Kanato, Raito, Ayato y Aris, fueron los nombres que se le asignaron a los cuatro hijos de Cordelia Sakamaki, una de las esposas de KarlHeinz, pero un día, él, decidió llevarse a su hija mas pequeña de los cuatrillizos, Aris, lejos de ella, lo que de...
Me terminé de arreglar, solo me puse un maquillaje natural pero elegante y unos guantes blancos hasta la altura del codo acompañado con una coleta alta, al estilo Ariana Grande, aunque nadie se compara a Ariana Grande, me estaba viendo en el espejo...algo falta aquí, maldito alzheimer, me vi de arriba a abajo en el espejo, los zapatos...
Maldita sea, los zapatos, Subaru se había llevado unas compras que él hizo, tal vez se los llevo, y si no, me iré sin zapatos, o tal vez con unos Convers porque fue el único par que me traje, soy muy mala haciendo maletas.
Salí de mi habitación aún descalza y me dirigí a paso rápido a la habitación de Subaru y Shuu. Cuando estuve frente a la puerta toque tres veces.
-¿Qué te trae a estos rumbos Aris...?- preguntó Shuu con su voz cansada, me miró de arriba a abajo y levantó una ceja- te ves bien...-
-No más que tu- le di un golpe amistoso en el hombro- ¿puedo pasar? creo que Subaru tomó una de mis compras...-
(...)
Estaba buscando debajo de la cama de la habitación de Subaru, él en las compras y Shuu por el armario.
-¡Los encontré!- levanté los tacones de color dorado que tanto estábamos buscando. Ambos se acercaron para chocarnos las manos.
Me senté en la cama, no planeaba ponérmelos aún, duelen como si estuvieras caminando por cristales rotos si te los dejas mucho tiempo- ¿Qué acaso ustedes no irán?- ni siquiera se habían dado una ducha.
-Claro que sí, solo que nosotros nos tardamos mucho menos tiempo al arreglarnos, en cambio, las mujeres necesitan medio día para tan siquiera elegir un ''oufit''-
Me eche a reír por qué Shuu no sabía pronunciar la palabra- ¡Claro que no!, nosotras cuidamos mucho nuestra imagen- puse una mano en mi pecho y revoloteé mis hombros e hice voz de señora rica, hasta que una almohada en mi cara arruino mi perfecta imitación.
-Con que así jugaremos, ¿uh?- pregunté retadora mente mirando a ambos, y eso abrió paso a una guerra de almohadas hasta que por fin se empezaron a arreglar (cosa que pensé que no harían nunca).
(...)
Subaru, Shuu y yo estábamos esperando a los demás en el recibidor, eran las 19:43 p.m., hasta que por fin bajaron Laito, Ayato y Yui, solo faltaban Kanato y Reiji.
-¿Donde están los demás?, se me hace raro que ni Reiji este aún listo...- pregunté acercándome a Yui, iba vestida con un vestido sin tirantes y pomposo color blanco con unos pequeños guantes negros y con la mitad del cabello recogido como un pequeño moño/molote, también unas medias negras, se veía bastante adorable.
-En realidad n-- el sonido del elevador nos interrumpió dejando ver a un Reiji y a un Kanato con unos esmoquin, pues verán, Shuu tenía un esmoquin de color negro, Reiji de azul rey, Kanato de color gris oscuro, Laito de color rojo oscuro, y Subaru verde oscuro, y créanme cuando les digo que parecíamos un arcoiris andante pero elegante, muy elegante y apuesto.
-Por fin...- dije harta de tanto esperar, pareció una eternidad e incluso más- ¿nos vamos?-
(...)
Íbamos en la limusina hablado de cualquier cosa y entre risa y risa nos habíamos dado cuenta de que ya habíamos llegado, Yui y yo fuimos las primeras en salir.
-Wou...- Yui miro todo el edificio con la boca abierta.
-Te acostumbraras...- le susurré mirando el edificio al igual que ella.
-¿Vamos?- Shuu se había posicionando a un lado de mi y me ofreció ir su brazo, cosa que acepte.
Todos nos dirigimos a las escaleras que introducían a el gran salón.
Era muy diferente y más lujoso a diferencia de los demás salones que había visitado con mi padre, era hermoso, okey, me quiero casar con este mismo vestido aquí mismo, punto, caso cerrado.
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-Bienvenidos...- una voz femenina y muy familiar nos dio la bienvenida, giré mi cabeza para ver de quién provenía la voz.
-¡Leonora!- se veía tan bien como al ultima vez que la vi.
-¡Aris!- dijo en mi mismo tono de alegría, pero, sentía que algo en ella faltaba...
-Oh, te cortaste el pelo...- dije desganada, su pelo rubio pastel era muy bonito.
-Si, lo doné...- dijo revoloteando su cabello.
-Te ves muy bien...- le sonreí.- ¿y qué haces por acá?- se suponía que Leonora debía estar en la mansión de mi padre, espero que no la haya despedido ni nada de eso.
-Oh, bueno, tu padre me pidió que atendiera por esta noche, además de que me pagaría horas extras, así que, aquí estoy, en fin, déjenme llevarlos a su mesa...- tocó mi hombro y nos dejo pasar para guiarnos a nuestra respectiva mesa que estaba en el pequeño balcón interior, se podía apreciar muy bien todo el salón y su resplandor al igual que a las personas que vestían elegantemente para la ocasión.
-Déjenme traerles el menú...- Leonora se retiró.
Nosotros nos sentamos en las cómodas sillas, hasta que alguien se posó enfrente de nuestra mesa.
-¡Hijos!- dijo con un poco de euforia falsa mi padre.- oigan, háganme un espacio...- murmuró para acercar una silla de otra mesa y ponerla en medio mío y de Yui.
Simplemente comenzamos a charlar hasta que Leonora nos trajo el menú y pedimos algo de comida.
-Disculpen tengo que ir al baño...- dijo Yui apartando la servilleta que tenia en sus piernas para dejarla en la silla.
No sé porque, pero algo me decía que tenía que ir con ella, así que después de un rato me levante.
-Yo igual- imité su acción anterior y fui directo allá, pero alguna humanidad se interpuso en mi camino y haciendo que chocara con este.
-Disculpa...- murmuré mirando a la persona.
-No hay cuidado- esté bajo la cabeza para verme, pues era más pequeña que el- Aris...- me miro de arriba a abajo, el universo conspira contra mí casi todo el tiempo...
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