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El sonido del violín inundó la habitación, una curiosa melodía sonaba y parecía arte para sus oídos, había estado viviendo allí durante muchos años, tal vez décadas, se había ganado un puesto importante en la guardia, pero siempre había sido reservada, sólo aparecía cuando le llamaban, sólo hablaba cuando era necesario, sólo parecía estar con vida cuando le parecía necesario.

Aquél día, donde la monotonía está reinando el tiempo, su puerta sonó y se abrió, dejando ver a su compañero.

—María —la muchacha dejó de tocar dejando el instrumento a un lado, se acercó rápidamente al muchacho—.

—Demetri —la muchacha tomó entre sus brazos al muchacho envolviéndolo en un abrazo— ¿Qué te trae por aquí? —.

—Aro me ha pedido llevarte a con él —el muchacho besó la frente de la joven, quien sonrió—.

—Entonces vamos, ¿Qué ha sucedido esta vez? —.

—Hay un vampiro que ha querido unirse a la guardia para aprender un poco más de nuestra especie... —.

La muchacha asintió siguiendo a su compañero colgada del brazo del mismo, y antes de que alguien pudiera verlos se separaron entrando a la gran habitación.

—¿Me has llamado, Aro? —la muchacha miró con los orbes negros al vampiro—.

—María, querida... Necesitamos... Como buena lectora de almas... Que identifiques... Cada faceta, de la verdad... En este... Compañero de nuestra especie... —el hombre dirigió su mirada a un muchacho de cabellos dorados, al igual que sus ojos, totalmente atractivo y que había cautivado totalmente a la muchacha de piel bronceada.

—Mucho gusto, madame... Mi nombre es Carlisle —el muchacho besó dulcemente la mano de la joven, quien hizo una pequeña reverencia, entonces, dirigió una de sus palmas hacia la mejilla del hombre tocándola suavemente, un par de imágenes ocuparon su mente maravillándola—.

—Magnífico... —la muchacha sonrió para luego dirigir su mirada al vampiro monarca— es verdad, sus intensiones son verdaderas... —.

—De acuerdo... Demetri, María, acompañen a nuestro nuevo miembro... A un pequeño recorrido... Por el lugar... —.

La muchacha asintió caminando al lado del vampiro.




(...)




—Por supuesto, he de decir que tus orígenes me han impresionado, Carlisle... Se nota que eres totalmente un hombre de cultura. —la muchacha cambió la página de su enorme libro para luego mirar a su contrario—.

—Nunca me has explicado entonces cómo es que llegaste a este lugar —el hombre siguió con su lectura—.

—Es fácil saberlo, sólo debes preguntarlo, nací hacia un par de décadas, tal vez más de un siglo... No lo sé, el tiempo aquí parece no pasar... —la muchacha cerró el enorme libro y miró directamente al vampiro de cabellos dorados— era hija de un gran monarca, un gran poeta con un gran pueblo, tenía dieciséis años cuando mi padre murió y mi hermano mayor fue ascendido al trono, fue entonces cuando me convirtieron, un par de años fue lo que seguí con ese estilo de vida, hasta que los Vulturi llegaron a mis tierras, asesinaron a mi creador y me trajeron a Volterra, desde entonces estoy aquí.

—¿Entonces cuál es tu labor?

—Juzgar. —la morena le miró con cierto ímpetu.

—¿Eso es parte de tu don?

—Visualizo el pasado de la gente y los objetos, la verdad, la mentira, los crímenes, las buenas obras... Con solo tocar... Sólo basta un toque, aunque eso no siempre es bueno.

—¿Por qué?

—Hay veces... En las que existen emociones negativas, que como vampiros se intensifican, lo que significa que será mucho más doloroso para mí en cuanto reciba las visiones... El ser vampiro sólo magnífica en grandes cantidades quién eres en realidad, no te convierte ni mucho menos te cambia.

—¿Así que es esa la verdadera razón por la que estás en la guardia?

—También poseo una fuerza y rapidez inimaginable, una destreza impecable... Tengo muchas habilidades.

—Ya veo... Debe ser increíble.

—No lo es... —se apresuró a decir— esta vida tan monótona es repugnante —.

—¿Y entonces por qué no te has ido aún?

—Demetri, esa es la respuesta. —.

—¿Es tu compañero?

—No lo sé, pero es una buena persona conmigo, hemos compartido parte de nuestras vidas, hemos sido íntimos y nos hemos sabido querer por mucho tiempo... Es especial para mí.

La morena pensó por unos segundos, jamás se había sentido como Didyme decía sentirse al lado de su compañero, o como Athenodora contaba sentirse cuando compartía tiempo con su marido, su mundo jamás se había detenido ni giraba al rededor de Demetri, lo quería, estaba segura de eso, pero sus emociones no parecían ser así de intensas.
Jamás ni siquiera había podido ver un lazo entre ellos en los recuerdos de Marcus.

Los ojos ambarinos de Carlisle observaron directamente a María, y el cómodo silencio apareció sin ningún esfuerzo.

—¿Y qué hay de ti? Mi estimado, Carlisle.

—No hay mucho que decir, he vagado sólo por mucho tiempo.

—Debe ser algo totalmente desesperanzador... —masculló la muchacha.

—Lo es.

Al final de su plática, ambos terminaron tomando sus propios caminos en aquél enorme castillo, hogar de la guardia Vulturi.
Carlisle no estaba seguro de sus sentimientos, pero había algo en él que había cambiado, algo que sucedió y que repercutió en él desde que había conocido a aquella vampiresa de piel morena, sentía esa necesidad de estar con ella, pero tampoco estaba confiado, por primera vez alguien lo había hecho sentir de esa manera, y no tenía ni idea de a qué se le debía.
Pero para él era todo un placer, no le importaba nada más, estaba empezando a padecer de un repentino enamoramiento que sólo un Vulturi había logrado observar, Marcus había visto un pequeño hilo enredarse en sus dedos índices y unirlos fuertemente.

Pero nadie más lo sabía, ¿Cuántas eran las posibilidades? Carlisle no lo sabía, desconocía totalmente aquél tema del amor, estaba total e irrevocablemente encantado con aquella muchacha.
María no podía decir aquello tampoco, porque su corazón estaba confundido, su mente estaba en otro lugar, en uno en el que ella hubiera podido elegir, en el que el amor no sería su salvación, uno en el que ella era libre.
Aunque al final, el amor la terminara aprisionando.

Mitztemoa Noyollo - Carlisle Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora