Sun hee se encontraba despierta sobre su cama, incapaz de dormir por todo lo que ronda su cabeza desde que ese día empezó. Cuando abrió su buzón en la mañana apenas despertando, casi se desmaya al ver la única correspondencia que había en la pequeña caja de metal. Por fuera podría pasar por cualquier otra carta, decía su nombre y su dirección. Sin embargo, al abrirla se llevó la sorpresa más grande de su vida. Era una tarjeta te tamaño mediano que llevaba escrito en letra cursiva elegante "Namjoon y Yang Mi". Era la invitación. La invitación a su boda. Sun hee no lo podía creer. Ella pensaba que ya había superado a Namjoon, que ya había aprendido a no extrañar sus ojos, ahora ambos del mismo color igual que los de ella, a no extrañar su sonrisa, sus cálidos brazos, su cabello tan sedoso y brillante. Ella pensaba que ya había aprendido a olvidarlo, como el hizo con ella. Pero lo que esa invitación desencadenó en ella fue la viva prueba de que era todo lo contrario.
Tan pronto entro a la casa, aventó lo primero que sus manos alcanzaron, y para la desgracia de la casa de Sun hee era una botella que contenía escocés, una de las bebidas alcohólicas de las que se había vuelto dependiente. Fue estruendoso el ruido que hizo la botella al estrellarse con el piso, aunque la botella en si estaba vacía. Luego Sun hee procedió a golpear la pared de la chimenea con toda su rabia, consiguiendo que sus nudillos sangraran con grandes torrentes de sangre que caía al piso y manchaba el suelo. Luego tomó otra botella de su estantería, de tequila esta vez, abrió la tapa y vació su contenido directamente a su garganta, sin importarle el insoportable ardor que azoto a su garganta después de vaciar un poco menos de la mitad de la botella en un solo trago. Caminó erráticamente hacia su cuarto, donde tomó la caja de antidepresivos de su mesita de noche, puso seis de las pastillas en su mano y las vació de igual manera en su garganta. Intento ir de nuevo por la botella del licor que tanto ansiaba, pero sus piernas le fallaron a la mitad del camino, haciéndola caer al suelo de su cocina mientras las lágrimas corrían por su cara. Al estirar el brazo derecho para sujetarse de la barra de la cocina y levantarse, vislumbró las más de 50 cicatrices de su intento fallido de suicidio. Toco las cicatrices y se sintió aún más desconsolada que antes. Intento buscar su teléfono, pero se rindió al recordar que en un ataque de ira hace dos semanas lo había arrojado desde la ventana del edificio en el que trabajaba, razón por la que ahora estaba desempleada. Jeong Yeon se encontraba en un viaje de negocios desde hace dos meses, y no regresaría hasta dentro de tres semanas, entonces estaba completamente sola en ese momento. Sin nadie a quien acudir ni algún hombro en el cual llorar. Pensó entonces si ella alguna vez lo había superado, si alguna vez realmente sintió que podía continuar su vida si su presencia, o al menos sabiendo que él era feliz con alguien más. Porque Namjoon había podido superarla a la perfección, había vuelto a su casa en Seúl y ya estaba planeando casarse con Yang Mi, era feliz. Él procuraba visitarla con frecuencia, sin embargo ella nunca abría la puerta, solo se limitaba a arrojarle pequeñas rocas para que se fuera. A veces solo lo hacia por la diversión del momento, pero en lo profundo sabía que era porque no soportaría estar a menos de 100 kilómetros de él sin llorar. Lo amaba como no había amado a nadie jamás, y ahora lo perdería para siempre. No sabía cómo salir de esa situación, se sentía en lo más profundo del abismo. Para su suerte Namjoon había decidido ir a visitarla ese mismo día, y al oír el estruendo de la casa, temió lo peor y pateó la puerta con todas sus fuerzas, abriéndola de un súbito golpe. Entonces la vió tirada en el piso, entre vidrios rotos y licor, sin esperanza. La tomó de una mano e hizo que se sentara en una de las sillas del ante comedor en la cocina. No hacia falta tener un olfato desarrollado para oler la peste a alcohol que emanaba de la boca de Sun hee, ya que no solo bebió esa mañana, sino la noche anterior, y la tarde de ese día, y la mañana del mismo. Evidencia de ello eran las más de 6 botellas vacías en la mesa del comedor. Él no pudo hacer nada mas que verla con ojos de preocupación, haciéndolo dudar de su decisión hace más de un año de dejarla al cuidado de alguien más, duda que se esfumó al pensar en el recuerdo de su hermana, diciéndose a sí mismo que fue la decisión correcta.
—¿Que crees que estás haciendo?— le reprochó Namjoon.
—¿Qué parece que hago estúpido?— respondió ella mientras tomaba una botella y se servía una generosa cantidad en un vaso.
—Sun hee...
—Ni te atreves a "Sun hee"-arme en este momento, tus trucos dejaron de funcionar en mí— tomó un sorbo de la bebida, haciéndole carraspear su garganta por el ardor— ya no me puedes controlar como antes.
—¿De qué hablas? Sun hee yo estoy preocupado por ti realmente lo estoy.— dijo arrebatándole el vaso— Aunque no puedo confiar en que seas mi madrina de bodas si tomas escocés como si fuera jugo de naranja.
—¿Madrina de? Un momento, que rayos, q-que yo n-n-no. ¿De q-q-qué hablas?
—Creo que no has leído la tarjeta completa. ¿O sí?— dijo él con una leve sonrisa.
—Ay por Dios, no puede ser. Eres la persona con el sentido del humor más estúpidamente retorcido que conozca. ¡Esperas que después de más de un año de que me dejaste vulnerable, con el cuerpo y el alma en trizas a merced del mundo puedes venir aquí a restregarme tu futura vida feliz de casado y esperar que yo acepte estar al lado tuyo con una sonrisa genuina en el puto rostro Namjoon! No sabes la magnitud de lo que me hiciste. ¿O sí? Creo que estabas muy ocupado pensando en lo feliz que eras que olvidaste que yo era un puto desastre. Nunca te detuviste a pensar que yo también estaba sufriendo.
—¿Porqué crees que vengo cada dos días a verte? ¿Porque crees que tu refrigerador siempre está lleno de tu comida favorita? ¿Porque crees que Jeong Yeon siempre sabe que hacer por ti? ¿Crees que yo no me preocupo por tí? He pasado el último año procurando tu bienestar. Aunque tú me arrojes piedras siempre que venga, yo nunca voy a dejar de procurarte. Y Yang Mi entiende eso, ella comprende que aunque yo la ame con todo mi ser, tú siempre tendrás un lugar especial en mi corazón. Ella comprende que tú eres quien me ayudo a superar todo lo malo que me detenía, aunque no te dieras cuenta. Por eso quiero que estes al lado mío ese día, quiero que seas tú quien esté junto a mí porque eres la única persona que llega al mérito de ser quien esté al lado mío el día más feliz de mi vida. Y eso es porque te quiero ahí Sun hee.
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A un paso de la libertad
Teen FictionSam Namjoon es un joven surcoreano que vive feliz con sus padres y hermana, Sun Kin Lee. Sin embargo todo cambia cuando Lee se suicida sin ninguna razón aparente. Namjoon está destrozado, ya que Lee era la persona más importante en el mundo para él...