Hoy es el primer día de trabajo de Joaquín y hasta el momento todo va bien.
Tanto que ahora se encuentra en espera de una entrega de un lote de granos de café.
Y realmente se siente feliz, se siente liberado, ya que últimamente el estar dentro de la casa de Emilio le transmite la sensación de axfisia.
Pero bueno el cree que no tiene nada de que quejarse era muy probable que eso le pasará, el hecho de que un día de la nada un chico rico se presente en tu lugar de trabajo y te pida una vida a su lado ( aunque lo de él fue un acoston, bueno varios ) suena estúpidamente irreal.
- Hola? - un chico con el cabello más castaño que el pasaba por su rostro una de sus manos para que lo pudiera ver.
Y al parecer eso bastó para que dejara de soñar despierto.
- A, si perdón, en que puedo ayudarte - dijo todavía saliendo de su ensoñación.
- Bueno si no me equivoco tú debes de trabajar aquí - finalizó señalando el mandil que el de menor altura llevaba puesto.
- Si.
- Entonces supongo que estás aquí para recoger el cargamento, no es así?
- jaja, si.
Después de esa pequeña charla los dos chicos se dispusieron a bajar los paquetes de café y uno que otro de azúcar.
- A por cierto, soy Diego - finalizó dedicándole una cálida sonrisa.
- Y yo Joaquín.
- Bonito nombre.
Y siguieron con lo suyo mientras que el mayor de ellos hacia una que otra broma y el castaño solo reía.
Buenas gente.
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