CAPÍTULO 6

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Andrómeda

La universidad seguía siendo la misma, estoy en la Universidad de New York a veinte minutos desde mi apartamento. Iba caminando con mis amigas y platicando sobre nuestros planes en este semestre, en realidad yo no tengo mucho que decir. Lo que dijo Charlotte es cierto no tengo una gran vida social, mis únicas amigas son ellas dos, y mi mundo se ha reducido a mis libros; la verdad es que nunca me ha interesado estar rodeada de personas, para mi vale más la calidad de ellas que la cantidad. No obstante, si quería experimentar lo que se siente estar en una relación con un chico, quiero saber lo que se siente ser amada, respetada y apreciada por otra persona. No había pensado mucho en este aspecto de mi vida y era porque me sentía muy bien con mis novios literarios, créanme tengo muchos; siempre me ha gustado como los personajes de mis libros demostraban sus sentimientos a esa persona, también como las protegen olvidándose de ellos mismos con tal de ver feliz a su pareja, y por eso nunca me animé a tener una relación sentimental porque no he encontrado mi Travis Maddox, mi Christian Gray o Erick Zimmerman y la lista sigue. Quiero un chico que disfrute estar conmigo, que comparta lo que le gusta e incómoda, que me haga parte de su vida y sobre todo que me ame, proteja y respete. No pierdo la fe de que esa persona está ahí afuera esperando por mí.

- ¿Qué clase tienes primero? – me pregunta Adara trayéndome de vuelta a la realidad.

- Literatura contemporánea, ¿tu? – dije

- Diseño multimedia y ¿tu Charlotte? – dijo Adara

- Diseño curricular – respondió. La verdad es que desde hace un año que no coincidimos con nuestros horarios debido a que cada una estudia un área diferente.

- Bien aquí nos separamos, tengo clases en este edificio- les dije a los dos.

- Adiós – dijeron en unisonó.

Decidí ir por un café antes de entrar a mi clase, estaba haciendo fila cuando siento que alguien me está observando, así que volteo la cabeza y comienzo a escanear todo el lugar, pero no miraba a nadie sospechoso. Hasta que lo vi y pude sentir dentro de mi algo raro que no podía describir.

- ¿Qué hace él aquí? – me pregunté mentalmente. Justo en el parqueo estaba James Brown, es uno de los socios de mis padres lo conocí en una Gala que mis padres ofrecieron y desde que lo conocí me sentí un poco rara al estar cerca de él, me inspiraba desconfianza y la manera que me miraba era algo desagradable. Él se dio cuenta que lo estaba mirando y pude ver como una sonrisa arrogante se formaba en su rostro. Estaba recostado en su auto último modelo lo cual llamaba mucho la atención sin mencionar que era un chico apuesto; era la típica imitación de modelo Abercrombie & Fitch, cabello rubio, ojos verdes, mandíbula fuerte, pómulos definidos, nariz recta, era el tipo de chico por el cual todas las chicas matarían por estar a excepción de mi claro está. No sé porque razón mi mente lo comparó con el hombre del parque, se podría ver una diferencia abismal entre ellos, el hombre del parque era mil veces más apuesto que James.

No sabía porque él estaba aquí así que comencé a caminar hacia su dirección, pude ver con esa maldita sonrisa permanecía en su cara y se agrandaba cuando me fui acercando.

-Hola, James ¿Puedo saber qué es lo que haces aquí porque hasta donde yo sé tú ya estás graduado? – dije directa al grano y es que su presencia me ponía nerviosa de forma negativa.

-Siempre tan directa, Andrómeda, pensé que sería buena idea pasar a verte y tomar un café en tu primer día de clases – dijo con su sonrisa de superioridad.

- No lo creo tu y yo no nos conocemos bien, es más ni siquiera somos amigos – dije claramente no me gustaba que tomara papeles que no le correspondía.

- Eso fue cruel, pero da igual por eso quiero que comencemos siendo amigos y luego si el destino lo quiere algo más – dijo con una sonrisa de lado.

- No lo creo, tu relación es con mis padres no conmigo. Además, no creo que entre tu y yo suceda algo, adiós – dije tajante y cuando me iba a dar la vuelta pude sentir que tomó mi muñeca izquierda y se acercó a mí.

- Nunca digas nunca nena, te dejaré ir esta vez, pero quiero que sepas que estaré esperando por ti – dijo en voz suave y acariciando mi mejilla derecha, lo único que me produjo su cercanía fue incomodidad y malestar. Me soltó, nunca dejando de sonreír, sin más me di vuelta y regrese al edificio, ese hombre me daba una mala impresión y eso que no soy de las que juzgan sin conocer, pero había algo en él que me hacía sentir insegura.

Las clases pasaron super rápido después del incidente con James en la mañana. Iba de camino para mi trabajo pensando en todo lo que tengo que hacer, pueden imaginar mi primer día de clases y ¡ya estaba llena de asignaciones!, pero lo entiendo este es mi último año de universidad por lo cual mis últimas clases son más exigentes y difíciles. Minutos más tarde entre a la librería era un lugar muy acogedor, te daba esa tranquilidad de nunca querer salir de este lugar.

-Hola, Loren, ¿Cómo van las cosas? – dije a mi compañera de turno. Se trataba de una chica de pelo rojo, ojos azul claro, pequeña, muy amable y también amante de los libros.

- Hola, Andrómeda, muy bien, ¿Qué tal tu primer día de clase? – dijo.

- Muy bien excepto por la parte que tengo muchas tareas – dije suspirando.

- Lo entiendo, pero míralo de esta manera dentro de seis meses serás una Licenciada en Literatura – dijo con su mano en mi hombro y una sonrisa en su cara.

- Lo sé, me pondré a trabajar antes de que nos llamen la atención – dije riendo un poco.

- Cierto hay unos libros que organizar en el pasillo seis – me informo Loren.

- Yo me encargo – dije dándome la vuelta hacia el pasillo de Fantasía como lo llamaba yo debido que ese es lugar donde están los libros de ese género.

Cuando llego al pasillo puedo ver una caja con los libros por ordenar y también a un hombre con un libro en sus manos. Al parecer estaba absorto en su lectura porque no sintió cuando llegué, pude ver que se trataba de un libro sobre ángeles caídos lo cual me llamó mucho la atención ya que él no aparentaba ser fanático de ese tipo de trama.

- ¿Te gusta el tema de los ángeles caídos? – dije provocando que él diera un pequeño salto por el susto lo cual me causó algo de gracia.

- Lo siento, no quería interrum - dije sin terminar y con los ojos abiertos como platos. Porque la persona que estaba enfrente de mi era él... el hombre del parque. Pude ver que él también no se esperaba encontrarme aquí, me observa detenidamente como asegurándose de que soy real. Después de unos eternos minutos en los cuales ninguno aparto la mirada del otro, sentí que mi corazón galopaba como loco, mis pulmones no querían funcionar y mi mente no podía creer la imagen que tenía enfrente. Por Dios estaba anonadada por este hombre y me mato cuando sus labios se curvaron hacia arriba regalándome una vista de sus perfectos y blancos dientes.

- Hola, Andrómeda – dijo con su suave y masculina voz, y con un brillo en sus ojos azul eléctrico quería creer que era debido a que estaba feliz de volverme a ver, así como lo estoy yo en este momento; no pude evitarlo le regresé la sonrisa.

Solo Eres TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora