La vida de Emilio y Joaquín era color de rosa, miel sobre hojuelas, simplemente perfecta.
Todo gracias a el gran amor que se tenían.
Los dos estaban a pocos minutos de unir sus vidas para siempre.
Y aparentemente todos dentro del salón de eventos celebraban el gran amor que se estaban profesando los enamorados.
Todos atentos a la ceremonia, lágrimas por parte de la abuela de Joaquín, y aplausos después de que los dijieron el ya tan anciado si, todo era bello.
- Que te parece todo esto Joaco.
- Espectacular, gracias, te amo.
- Yo también, y espera que te lo demostraré de otra forma después de la fiesta.
