CAPÍTULO 1

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Gavril

Era un día normal como todos (muy monótono en mi opinión). El clima estaba fresco, el perfecto para dar un paseo por los alrededores. Así sin más, decidí salir y liberar un poco este sentimiento que he estado cargando durante los últimos tres meses. Era insólito los de nuestra especie no suelen tener sentimientos o sentir emociones, esto es algo nuevo para mí; he estado pensando cuando me comencé a sentir de esta manera. Es muy extraño, tengo casi un milenio de estar vivo y nunca había experimentado lo que ahora siento. Es un sentimiento de soledad y nostalgia, pero ¿de qué? Eso me estaba volviendo loco, necesito con urgencia desaparecer esos sentimientos. Sin embargo, tengo que admitir me hacían sentir un poco más vivo de lo que estaba. Creo que mi enojo e incomodidad era debido a que no tenía ni idea de lo que era sentir; siempre me conforme con la vida que tenía aquí en el cielo. Además, ser uno de los ángeles más respetados, temidos y queridos era eso, mostrar un ser que no se deja llevar por sus emociones como lo hacen los humanos, tienes que aprender a controlar todo tu ser física, espiritual y emocionalmente y a la vez demostrar que eres digno de tener el título que posees. Soy Gavril, uno de los ángeles más poderosos, fuertes y sabios aquí en El Paraíso, trabajo juntamente con mi Señor Dios (así es Dios, el creador del universo y todo lo que en el existe; increíble no). Todos me admiran y ven en mi un líder, un ejemplo, alguien con metas y objetivos en su vida, pero la realidad era otra, ya no sabía lo que era vivir con propósito, sueños o metas que lograr, es decir siento que mi vida ya no es tan interesante o hermosa. Siento que solo me movía igual que las olas se mueven por la fuerza del mar o como dicen los humanos sentía que estaba en modo avión.

Mientras caminaba, podía ver que muchos me saludaban y observaban, pero no me importaba como dije ya me acostumbré a ser el centro de atención y llamar mucho la mirada de los demás. Diez minutos luego llegue a mi lugar preferido, se trataba de un pequeño lago dentro del bosque, no muchos vienen aquí así que lo hace el lugar perfecto para poder pensar. Me senté en el suelo verde, me encanta este lugar puedes ver el lago en su mayor esplendor, agua azul cristalino, árboles de todo tipo alrededor, llenos de frutos, animales jugando en las ramas y el sol atardeciendo dan un toque majestuoso y hermoso que muchos matarían por ver. Pero aún viendo toda esta hermosura no me sentía vivo o lleno.

- ¿Qué es lo que me está pasando? ¿Por qué siento que ya no tengo un motivo para seguir? ¿Por qué me siento solo? - No sabía cómo responder a estas preguntas, ahora sé lo que sentían los humanos; tener miles de preguntas y ninguna respuesta, ¡es horrible!

Me acosté para ver el cielo y poder ver como el día pasaba a noche, siempre me ha gustado la noche, es increíble ver todas esas estrellas, saber que son las únicas que han estado desde el inicio de la humanidad y la vida en el universo. Cerré mis ojos pensando en cómo harán estos astros para seguir brillando no importando lo que esté pasando a su alrededor así fue como recordé, me volví a sentar tan rápido que sentí un ligero mareo. La razón por la cual me sentía tan solitario, tenía rostro y nombre.

- ¿Cómo pude olvidar eso? – me pregunté.

¡Era ELLA!, desde que la vi hace tres meses me he sentido así. Era esa hermosa mujer, Andrómeda, por Dios hasta su nombre era perfecto.

- Andrómeda – dije en voz alta, suena tan bien en mis labios y solo de pensar en ella se me acelera el corazón.

- ¿Qué es esto? ¿Qué me está pasando? - Nunca me había sentido así, y peor por una mujer. Pero tengo que admitir que es la mujer más hermosa que he visto en toda mi vida y eso es mucho, he visto muchas mujeres, pero ninguna se compara con ella. Me recuesto y cierro los ojos para poder recordarla mejor sus ojos, su cabello, sus labios, toda ella Ahora que lo pienso bien Andrómeda significa gobernadora de Hombres abro mis ojos abruptamente.

- ¿Gobernadora de hombres? – digo negando con mi cabeza. No me gusta para nada ese título, solo el pensar en ella y otro hombre hace querer arrancarle la cabeza al tipo.

- ¿Pero qué carajo digo? ¿Carajo?, desde cuando yo digo ese tipo de cosas, Señor perdóname -. De igual manera solo el recordarla mi corazón late como loco, mi sangre golpea en mis oídos, me siento ¿necesitado? Siento que ella es eso que me hace falta, ella es el motivo que he estado buscando, ella es la respuesta a mis preguntas.

- Ni siquiera la conoces, Gavril- me dice mi inconsciente.

- Tienes razón - me digo a mismo, sin embargo, ¿Por qué solo en pensar en ella siento que esta llenado todo vacío dentro de mí?

Andrómeda, recuerdo que la conocí en una de mis misiones en la Tierra, en New York para ser especifico. Me fue encomendado acabar con unos espíritus que estaban causando algunos problemas. Detesto esos tipos, piensan que pueden hacer lo que quieren y sin esperar consecuencias. Olvidando esa parte, recuerdo que estaba caminando por Central Park cuando la vi, estaba leyendo un libro en una de las bancas del parque. Se miraba tan bella que podían pasar horas y no me aburriría de mirarla, por Dios era hermosa. Su cabello castaño oscuro caía como cascadas sobre sus hombros, su piel era blanca como la nieve, sus labios eran carnosos y rojos, sus mejillas tenían un rosado natural que muchas mujeres desearían tener. Estaba inmerso admirándola deseando ver sus ojos y caer aún más por ella. De seguro sintió el peso de mi mirada porque retiro su vista del libro y me miro, sentí que todo a mi alrededor giraba y cuando mis ojos chocaron con los de ella, sentí que solo éramos ella y yo en el mundo.

Pero ¿Qué dices Gavril?, en el universo – me dijo mi inconsciente y no pude estar más de acuerdo. Estuvimos mirándonos fijamente ella mis ojos azul eléctrico, y yo sus grises tormenta, eran hermosos, por un momento pensé que estaba teniendo una epifanía con ella. Me sentía sin palabras por tanta belleza, paralizado sin poder hablar o moverme, no obstante, tenía unas inmensas ganas de correr y abrazarla, tenerla en mis brazos, oler su aroma y nunca dejarla ir. Y pude ver que ella estaba en la misma condición que yo, me observaba con sus grandes y bellos ojos sin apartar ni un solo instante su mirada de la mía, y lo que hizo después me desarmo completamente, me sonrió, pude ver una hilera de perlas blancas perfectamente alineadas y sus majestuosos labios curvarse hacia arriba. ¡ERA HERMOSA!, y eso estaba más claro que el agua. Le sonríe también y comencé a caminar hacia ella, no sé cómo lo hice, pero podía sentir un gran imán que me llamaba a ella.

Estaba de pie, frente a mí, era pequeña, pero eso la hacía ver más hermosa, adorable, delicada, másperfecta. Ella parecía no saber que decir igual que yo.

- Dios ayúdame - dije en mi mente. Quería saber todo de ella, y que ella supiera todo de mí.

- ¿Desde cuándo soy así? -me pregunte, no tengo idea, pero tenía la necesidad de ella. Me sorprendió cuando ella hablo primero.

- Hohola- dijo ella. Su voz era suave, nunca he escuchado una voz tan dulce y delicada. Y por su hesitación pude ver que estaba nerviosa.

- Hola – dije. – Lo siento – No sé porque dije eso Definitivamente soy muy malo hablando con mujeres.

- ¿Lo siento? ¿por qué? - dijo ella, con su ceño fruncido mostrando confusión.

- Por mirarte tanto hace unos minutos atrás – dije. Ella me estaba mirando a los ojos, tenía que inclinar un poco el cuello para poder hacerlo y me quede hipnotizado por sus ojos.

- Eres hermosa - dije en voz alta. No me di cuenta de lo que dije hasta que vi un color rojizo extenderse por sus mejillas

Si Gavril eres increíble hablando con mujeres - me dije a mi mismo. Pero no era mi culpa, mi corazón iba como tren, ya no sabía si estaba respirando o si seguía vivo, pero algo estaba seguro, si moría aquí estaría más que feliz de hacerlo sabiendo que ella seria lo último que miraría.

¿Cuál es tu nombre? – pregunté.

- Andrómeda- dijo ella. ¡WOW! hasta su nombre era perfecto.

Andrómeda- repetí yo, saboreando su nombre en mis labios.

Solo Eres TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora