Capítulo 4

43 5 0
                                    

De la nada, empecé recuperar la noción y gesticulé un pequeño gruñido, al sentir cómo mi cabeza ardía como un infierno.
Abrir lentamente los ojos estaba sola en una habitación fría y con ese olor tan particular.

Si, un hospital.

Encendí mi teléfono y revise para ver si mis padres me habían llamado, pero ni siquiera eso, era obvio que ellos todavía estaban demasiado ocupados con su trabajo y su gran vuelo de negocios a París.

El ruido de pasos me hizo prestar mayor atención y noté como de la nada la puerta se abrió y entró una enfermera.

- Buenos días señorita, has estado inconsciente durante horas tomaste demasiadas pastillas ¿no es cierto?- Me dijo, pero ciertamente no noté interés en su voz, por lo que me límite a sonreír y a sentir.

Volví a mirar hacia la puerta y no había nadie más. -¿Hay alguien que haya venido a verme?- pregunté, ella al instante me miró con cierta compasión y me respondió; - No señorita-.

No sé porque una parte de mí esperaba que Liam o mis amigas fueran a venir a verme. -¡Oh cierto! si hay alguien que vino a verte y dejó esos lirios-.

-¡Lirios!- volteé y pude verlos, eran de una mezcla de lila y blanco, se veía tan puro.

- Sí, es de ese tipo que te estaba ayudando, el mismo que te dió RCP- Sonrío- Sin él hubieras muerto, estoy segura de que es tu novio ¿verdad?- continuó diciendo. Al instante asumí que hablaba de liam y eso quedó resonando en mi cabeza.

Intenté moverme pero no pude, el dolor de cabeza me resultaba penetrante en todo momento-¿Podría por favor ayudarme?, la verdad es que me gustaría verlos- Dije, señalando a los lirios.

La enfermera sonrío y me los paso diciéndome- Aquí tiene señorita- Al entregarme el pequeño ramo, no pude evitar susurrar tan lindo había una nota en el ramo la tomé y empecé a leer;

"siempre estaré ahí para ti"

No entendí, esa no era la letra de Liam, estaba escrito a lápiz y de una forma muy desprolija.

No sabía de quién era la letra, nuevamente volví a tocarme la cabeza y estaba vendada, dolía montón pero no era para nada a comparación con todas aquellas emociones que sentí antes.

Ver a alguien que amas besar a otra persona,es algo que duele tanto, es como si te quemara por dentro, cómo si el mismísimo infierno estuviera dentro de uno.

-¿Me permite? Controlaré su presión arterial- comentó la enfermera, ahora acercándose hacia mí nuevamente.

-Bien- le dije. Luego de que se fijó en la máquina, me miró alos ojos y me dijo. - Evita tocarte el vendaje con demasiada frecuencia, puesto que te hicimos varios puntos y hay que déjalo cicatrizar a su tiempo-.

-Puede estar tranquila, no pienso tocarlo más de la cuenta, ¡Oh, por cierto! ¿Puedo pagar ahora por la administración?- Le respondí, ella me miró extrañada.

- Todo está hecho señorita- ¿Hecho? No lo entendía, mí padre acaba de enviarme el dinero esta mañana, no puede ser posible, además a Liam no le importé en lo más mínimo.

-¿Quién lo hizo?-.

- Ya se lo mencioné, es el mismo chico de las flores, el pago toda la cuenta con su reloj- Eso último lo dijo casi en un susurro, en un momento sentí como su voz se quebraba para luego decir- dijo que era lo único que tenía- La enfermera salió al instante y con los ojos muy vidriosos.

¿Un reloj? ¿Lo único que tiene? ¿Quién es ese chico tan angelical que me ayuda?

Inmediatamente otra enfermera entró al instante -Buenas Tardes Señorita, tenemos que decirle algo-.

Habitación 304Donde viven las historias. Descúbrelo ahora