🕴️MI CUERPO EN UNA BOLSA👤

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AUTOR: Ester Sa...

Mi hermana mira la hora. 
—Es raro que la Eve no haya llegado todavía —le dice a mamá. 
—Debe andar por ahí con algún macho —responde papá, frente al televisor. Mira las noticias. El título dice:
“ENCUENTRAN EN UN DESCAMPADO EL CUERPO DE LA MUJER DESAPARECIDA EN CHACO. ESTABA EN UNA BOLSA”. 
—Mira —dice papá— seguro andaba de gauchita. 
Mamá lo mira y mira la hora. 
—A veces llega tarde. Capaz se fue a la casa de una amiga —responde mami.
—Sí —dice mi hermana—, pero yo le dije que hoy iba a hacer pastel de papa. A ella le encanta el pastel de papa. 
Pasan las horas. Todo se vuelve medio difuso. Estaba volviendo a casa, de pronto para un auto frente a mí. Reconozco al conductor, me dice que me va a llevar. Acepto y luego estoy acá, en este lugar, todo está oscuro y hace frío. Pero de lejos los veo. Los minutos siguen pasando. 
—Che, le mando y no me contesta —dice mi hermana. 
—Llamala, a ver. No para, la llamo yo. 
Mi papá sigue viendo las noticias. En su rostro ya no asoma la gracia. El pastel de papa ya está frío.
“64 FEMICIDIOS EN LO QUE VA DEL AÑO” apunta el noticiero. 
Estoy notando los movimientos involuntarios que hace papá cuando está nervioso, son tics de los que no tiene conciencia. La mano por el pelo, mover el pie una y otra vez. 
“¿QUIÉN NOS VA A FALTAR EN 26 HORAS?” 
—Che —dice papá— ¿no te ve el mensaje? Ya pasaron dos horas. 
—Es que no le llegan. La intento llamar yo también y no da. 
 Sé lo que piensa papá, pero no se anima a concretar una idea del todo. Esas cosas no me pasarían a mí, ni a él, sino a otras, a las hijas de otros. 
 — ¿A quién estás llamando? 
—A mi hermano. Así la vamos a buscar. Ustedes quédense acá, por si llega a venir. 
“…un vecino transitaba por el lugar para cortar camino y se encontró con el cuerpo”. 
—Yo te acompaño. 
—No, vos quédate. Seguí probando llamarla. 
—Pe…
“…su cuerpo estaba en una bolsa”.
— ¿¡Podes apagar esa porquería, Natalia, por favor?! 
El tío llega. Estaciona el auto, toca la puerta, papá le cuenta la situación.
— ¿Y a qué hora llega siempre? —pregunta. 
—Hace dos horas que tendría que haber llegado —dice mamá. 
Papá y el tío se van. Mamá y Nati quedan solas. Nati manda un mensaje a todos los contactos en común conmigo preguntando si no me han visto, si estoy con alguno de ellos. Mis amigas dicen que no. Mica dice que se despidió de mí en la facultad. ¿Por qué? Preguntan. 
Papá y el tío llegan luego de dos horas. Mamá y Nati siguen pendiente al celular. 
— ¿Nada? —dice mamá, con la mirada llena de desesperación.
—Nada… Ya hicimos la denuncia.
—Sus amigas dicen que no la vieron. Y Micaela dijo que se despidió en la facultad de ella. Preguntó a todos los que la conocen y dijeron que tampoco la vieron. 
No sé cómo decirles… Les grito y no me escuchan. Siento dolor en partes que ya no tengo, son como sensaciones fantasmas. Lloro desconsolada. No recuerdo muy bien. No sé si primero fue el golpe y después la puñalada, o primero la puñalada y después el golpe. No sé muy bien. Todo es muy confuso. Ni siquiera sé dónde estoy. Estoy frente a mamá, pero mamá no me ve. Papá respira pausado. El tío tiene las manos en los bolsillos. Saca una mano y se la apoya en el hombro a papá.
—Ya va a aparecer —le dice.

Ya es muy tarde. Papá está en el sillón, hace media hora salieron a buscarme nuevamente. La policía no tiene mucho que decir. Papá dormita y se despierta cada dos minutos. La puerta se abre, entro, papá me mira y los ojos se llenan de brillo. Pero vuelve a mirar y la puerta está cerrada, nadie ha entrado, todo es un sueño. Su hija sigue sin aparecer. 
El cuarto día llaman a papá y a mamá para reconocer un cuerpo. Papá tiembla. Mamá se derrumba. Casi no me reconocen. mi rostro es una bola de carne en descomposición. Alguien se ha ensañado con mi rostro. Hay que esperar los resultados de la autopsia, pero todo indica que fui abusada, golpeada, torturada y asesinada. Nadie lo escucha, pero en la garganta de papá y mamá resuena el eco de una pregunta desconsolada: ¿Por qué?
En la noche todos están en el living, como velando un cuerpo ausente, no soporto verlos así. Yo ya no estoy, pero ellos quedan. Me preocupan mamá y mi hermana. Espero que puedan vivir lo que les queda de vida sin que las maten antes. Espero que no pasen lo que yo pasé. Natalia abraza a mamá y llora con fuerzas. Mamá mira un punto fijo en la pared. Papá desde que salió de morgue que no dice palabra.
—Dios santo —dice el tío, en tono de consternación— no me entra en la cabeza…
Y en seguida baja la mano de la rodilla, pues nota que está dejando expuestos los rasguños que le hice al intentar defenderme la noche en que me mató.

DONDE EL MIEDO CRECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora