—¿Entramos aquí? —Claudia señala el cartel en que pone Bar Muraka.
—Es que me tengo que ir... —responde Uxue.
—No seas rancia. —Mira el móvil— Solo son las doce y media. Quédate un rato más —insiste ella.
—Pero tengo que ir a recoger a mi madre al aeropuerto a las siete de la mañana...
—¡De sobra! Quédate una horita y te vas.
—Si no se quiere quedar, que se vaya... —dice Janire tras haber estado en silencio.
Uxue mira a Claudia y le hace un sutil gesto con los ojos, hacia Janire. Uxue sabe qué le quiere decir. Su amiga está pasando un mal momento, ¿pero salir de fiesta lo va a solucionar? Claudia cree que sí.
—Bueno, pero en media hora me voy a casa. ¡A la una en punto! —Janire le sonríe.
—¡Bien! —celebra Claudia.
Dos hombres salen del bar y empiezan a fumar un cigarro. Después, las tres mujeres entran. Hay más gente de lo que parecía desde fuera, pero no lo suficiente como para agobiarse. Buscan un sitio en el que ponerse y dejan sus abrigos en el montón de ropa que hay a su lado; Janire también deja allí el bolso de Uxue, algo escondido. Ella es la única que lleva bolso. Claudia no lleva desde que dos sábados antes le robaran en medio de un bar, mientras bailaba tranquilamente, así que lleva la cartera y las llaves de casa en la chamarra, y el móvil y dinero suelto en el bolsillo de sus pantalones vaqueros. Como Janire lleva leggins, utiliza los bolsillos con cremallera de la chaqueta, que ha abierto casi del todo al empezar a notar el calor del bar, para guardar el móvil y un billete de veinte euros. Uxue viste una blusa y, como no le entraba el móvil por completo en ningún bolsillo de su pantalón, ha decidido que era más seguro llevar un bolso pequeño con cremallera; confía en que no se lo abra nadie, cuando se despiste, y le robe.
—¡Vamos a por un cubata! —sugiere Claudia.
—Yo solo uno y me voy, ¿eh? —le recuerda Uxue.
—Bueno, eso ya lo veremos. —Se ríe su amiga—. ¡Sobre la marcha!
Se acercan a la barra y, tras pedir las bebidas, vuelven cerca de sus chamarras y comienzan a cantar y a bailar. Uxue mira a Janire de reojo. De momento no parece muy animada. Empieza a bailar con ella y consigue que esta sonría un poco.
Poco a poco se va llenando el bar. Como Uxue no tiene reloj y tiene el móvil en el bolso, no sabe qué hora es. Claudia parece estar pasándoselo de maravilla, pero Janire hace rato que ha dejado de bailar. Se arrima a su amiga.
—Janire. —No parece escucharla—. ¡Janire! —Acerca su oreja—. ¿Qué hora es?
—¿La hora? —Saca el móvil de su chaqueta—. La una y diez.
—¿Ya? Me tengo que ir... Lo siento.
—No te preocupes. —Le da un abrazo y le regala una sonrisa sincera, pero en su rostro también se aprecia algo de tristeza.
—Bueno, me quedo dos canciones más, ¿vale? —Janire vuelve a sonreír, aunque esta vez de felicidad—. Claudia, —Se dirige a su otra amiga—, ¡dos canciones y me voy! —grita para que la oiga perfectamente a pesar del alto volumen de la música.
—¡No! —protesta ella—. ¡Cinco más!
—Dos.
—¡Cuatro!
—¡Que no! ¡Dos!
—¡Tres! —Al ver que Uxue duda, le agarra de las manos y empieza a bailar con ella—. ¿Tres entonces?
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Un sábado cualquiera (COMPLETO)
Short StoryNo todo es diversión las noches de fiesta, también hay decisiones erróneas, ligues fallidos, exceso de alcohol y drogas, peleas, manoseos indeseados, machismo y tener que aguantar a imbéciles. Este libro se compone por diez textos de diferentes esti...