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COLUMBUS, OHIO, 1921.

—Vamos, eres un poco lento —María y Edward se mantenían en una carrera infinita por el bosque, acababan de cazar.

Ambos estaban divertidos mientras se balanceaban entre las copas de los árboles y corrían por el húmedo suelo.

—O tú eres demasiado rápida —.

—¿Ese venado no fue suficiente? —se burló la morena.

—Tal vez no —ambos rieron.

Su relación se había hecho cercana, justo como la de dos hermanos de sangre, aunque eso fuera imposible, María había nacido hace más de trescientos años.
Cuando estuvieron cerca de la casa, ambos se detuvieron abruptos, se miraron entre sí.

—¿También escuchas esa segunda voz? —la conversación que mantenían en su mente era totalmente privada, ambos tenían aquella habilidad de leer mentes, y justo con la telepatía de la morena, había sido totalmente posible que ambos fueran confidentes del otro.

Sí, es la voz de una mujer.

—No más de treinta —aseguró la muchacha, ambos decidieron entrar a la casa.

Y allí fue donde María se encontró con una bella muchacha de cabellera caoba y piel pálida, sus ojos escarlata delataban que aún era una neófita, aunque su rostro en forma de corazón  y su mirada dulce le hicieran parecer inocente.

No tengo buena espina, Edward.

—Tranquilízate, no es nada.

La morena observó a Carlisle acercarse rápidamente.

—María.

—Carlisle.

El incómodo silencio era evidente entre los presentes.

—Ella es Esme... La convertí —era la segunda vez que María escuchaba eso, no quería imaginarse que desamparada había estado la mujer para tener que ser convertido, aunque tampoco estaba interesada en saberlo.

—Un placer —la morena estrechó la mano con la neófita.

—El placer es mío —su dulce voz no causó nada en la morena, a diferencia del rubio y el cobrizo.

—Ella es María, mi esposa... Y Edward, mi hijo.

La vampiresa observó a su compañero con suficiencia, aunque en realidad estaba confiada, nadie conocía su mal lado, y nadie quería conocerlo, recordaba aquella ocasión en Volterra, cuando intentaron Jane y Alec asesinarla, pero fueron incapaces cuando se dieron cuenta que a pesar de sus habilidades, la morena era bastante ágil, fuerte y rápida.

—Bueno, deberían llevarla a cazar... Me parece que lo necesitará, adaptarse a nuestro estilo de vida no es tan sencillo al principio.

Aunque todo parecía lo suficientemente bueno como para que las cosas se salieran de control, todo era más sencillo al final del día, María tenía el control en esa clase de situaciones, a diferencia de Carlisle, su alma no era tan pura, ni tampoco solía ser tan gentil y empática, siempre había preferido pensar con la cabeza fría, aunque admitía que en ocasiones dejaba a sus emociones reinar perfectamente.



Mitztemoa Noyollo - Carlisle Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora