DÍAS! Auch.

— Sí te alteras de esa manera empeorarán, Recovery Girl dijo que necesitabas descansar por lo menos una semana más, no sé dónde queda tu departamento y tampoco me interesa, así que te traje.

— Pues vaya.


— Sí.

— ¿Solo así, me trajiste y ya?


— Te cambié la ropa.

— ¡Woah, pervertido!


— ¿Es en serio Hawks?


— ¡Muy enserio! ¿Cómo sé que no tocaste mi cuerpecito bello y deseable?

— … ¿Quieres dormir fuera hoy verdad?

El rubio rápidamente se ocultó entre las sábanas, negó varias veces. Tras un par de minutos volvió a aparecer de entre éstas y la siguient interrogante fue un poco más, personal.

— ¿Qué hay de tus hijos? ¡Pensarán mal si estoy aquí!

— Hawks, mientras dormías terminé los papeleos pendientes, mis hijos ya tienen su propia casa están con su madre, no necesitan venir. De hecho, dudo que lo hagan siquiera. — Habló al momento que tomaba asiento al lado del menor.

— … Endeavor’san la tiene muy mal ¿Eh?

Inclinó su rostro un poco, pero pronto volvió a tomar su peluche y lo acercó al mayor, con una de sus manos tomó la pequeña manita del juguete y la uso para darle palmaditas en la frente del otro.

— ¡Pero eso no es suficiente para que Endeavor’san se rinda, porque es muy fuerte y el siempre logra levantarse de nuevo! ¡Endeavor’san es genial! Sí.

— Tú en verdad tienes bastante energía.

— Dormí cuatro días, mis baterías están al tope.

— ¿Te parece algo de comer? Creo que es hora de ello.

— ¡Sí! Algo muy rico.

— Ya estaba preparado para eso, quédate aquí.

— ¿Comida en la cama? ¡Dime qué esto no es un sueño ocasionado por un coma!

— No lo es, Hawks.

Tras lo último el mayor volvió a levantarse esta vez para salir de la habitación, dejando al alado solo. Hawks se mantuvo en su lugar sus mejillas se colorearon por la felicidad y emoción que sentía. ¿Realmente ahora parecían una pareja? No eran nada, ninguno se había dicho algo, pero por primera vez se dejó ilusionar un poco.

El sonido de la puerta volvió a tomar su atención, sus ojos rápidamente se iluminaron al ver el logotipo blanco y rojo que adornaba una cubeta de mediano tamaño, sus alas se movieron con fuerza (o lo que quedaba de ellas puesto que varias plumas fueron arrancadas) y casi se le podía ver saltar desde su lugar.

— Eres un niño.
Fue Enji el primero en hablar antes de colocar la cubeta en un mueble cercano junto una botella de jugo de naranja, tal vez Hawks prefería la soda, pero ya estaba siendo bastante permisivo al comprarle esa comida grasosa que tanto le gusta.

— ¡Pollito! ¡Es pollito del KFC!

— Sí, eso dice la cubeta.


— Wah, es genial. ¡Gracias , Enji eres el mejor!

La expresión del chico le sorprendió, sabía que le dolía su cuerpo, el golpe en la cabeza fue fuerte y cuando encontró a Hawks, también tenía algunas costillas rotas, el reposo era esencial.  Pero ahí estaba, aleteando, sonriendo y admirando le como lo hacía siempre, sin miedo o preocupaciones; Hawks era increíble en muchos aspectos y Enji lo podía asegurar.

Las miradas volvieron a chocar y el menor rápidamente tomó una cucharada del puré de papá para acercarla a los labios del mayor.

— ¡El puré de papa más delicioso es el de KFC! Soy un experto en lo que digo.

Enji abrió sus labios y accedió a probar el alimento, no era tan malo como pensó, no era el mejor, pero tampoco discutiría con el chico por ello.

— Es bueno.

— ¿Verdad? Tú… ¿Comerás nada?


— Hace un par de horas comí. — Habló al mismo tiempo que tomaba la cubeta ahora llena de los huesos que el otro había dejado, así como los botecitos de puré vacíos. — El baño está listo, te ayudaré con eso.

— ¿¡T-Te bañarás conmigo!?

— Me refería a que te ayudaré a caminar hasta ahí.

— Ah, era eso. Claro.

Enji salió a llevarse todo a la cocina, minutos después volvió y tomó con cuidado al chico, lo sostuvo para que esté no callera al momento de levantarse y con pequeños pasos le guío hasta el baño. Podía ver el dolor en las expresiones del menor, temía que los movimientos eran demasiado bruscos y por eso intentaba no quejarse.

— Endeavor’san…

— ¿Te duele?


— Un poco.

Era la primera vez que debía tratar a un herido, Hawks parecía estar en un dilema sobre cómo quitarse la prenda que llevaba, usar sus pocas plumas podía servir, pero Enji se adelantó, parecía leer su mente puesto que le indico alzar lo suficiente sus manos para quitarle la playera, después este bajo hasta los pantalones cortos para desabotonada con cuidado tal prenda.

— ¡Eso puedo hacerlo!

Se exaltó, pero Enji no parecía escuchar, ya había empezado a deslizar la prenda junto a la interior, dejando completamente desnudo al ave. Los moretones de los golpes aún estaban visiblemente marcados sobre su piel.

Empezaba a comprender las palabras de Hawks cuando esté se alteraba y se veía afectado de sobre manera por el asunto de su cicatriz. El sentimiento de preocupación, el saber que en ese momento podía perderlo para siempre, una punzada en el pecho le hizo dudar de sus sentimientos y sus propias decisiones.

Alzó con cuidado al menor y lo colocó en la tina con agua calentita, sin mostrar importancia a el hecho de que parte de su ropa también terminase mojada.

Hawks estaba avergonzado, Enji lo trataba con tanta amabilidad que no sabía cómo correspondería, torpemente jugaba con sus propias manos con nerviosismo.

— Puedo seguir desde aquí.

— ¿Seguro?


— Sí, estoy bien.

Endeavor dudó si era correcto el dejarle, pero tras la gran insistencia del chico suspiró rendido y le dejó hacer. Salió del lugar dejando al rubio completamente solo.

Hawks dejó su espalda apoyar en la tina, disfrutó de la calidez que le brindaba el agua, así como cerró sus ojos por unos segundos para meditar sobre lo que ocurría. ¿Los alfas eran así de cuidadosos y sobreprotectores? Su diestra se dirigió hacia la herida en su cuello, ya no dolía tanto, más aún ardía un poco cuando el agua cayó sobre esta.
Con cuidado tomó el jabón y una esponja de cerca para comenzar a frotarse, sus heridas dolían aún por lo que esta vez no ocultaba los quejidos, realmente se dejó maltratar.

Los minutos pasaron y podía jurar que se había tomado más tiempo de lo normal, el lugar era agradable. Con cuidado se levantó por si mismo, paso a paso lograba salir, Enji había dejado una toalla nueva por lo que no dudó en tomarla con ayuda de sus plumas y secarse con ella. Al salir del baño se dirigió a la habitación, necesitaba ropa y probablemente el hombre tenía su maleta en algún lugar de ahí, su cambio ya estaba sobre la cama, pero no era algo que Hawks recordaba tener: Una pijama con un amarillo pastel, nada chillón ni llamativo, el estampado era de pequeños pollitos con sombrerito de dormir, playera manga larga y pantalón a juego.  ¿Lo habría comprado para él? Su espalda ya tenía los espacios para que sus alas entrasen sin problema.

Sin perder el tiempo se la colocó y volvió a la cama, justo a la calidez de las cobijas; de nuevo se había quedado dormido.

— Hawks.

La voz del hombre apenas y lograba escucharse entre sueños, un sonidito escapó de sus labios y sus ojos poco a poco se abrieron en busca de quien le llamaba.

— Hawks, tu móvil no deja de sonar, Miruko te está buscando.

— ¿Hm? — Extendió una de sus manos para tomar el objeto que el mayor le mostraba, en la pantalla podía visualizarse el nombre de “Zanahorias”, deslizó su pulgar para tomar la llamada.

— Gracias por llamar al infierno, ahora estamos en la hora de la siesta, favor de llamar más tarde.

“— ¡ Hawks son casi las ocho!”

— Hm.

“— ¿Por dios, cómo estás? Escuché que estabas en el hospital, pero cuando fui dijeron que regresaste a casa. ¡Estoy fuera de tu departamento y la casera me dijo que no has vuelto!

— No estoy en casa.

“— ¿En serio? No me había dado cuenta, genio.

— Estoy en casa de Enji.

“—¿Qué?” ¿Quién Enji?

— Todoroki Enji.

“— ¿¡QUE RAYOS HACES AHÍ!? EL ES UN ALFA. ¡ESTAS EN PELIGRO! No, espera, voy por ti. ¿Dónde queda eso?

— Estoy bien, me compro KFC y me deja dormir en su cama.

“— ¿Eh? ¿Por qué? El odia los omegas. ¡Y es un hombre casado!

— Uhm.

“— Oh, no. No, no, no Hawks no.”

— Hawks sí.

“— ¡HIJO DE PUTA TE VINCULASTE CON ENJI TODOROKI!”

El grito de la mujer llegó hasta los oídos del pelirrojo, el cual se encontraba preparando las medicinas del rubio, rápidamente Hawks cortó la llamada.

— …

— …

— Lo lamento.


— ¿Eh? No, no. Rumi solo está exagerando. Enji es muy amable conmigo. ¿Me compraste esto verdad?

— Mientras estabas en el hospital pensé que preferías algo cómodo para dormir.

— Es muy bonito.

— Tú lo eres.

— ¿Eh?


— Tu amiga no está equivocada. — Respondió el héroe dejando las medicinas de lado y ahora sentándose al lado del chico, tomó una de sus manos entre las suyas. — Yo estoy casado y tengo hijos.

— Lo sé.


— Por lo menos hasta ahora.

— ¿A qué te refieres?


— Rei y yo hablamos.

— Ah…

El mayor aclaró la garganta ante el repentino cambio de expresión del menor. — En resumen, quiero estar contigo, Hawks.

— ¿Puedo llorar?

— ¿Eh?

— Perdón ¡Estoy tan feliz que voy a llorar!

— Espera Hawks, no quiero que llores.

— Keigo.

— ¿Qué?

— Mi nombre es Keigo Takami.

— Kei.











Caramel MacchiatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora