Capítulo 5

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-Señorita tenemos que decirle algo- entró una enfermera diferente, junto a otros médicos.

- Sí claro, dígame-le dije, observando a todos, eran cinco en total.

- Es sobre el chico que la ayudó...- inició hablando pero lo interrumpí- Claro, dígale que pase- la enfermera me miró con lástima y continuó.

- Imagino que usted no lo sabía pero él tenía una enfermedad un tanto rara- ¿Tenía?- La cual no le permitía generar suficiente sangre para su cuerpo-.

-¿Porque sigue hablando en pasado?-.

- Verá, el problema está en qué cuando usted quedó inconsciente tuvimos complicaciones, el nos dió la autorización para que pudiecemos extraer su sangre y así utilizarla en usted, de verdad estaba perdiendo mucha sangre, ya no teníamos tiempo y la única persona cercana con el mismo tipo era él-.

-Señor...-.

-Lo sentimos mucho Señorita, el falleció esta mañana, no pudo generar los suficientes glóbulos para su cuerpo y terminó por generarle un paro cardíaco-.

No sé nada de el, no sé si tiene familia, no sé su nombre y ni siquiera se lo puedo agradecer, ¿Qué clase de cruel destino es éste?

- No sé quién es- Le dije, y no pude evitar soltar una lágrima y después de esta las otras fueron como un torrente qué no paraba nunca, no podía parar de temblar y preguntarme; ¿Por qué? ¿Por qué murió? ¿Por qué me salvó?- ¿Por qué tomaron su sangre sí sabían que iba a empeorar por la enfermedad que tiene?-.

- Esa es la cuestión; ni siquiera el sabía que tenía esa enfermedad. Para cuando le sacamos la sangre, simplemente lo vimos desmayarse y luego de hacerle algunos análisis determinamos en como acabaría- me respondió en un susurro.

Mil preguntas más aparecieron en mi cabeza, hasta que llegó una en especial qué me hizo cuestionarme mucho más; ¿Y si es liam? ¿Que se arrepiente de todo lo que hizo? ¡Mi cerebro no podía para de dirigirse hacia las cosas malas! ¡¡Por favor, no Liam!!

-¿No les dijo nada?-.

- Sí, dijo que todo lo que sabe es que... Él está aquí para ayudarla a usted, para verla viva, lo último que hizo fue poner su nota y comprarle lirios, dijo que amas los lirios- una enfermera casi llorando.

Mi garganta se sentía seca era como si no hubiese bebido nada en meses- Nuevamente lo sentimos señorita- dijo otra enfermera y yo solo sentí.

Me sentía fatal, me veía aquí; viva, sana.
Pero aquel que me salvó murió.
Sentía como si me ahogaba cada que ese pensamiento se me cruzaba por la cabeza.

Nadie era capaz de sacrificarse de ese modo, a menos de que fuera alguien cercano a mí, ¿Pero quién? ¿Quién me ayudó? ¿Quien me salvó? ¿Quién fue capaz de ignorar todo los peligros con tal de que yo esté bien?.

Un rápido y borroso flashback llegó a mi cabeza haciéndola tiritar; un muchacho sobre mí, presionando sus labios sobre los míos.

Siento una descarga eléctrica en mi espalda, que me provocó mucho frío- Imagino que quiere verlo-.

- No lo dude, señor- le contesté al enfermero. Nuevamente lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas y empecé a temblar.

Me ayudaron a sentarme en una silla de ruedas, me costaba mucho moverme- Es aquí- dijo una enfermera- Habitación 304, volveré en unos minutos-.

Sóla, intenté mover la silla de ruedas pero era muy dura, me costó mucho ingresar pero lo hice.

Una vez dentro me sentía asustada, había un hombre qué cubría con una manta blanca, el cuerpo que yacía sobre una camilla de hospital.

Noté como el hombre se retiraba, no sin antes decirme un simple y llano "Lo siento".

Mil dudas se me cruzaban por la cabeza, tenía que saber quién era el, pero tenía tanto miedo de quitar la manta.

Mi cuerpo empezaban temblar así que para intentar calmarlo empecé a contar en susurros.

- Uno...- Puse mi mano sobre la tela- Dos..- Siento que mi corazón late más rápido- Y tres- Levanto la manta. Pero permanezco con los ojos cerrados- Cuatro...- Lentamente abro los ojos y siento que no puedo respirar.

Mis lágrimas corrían por mí mejilla, ese chico, mi héroe, quién yacía allí muerto era Johnny.

El que siempre me amó y de quien siempre me burlé.
El me salvó la vida, tengo su sangre corriendo por la mía.

- Oh johnny- susurré- Gracias- dejé caer más lágrimas.
Se veía tan pálido, solía ​​tener esa cálida sonrisa -John- susurro- ¿Por qué hiciste esto?- Sostengo su mano helada.

Sus labios estaban blancos, Puse mis manos sobre las suyas, para intentar de que vuelvan a estar caliente, quería ignorar que ahora ya está muerto.

-Johnny- lloré- Lo siento- dije mientras acariciaba su cabello, sabía que era tarde para eso, ¿pero que más podía hacer?

El ya no estaba junto a mí, y su sola ausencia se sentía como mil dagas.

- Señorita, volvamos- me dijo la enfermera entrando y dirigiéndose a mi- No, déjame sola, quiero quedarme aquí con el- le respondí, ella solo me miró mientras asentía y sin dar muchas vueltas, se retiró nuevamente de la habitación.

Quería acompañarlo todo el tiempo que me fuera posible, de todos modos ya no lo iba a ver nunca más, y el día de mañana iba a ser su funeral.

No sabía de dónde iba a sacar las agallas para ir, pero debía, porque a quien estaba acompañando era a un ángel.

Un ángel era el que estaba ahí, un angelito durmiendo- Te quiero- le dije y coloqué mi cabeza al lado de la suya, al menos podía verlo por última vez antes de ir a dormir.

Habitación 304Donde viven las historias. Descúbrelo ahora