Capítulo 3

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Una semana después

El día de hoy es uno de los más importantes para mí puesto que es mi aniversario con Liam.

El acostumbra a comprarme costosos regalos como, pendientes o brazaletes, que me provocan mucha felicidad.

Aparque mi Bugatti Veyron rosa y me dirije hacia la escuela, camine por los pasillos hasta que note algo que no logré entender.

Eran Liam y Sophia, se encontraban frente a mi casillero, quizás estaban preparando alguna sopresa para mí.

Rápidamente me oculte y empecé a tratar de entender que decían, oí hablar a Liam- Ella nunca lo sabrá, bebé- ¡¿Qué mierda?! ¡¿La llamó bebé?!.

Ésta vez Sophia habló- ¿Eso crees?- Liam se rió y dijo- Puedes estar segura, hoy romperé con ella- Dejé de esconderme y los miré, se estaban besando en frente de mi casillero como si nada.

-¡¿Liam?! ¿Que mierda esta pasando?- Solté el regalo que había preparado para el, trate de no levantar la voz para no llamar la atención, pero cualquiera podía notar mis lágrimas, por su culpa arruiné mi delineado.

-Lo que está pasando es muy simple; Amo a Sophia- Dijo sonriendo como la persona más despiadada.

No lo contuve y grité-Claro, ¡¿En nuestro aniversario?!- Sophia solo se concentraba en mirar sus carísimos zapatos mientras tarareaba una ridícula canción- ¿Sophia?- Le hablé.

Liam soltó una carcajada- Fue tan fácil engañarte, hemos estado juntos desde hace tres años ¿Acaso no te aburres?- Lo miré indignada.

-¿Aburrirme? ¿Cómo te atreves?- Me sentí y me veía fatal, mi rimel manchado y mis ojos hinchados, me fui de allí al instante.

Mientras iba con rapidez escuché pasos que me seguían por detrás, una parte de mi esperaba que fuera Liam tratando de disculparse, pero no fue así.

-¿Que sucedió?- Me pregunto Johnny sobando mi hombro, no lo pude evitar y le grité- ¡Vete de aquí, hijo de puta!-.

Corrí lo más rápido que pude a los baños y me encerré en un cubículo, tomando todos los antidepresivos que pude para hacerme sentir mejor, y salí corriendo, no se a donde pero corrí.

De repente me encontraba en el área de natación, me zambullí En el agua para que ni una sola persona se de cuenta que me encontraba allí llorando, al fin y al cabo hoy no habían clases de natación.

Comencé a sentirme mareada, mareada y mareada. Cuando traté de salir, resbalé y caí hacia atrás, haciendo que mi cabeza golpeó el borde de la piscina.
Siento un líquido tibio saliendo de mi cabeza.

Empiezo a toser abruptamente, siento como un poco de agua sale de mi boca para luego caer al suelo, mi cabeza da vueltas y duele como mil infiernos.

-¡Olivia!- Sentí unas fuertes manos tomarme de los hombros, que despues empezaron a sacudirme suavemente.

Esa voz... Era familiar e irritante, pero no provenía de la persona que me estaba tomando de los hombros.

De repente dejó de sacudirme y tocó aquel tibio liquido que caía a cantaros de mi cabeza, no podía moverme, todo daba vueltas.

-¡Por dios! ¡Alguien haga algo! ¡llamen a una ambulancia!- Esa voz si era de la persona que me estaba tomando en brazos, era otra voz familiar, pero mas grave.

Un niño empezó a gritar- ¡Está perdiendo mucha sangre! ¡Ayudenla!-.

Sentí la mano ahora acariciar mi cabello- Olivia quedate conmigo, estaré aquí para ti ¿Sí? Solo no me dejes- No podia verlo, solo sentía sus calidas manos pasar por mi rostro y brazos hasta quedar firmementes sobre las mías.

No puedo sentir nada otra vez, mantener los ojos abiertos hace que me duela aún más la cabeza. Todo lo que hago es escuchar el fuerte sonido de la ambulancia y como personas se acercan a mí y parecen cargarme.

Ya no siento esas manos, y no sé porque pero anhelo poder sentirlas nuevamente, es extraño, es como si me transmitieran cierta paz y seguridad.

- Por favor, déjenme ir con ella, soy su mejor amiga- Esa era otra voz, una que no quiero volver a escuchar en lo que resta de mi vida.

Escuche como las puertas de la ambulancia se cerraron y pude oír un susurro muy cerca a mi oído- Olivia-

Empiezo a sentir esas cálidas manos de nuevo. Sé que todo va a estar bien y puedo sentir como estoy a salvo, gracias a su tacto.

El lugar se empezó a volver negro a tal punto en el que ya me forzaba a cerrar los ojos hasta sentir como poco a poco me quedaba dormida.

No puedo respirar.
No puedo respirar.
No me puedo mover.
Y todo se vuelve negro.

Habitación 304Donde viven las historias. Descúbrelo ahora