Capítulo 6

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El día del funeral, lo recuerdo como un episodio constante de mi vida.

Lo podía ver dentro del ataúd, con ese traje negro- Mi dulce Johnny, si pudiera cambiar lo ocurrido, lo haría sin dudas- murmuré mientras miraba como tapaban el ataúd con tierra.

Me sentía tan sola, sentada allí con los ojos llenos de lágrimas besando su foto y murmurando su nombre.

Una mano me sacudió- Mami, vamos a revisarte tu presión arterial-.

Cada vez que estoy en el hospital, esas imágenes siempre se reproducen en mi cabeza, una y otra vez, ya son 68 años desde que ya no soy la misma mujer.

Sí, ahora estoy en una en un hospital y cuento con 85 años, estoy diagnosticada con cáncer terminal y me encuentro en la habitación 304, presiento que voy a morir pronto.

Nunca me casé, tampoco tuve relación con otros hombres desde que Johnny murió, pero si adopte a una niña.

Se llama Vanessa y ella me dio una nieta que se llama Lily, ambas son la luz de mi vida por ellas vivo, ellas me dan la voluntad de seguir, pero ya no puedo.

Perder a Johnny cambió todo, hoy es el aniversario de su muerte y todavía lo recuerdo a el, con su sonrisa cálida, sus labios bonitos, mientras canta aquella canción que escucho en mi corazón.

Apoyé mi cabeza en aquella fría almohada de hospital, dejando todo recuerdo atrás y solo pensando en el.

- Johnny- Murmuré, con los ojos cerrados, empecé a sentirme mejor de repente.

Una luz blanca empezó a deslumbrar y de allí salió Johnny, igual a como lo recordaba, con una gran sonrisa y con sus brazos extendidos para recibirme.

No dude en seguirlo, ese era mi último deseo, estar con el era todo lo que necesitaba.

Porque el lo era todo, siempre lo fue todo.

Habitación 304Donde viven las historias. Descúbrelo ahora