«Recuerda que pagarás, el karma te vendrá a cobrar»
Con la llegada de Stella al pueblo de Karmaland muchas cosas cambiarán en las vidas y corazones de los demás guerreros.
Los cuales harán todo lo posible para que ella pueda sentirse a gusto y como...
Volví a leer la carta que me había llegado a cosa de un mes, mientras observaba el paisaje que me había acompañado unos meses y que pronto me despediría de él. Así es, acepté. Tuve muchas visiones positivas en las cuales vivía allí con mis futuros compañeros.
Entré a aquella pequeña cabaña la cual estaba casi vacía, no me iba a llevar todas las cosas solo lo más importante. Observé el lugar con melancolía y finalmente salí, cerré con llave la puerta y guardé esta en mi mochila. Subí a mi caballo que estaba cargado con unos bolsos a sus lados.
-Lo siento amiga pero este será un viaje largo -acaricié su cabellera y comenzó a trotar.
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En Karmalnd se encontraban todos, en especial Luzu, muy ansiosos por la llegada de la nueva habitante. El castaño no paraba de camimar de un lado hacia otro revisando que todo estuviera en orden. Habían recibido la noticia una semana atrás por parte de Merlon, quién había sido informado por los Dioses.
Eran las 10 de la mañana y ya todos habían llegado, cada uno en un grupo diferente. Auron, Fargan, Rubius y Alex en uno, eso podría ser malo, pensó el castaño. Por otro lado estaban Lolito y Mangel los cuales parecían estar discutiendo. Y por último el dúo de amigos inseparables que ahora hablaba con melancolía, Vegetta y Willy.
El posible futuro alcalde veía las preparaciones que habían hecho los pueblerinos para la recién llegada, eran algunos regalos como alimentos, ropa, materiales, etc. Caminó un poco alrededor de sus compañeros cuando divisó a una persona deambulando sospechosamente por las calles, tenía una capa larga una capucha que cubría la mitad de su rostro. Al castaño se le revolvió el estómago el pensar que fuese alguien de la hermandad oscura, así que sin pensarlo dos veces se acercó rápidamente a él.
-Disculpa, ¿Puedo ayudarte en algo? -preguntó con una voz dulce tocando el hombro de la persona, esta volteó y sonrió.
-Si, porfavor -Luzu pudo distinguir una voz femenina, dulce pero un poco ronca -Eres tú Luzu, no?
-El mismísimo -la chica asintió con relajación -Y tú eres?...- preguntó el chico con curiosidad.
