IV

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Adara jugó con sus dedos sintiendo la fija mirada del hombre en ella.

-no te gusta?.

Se exaltó y miro al azabache, que la había "rescatado".

Luego de unos días que su madre se fue que cuidar a Rosalía, mejor dicho a dejarle las cosas bien en claro de que Adara no sería usada para ningún plan. Volvió a la finca Alfierce y la familia ducal había decidido ir a dar un paseo en la ciudad imperial.
Pero en un descuido los pequeños Alfierce se habían separado de sus padres para ir a ver unos muñecos y cuando Adara se entretuvo con unos trucos de "magia" se terminó separando de su hermano.

Se había quedado en un solo lugar esperando que su familia la vuelva a buscar pero al pasar los minutos nadie llegó y el hombre azabache la encontró.

-"dijo que iba a buscar a mis papás y a mi hermano..pero desde que llegamos me está mirando, será que le dijo a otra persona que los busque?".

Apretó sus labios y miro el pie de limón en su regazo, se sentía como si ya hubiera pasado algo similar.

-s-sí..es rico -susurro mirando fijamente el pastel en su regazo.

Se sorprendió cuando vio el rostro del hombre ante ella, no se dio cuenta que él se había arrodillado ante ella.

-no debes temerme, solo quiero ayudarte, soy un conocido de los duques, eres su sobrina?.

La rubia negó con la cabeza y volvió a mirar hacia abajo.

El mayor por unos momentos la miro neutral, no se esperaba que su experimento sea tan tímida. O mejor dicho su hija.

Veía claramente el pequeño mana imperial en su interior. Por ese motivo sus ojos parecían brillar igual que las joyas imperiales, solo que estas joyas eran verdes.

Pero no eran igual de verdes que los ojos de esa mujer.

Esa mujer que no fue más que otro peón en su juego.

-mi nombre es Athanasio de Alger Obelia.

Eso sí logró llamar su atención y lo miro curiosa.

-...usted es alguien de la realeza?.

El mayor solo volvió a su asiento y le sonrió.

-veo que sabes el apellido Real del imperio, soy un pariente lejano que hace muchos años no viene al imperio.

-y por qué?, acaso esta huyendo? -ladeo la cabeza parpadeando curiosa.

-"hace segundos ni siquiera me podía ver y ahora habla con confianza", no estoy huyendo solo estoy aquí por un tiempo hasta que mi primo, el emperador, me mande a llamar.

-su majestad es su primo?, Ada también
tiene una prima!, pero ella tiene el cabello marrón y sus ojos son como joyas, es muy buena con Ada.

Habló sonriendo alegré y moviendo sus pies al recordar que jeanette iba a verla cada vez que la dejaban, y se quedaba a dormir con ella para que no se sienta sola. Como ella.

-...solo que -dejo de mover sus pies y una sirvienta que apareció de la nada le sacó el plato a la pequeña rubia al ver que se podía caer al suelo.

Los sirvientes de allí no eran más que creaciones del mago oscuro.

-puede contarme si gustas, Lady Ada.

Ella volvió a ponerse tímida y jugó con el borde de su vestido.

-..A-adara...así me llamo, soy hija del duque Alfierce.

Tiempo Dorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora